Jorge E. Limeres Vargas
ColUmnista
“El puertorriqueño tiene que armonizar su vida íntima para poderle hacer frente al mundo. Mientras no sepa lo que es, carece de punto de apoyo para ver bien lo que le rodea, tanto lo propio como lo ajeno”
Nilita Vientós Gastón
Escritora, educadora, periodista y abogada puertorriqueña.
Toda mi vida yo he pensado que a pesar de que los puertorriqueños somos un grupo minoritario en los Estados Unidos, no nos reconocemos como tal. He pensado que el puertorriqueño, como yo, viviendo en EE. UU. por 33 años, entiende que el racismo y la discriminación en contra de todas las minorías es algo evidente. Siempre pensé que en Puerto Rico tal vez desconocen de la discriminación que existe aquí. Yo no estoy equivocado.
A través de esta época de Trump, “Black Lives Matter” (BLM) y el coronavirus he visto a muchos puertorriqueños confundidos con lo que es la verdad. Muchos piensan que la violencia que ha surgido en los movimientos en contra de la discriminación policíaca es incorrecta, tal vez tengan razón, pero se les olvida el por qué ocurre esto.
La ideología central de “Black Lives Matter” protesta la discriminación de la policía en contra del hombre negro en EE. UU., pero no significa que el hombre negro es el único afectado. Los puertorriqueños también somos víctimas. A pesar de este hecho, he descubierto que hay muchos puertorriqueños que están en contra de BLM, solo porque son racistas (como el presidente estadounidense) o no entienden que también son víctimas. He pensado mucho sobre esta idea y trato de averiguar y entender el por qué hay tanto puertorriqueño en contra de BLM y para añadirle al problema, son fanáticos de Trump. La verdad es que hay muchos boricuas con la mentalidad del colonizado y en las palabras de Alberto Memmi, “el colonizado trata de asimilarse al colonizador”.
Esta idea termina siendo la última pieza del rompecabezas de los sentimientos del puertorriqueño en esta época. Nosotros no somos blancos americanos, a pesar de que el rostro de nosotros pueda aparentar una descendencia diferente. El puertorriqueño colonizado puede pensar que somos iguales a los blancos estadounidenses que controlan las tres ramas del gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial) de los Estados Unidos. Mientras Trump, por el otro lado, dice que quiere cambiar a Puerto Rico por Groenlandia porque nosotros somos sucios. El mejor ejemplo del puertorriqueño colonizado es Jennifer González, la Comisionada Residente (representa a Puerto Rico en el Congreso estadounidense) republicana que está a favor de Trump y que tolera todas las charlatanerías de este como si no fueran insultantes. Esto me acuerda de la vez que Trump dijo que Lindsey Graham era un idiota y Graham siendo tan caballeroso, todavía considera a Trump como uno de sus mejores amigos.
El problema con Jennifer González es que ella acepta, como representante del pueblo de Puerto Rico, a ser maltratada e insultada, no importándole que también se insulta y se maltrata a los puertorriqueños tanto en EE. UU. como en Puerto Rico. La González parece no entender que jamás va a ser aceptada como mejor amiga del presidente de EE.UU.
Jennifer González es un gran ejemplo, perdón, nada de gran, un ejemplo del puertorriqueñ@ que ha sido colonizada y piensa que se ha asimilado al colonizador. Con todo lo terrible que han hecho en contra de nosotros, existen puertorriqueños en la Isla y aquí en EE. UU. que creen que ellos no son afectados. Es hora de añadirle otra causa a las protestas mundiales en contra de la discriminación.
Termino citando a Frantz Fannon que nos dice: “El colonialismo no se contenta con apretar al pueblo entre sus redes, con vaciar el cerebro colonizado de toda forma y contenido. Por una especie de perversión de la lógica, se orienta hacia el pasado del pueblo oprimido, lo distorsiona, lo desfigura, lo aniquila”.
Todavía tenemos tiempo para liberarnos de esa mentalidad de puertorriqueño colonizado.