Un gran amigo del alma, escribió: “Frente a la vida, uno siempre sabe en qué momento se presenta la falla o el error. Podría buscar razones y mitigar un poco lo que mal se siente al tener una perdida -cualquiera que sea-por momentos se obnubila la mente.
Pero bastan unos segundos de oscuridad mental casi inexplicable, que cambian el resultado, el asumir que es mi responsabilidad y saber y sentir que: “Cuando estoy al final de las cosas, solo estoy al principio otra vez”.
La vida nos enseña que “aunque hay que saber perder, nadie va en pos de sufrir una derrota”, no obstante, una de las grandes ironías de la vida es que en los momentos más duros, revelamos nuestras mayores fuerzas.
Nadie busca sufrir; no obstante, una de las grandes ironías de la vida es que en los momentos más duros revelamos nuestras mayores fuerzas. Nunca sabemos cuánto podemos resistir hasta que debemos resistirlo.
Recuerdo haber leído, que un profesor de la Universidad de Yale consideró que “la mayoría de nosotros es mucho más fuerte de lo que supone”. Él nos compara a una rama verde que tal vez no parezca tan resistente como una más madura, pero cuando azota el vendaval, es la rama verde la que sobrevive, doblándose más no llegando a quebrarse.
A veces, puede ser fácil de olvidar una caída o un fracaso, cuando los vientos de la vida parecen zarandearnos. Las personas tenaces saben que no pueden detener la tormenta, pero que si pueden hacerle frente y tomar control del presente y por ende, del futuro. Cualquiera que sea el reto; hacen lo que pueden por seguir adelante.
Esa es la bendición oculta del fracaso o sufrimiento; esas experiencias que parecen debilitarnos, en muchos casos no sólo revelan nuestras fuerzas, sino que las incrementan. Esto requiere tenacidad, pero al mismo tiempo, nos enseña también a ser tenaces. Nos instan a ver las cosas con más optimismo al renovar esfuerzos y continuar relacionándonos con personas más positivas.
Estas mismas fuerzas y experiencias, nos hacen enfrentar nuestras ideas negativas, crean una perspectiva más amplia, y hasta pueden inspirarnos a apoyar y ayudar a los demás con buena voluntad y disposición, lo cual siempre nos hace sentir mejor.
En resumen, si con paciencia logramos soportar toda prueba o adversidad, desarrollaremos la fuerza y la tenacidad necesarias para doblarnos sin quebrarnos, permanecer positivos y poder disfrutar tranquilidad en medio de las tormentas y fracasos de la vida”.
Si con paciencia soportamos las pruebas, desarrollaremos la fuerza y la tenacidad necesarias para doblarnos sin quebrarnos, para permanecer positivos y para disfrutar paz en medio de las tempestades de la vida.
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