Por Juan D. Brito
Estados Unidos vive otra crisis interna después de la lamentable muerte de cuatro estudiantes de la escuela superior de Oxford en Michigan asesinados a tiros por el estudiante Ethan Crumbley de 15 años. Este deja también malheridos a otros seis condiscípulos y a un maestro. James Crumbley, el padre del joven asesino le había regalado una pistola semiautomática 9mm como un obsequio previo a las Navidades 2021.
La siniestra acción aconteció el martes 30 de noviembre desatando una reflexión nacional acerca de la compra de armas de fuego y la respuesta en institucionales educacionales en el país y en Connecticut.
Lo curioso de este caso es que el arma mortal y las municiones las proporcionó el mismo padre que después del terrible hecho, huyó con su esposa temiendo la acción de la justicia. Ambos han sido ya localizados por la policía y el menor está arrestado acusado de terrorismo.
Las crisis, alarmas y angustias regresan a los Estados Unidos cada vez que se produce un atentado y los padres, con razón, temen por la seguridad de sus hijos e hijas en escuelas que ya dejan de ser lugares seguros.
¿Pero que nos puede extrañar cuando supremacistas de este país han disparado en el pasado reciente a iglesias asesinando a adultos, jóvenes y niños y algunos políticos republicanos envían tarjetas de saludos navideños con una foto de la familia con sus hijos portando rifles de combate?
El precio del arma utilizada por Ethan Crumbley es de $647 y están al alcance de cualesquier ciudadano que apelando al “derecho para adquirir y portar armas de fuego que brinda la Constitución de los Estados Unidos,” la adquieren directamente en una armería, a través del correo o el mercado negro durante la venta en especial de Navidades.
Estos funestos y ominosos actos animan a su vez a otros menores de edad para asesinar a condiscípulos o anunciar a través de las redes sociales posibles actos semejantes en sus propias escuelas en lo que en inglés se denomina el síndrome del copycat o tendencia a copiar cosas novedosas. Algunos de los muchachos ya arrestados han dicho que la motivación de estas irresponsables amenazas fue estar menos días en la escuela.
Sin embargo, al cierre de esta edición, lo sucedido en Louisville, Kentucky, no fue una mera amenaza. De hecho, dos juveniles abrieron fuego en contra del estudiante Tyree Smith de 16 años quien estaba en un paradero de buses escolares. Este lamentable hecho reafirma que hay muchas armas mortales en manos de menores quienes las utilizan para quitar la vida a otros adolescentes.
Las autoridades de las escuelas de Connecticut sobre todo en sistemas escolares suburbanos y urbanos están lidiando con un apogeo de mensajes que envían amenazas de posibles tiroteos perpetrados por estudiantes que traerían armas a los establecimientos escolares.
He aquí algunos de estos falsos anuncios que han obligado a la cancelación de días de clases y a la difusión del temor de padres, maestros, estudiantes y autoridades.
El lunes 6 de diciembre en la escuela superior Cross High sus autoridades debieron enviar a los pupilos temprano a sus casas debido a que alguien informo que una persona se acercaba a la escuela portando un arma.
Del mismo modo las escuelas superiores Hillhouse y First Amistad cerraron sus puertas debido a otras amenazas enviadas a través de las redes sociales.
La escuela superior de Hamden estuvo cerrada por tres días debido a otro mensaje anónimo que contenía una amenaza vía redes sociales. En esta escuela hace solamente dos meses, ya se había vivido la traumática experiencia del hallazgo de una pistola cargada. Sus autoridades ahora implementan el uso de detectores de metales en la puerta de entrada.
En esta escuela hay un triste historial de asaltos como el sucedido el pasado cinco de octubre cuando dos estudiantes fueron arrestados después se descubriera una pistola en la mochila de un estudiante de 17 años.
El 29 de noviembre también en Hamden, un estudiante de 13 años acuchilló a otro de 14 durante un reyerta fuera del recinto escolar.
La instalación de detectores de metales que tienen un costo de $14,000 y su instalación ha producido una controversia entre líderes de las escuela. Algunos apoyan la medida mientras que otros se oponen arguyendo que los aparatos proveen un sentido de falsa seguridad.
La Norwich Free Academy fue cerrada con sus estudiantes en el interior debido a que el personal de seguridad fue advertido de la posesión de un arma por parte de un estudiante. La información no era verídica y la persona que efectuó el llamado con la amenaza fue identificada y espera acusaciones formales.
Otra amenaza se recibió en una escuela de Manchester donde otro estudiante envío una criptica amenaza que fue detectada por la policía.
Similares amenazas fueron detectadas este pasado miércoles en la escuela superior del pueblo de Farmington que motivó a los padres de un 40% de sus estudiantes a desistir en enviar a sus hijos a la escuela.
Las autoridades educacionales están en pie de alerta y solicitando la cooperación de los padres para comunicarse con sus hijos e hijas y dialogar acerca de la ilegalidad de usar las redes sociales para enviar amenazas que crean crisis y la pérdida de días de clases.
Para algunos especialistas esta racha de amenazas con armas de fuego o disputas con armas cortas pueden ser el indicio de estados de ansiedad o rabia de jóvenes que tuvieron que sobrepasar la pandemia y estar fuera de los recintos educacionales desconectados de su círculo de amistades, eventos deportivos, culturales o artísticos.
Sociólogos como Ralph Herman y Enrique Heredia consideran que los mecanismos de control social tales como la actuación de la policía, la crisis de asistencia a iglesias o congregaciones ya no están presentes o puestos en cuestión. Además, aumenta el ambiente de temor y desconcierto social que surge de las noticias donde políticos de ultraderecha animan a una guerra entre razas y la violencia de todo tipo que traen las películas y los juegos de video.
Sin embargo, en un cuadro y contexto más amplio, los Estados Unidos es un país que desde sus comienzos en el siglo XVII se origina en un ambiente de miedo que primeramente lleva a los puritanos a escapar de la persecución religiosa en Europa, llegando entonces a las colonias a imponer su voluntad por sobre los grupos nativos.
Estos con razón resintieron la llegada de una población de raza blanca que rompiendo tratados de paz se apodera de sus cotos de caza, les asesina y en ciertos casos les esclaviza.
En el proceso de conquista el miedo afecta tanto al opresor/conquistador que siembra la injusticia y el odio, y por el otro el terror y resquemor de los conquistados con armas de fuego y pierden su libertad.
La llegada de 10 millones de africanos esclavizados por los dueños de plantíos de algodón en los estados del sur crearía un periodo de afrenta y humillación por parte de los blancos que aplicaban la tortura, la violación de mujeres y la violencia, y que siempre temieron una reacción de protesta.
Llegada la guerra civil los estados esclavistas son derrotados y mantienen desde allí un odio permanente en contra de los estados del norte y la población afroamericana y de color.
La libre venta de armas característica de esta nación, y su pertenencia en manos de civiles temerosos, es el fulminante de una posible bomba de tiempo porque hay muchas armas mortales en los Estados Unidos. De acuerdo a estadísticas, entre los años 1986 y 2014 las compañías manufactureras de armas vendieron un total de 134,284,120 pistolas, revólveres y rifles de combate y en el solamente 2019 se produjeron 7 millones de armas.
En algo que confirma la teoría del miedo, en el 2009 la venta de armas ascendió y coincidió con la ascensión del presidente Omaba como presidente de los Estados Unidos. Ese año se vendieron diez millones de armas.
Realmente el problema está frente a nosotros y las causas a la vista: muchas armas disponibles y un odio descontrolado.