Tú no necesitas una nueva vida ni otra oportunidad, lo que necesitas es renovar la mente. Cambia tu manera de pensar y cambiarás tu manera de vivir. Somos lo que pensamos. Si nutres tu mente de pensamientos positivos atraerás beneficios en sobreabundancia: buena salud, paz, amor, gozo y prosperidad. La verdad es que podemos vencer las adversidades si nos vestimos de felicidad, así cual prenda de ropa, escogemos ser feliz.
1-Deja el pasado donde está. No recuerdes momentos tristes, no hurgues en el ayer. Decide perdonar y perdonarte. Sigue el ejemplo del apóstol Pablo: “Una cosa hago: olvido lo que queda atrás, y me esfuerzo por lo que está adelante” (Fil 3:13).
2-No te preocupes por el futuro. ¿Qué pasará mañana? Ocúpate del ¡aquí y ahora! porque solamente puedes controlar el presente. De las acciones y decisiones que tomes hoy dependerá tu porvenir.
3-Cultiva el agradecimiento. Agradecer es entonar coros de alabanza a Dios. Enumera tus bendiciones para que veas cómo los brazos de Dios siempre te han sustentado.
4-Ámate para que puedas amar a los demás. Acéptate tal cual eres, con tus debilidades y fortalezas. La clave de la felicidad está en ser quien eres y en explotar tu potencial al máximo.
5-Sonríe. Así no tengas ganas, regálale al mundo una sonrisa. La risa es medicina para el alma y una poderosa vitamina anti-envejecimiento. “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Pr 17:22).
6-Desarrolla la paciencia. Confía en Dios y en su tiempo perfecto para que las cosas sucedan conforme a su voluntad. “¡Cuán grande es tu bondad, que has mostrado a los que esperan en ti!” (Sal 31:19).
7-Haz las cosas como para Dios. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Col 3:23). Ejerce cualquier labor con entusiasmo, compromiso y constancia.
8-Habla de modo edificante. Abandona la queja y los reclamos. No te enredes en chismes y murmuraciones para que jamás estés envuelto en problemas.
9-Ejercita la fe. Lee, oye y medita en la Palabra de Dios para que alcances fidelidad y obediencia a Cristo.
10-Siembra semillitas de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza en los corazones de las personas que te rodean. Nútrelas con la Palabra de Dios y riéguelas con oración diaria para que se enraícen con firmeza y crezcan árboles frondosos, cargados de frutos para compartir. ¡Si deseas cosechar algo plántalo primero!
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