Cómo puedo crecer en Cristo; por la Lic. Liliana D. González de Benítez
En nuestras plegarias y oraciones solemos decir: ¡Dios mío, cuídame, ayúdame, concédeme, aliéntame, fortaléceme, prospérame, me, me, me…! Parecemos ovejitas pedigüeñas. Eso no es malo, de hecho, es bueno depender del Señor. Pero ¿qué estamos dispuestos a hacer o a dejar de hacer para agradar a Dios? ¿Cuáles son nuestros sacrificios espirituales para honrar a