
¿Vamos a la Playa? oh, oh, oh; ¡No vamos a la Playa!
Querida tía, Le escribo este e-mail desde el santo seno de mi hogar y los sucesos de hoy me han mantenido tan despierta como un chihuahua en un congreso de gallinas. Soy nativa del pueblo de Cayey desde donde se divisan dos elevaciones llamadas los “senos de Cayey” para no utilizar palabras que denotan la