Por Thomas Breen
Aumento de los alquileres obligó a Honorio Ramírez y Francisco Méndez Pérez a dejar sus apartamentos en la calle Huntington.
Un año y medio después, su antigua casera busca cobrar parte de las deudas que, según ella, tienen por haber vivido durante muchos meses sin pagar el alquiler en una casa que ella mejoró durante la pandemia.
Este debate legal gira en torno a la casa de tres familias situada en el número 264 de la calle Huntington, frente al Albertus Magnus College, en una manzana inclinada y arbolada que conecta Prospect Hill y Newhallville.
La compañía propietaria, 264 Huntington LLC, que es controlada por Alexandra Daum, propietaria local y funcionaria de desarrollo económico del estado y comisionada de zonificación de la ciudad, ha sometido dos demandas menores en el tribunal estatal contra sus antiguos inquilinos, solicitando 5.000 dólares a Ramírez y 3.845 dólares a Méndez Pérez.
La querella contra Ramírez alega que no pagó alquiler mientras él y su familia vivían en un apartamento en el 264 de la calle Huntington entre abril y noviembre de 2020.
La demanda contra Méndez Pérez alega que no pagó alquiler mientras con su familia vivían en un apartamento diferente, en el 264 de la calle Huntington, entre abril y agosto de 2020.
Tras casi un año de retrasos, los dos casos tendrán su próxima audiencia virtual en el tribunal el miércoles por la tarde.
El registro de tierras de la ciudad muestra que la compañía de Daum compró el 264 de la calle Huntington por 350.000 dólares en febrero de 2020.
Estas dos pequeñas demandas, y los conflictos entre propietarios e inquilinos, revelan problemas exacerbados por el Covid en el sistema judicial y por el rápido aumento del alquiler de viviendas en New Haven.
También muestran cómo la moratoria de desahucio del Estado, entonces vigente, puede haber disuadido a inquilinos a pagar alquileres adeudados cuando los tribunales de vivienda estaban en gran medida cerrados a los propietarios.
Y plantean cuestiones sobre cómo el aumento de los alquileres debido a mejoras de los edificios puede forzar a los inquilinos a perder sus hogares.
Por un lado, los inquilinos de este caso argumentan que un nuevo propietario que quería renovar sus apartamentos y aumentar sus alquileres, les obligó a mudarse durante una pandemia.
Por otro lado, la propietaria alega que dio a estos inquilinos muchas oportunidades para quedarse o mudarse y que se les condonaran los alquileres atrasados, ofertas que también hizo con éxito a otros inquilinos del edificio.
Pero estos dos inquilinos en particular, argumenta, optaron por no pagar lo adeudado.
“Desde hace dos años”, dijo Méndez Pérez a the Independent, refiriéndose a las deudas acumuladas mientras vivía en el 264 de Huntington St. “No entendemos porque esto ocurre ahora”.
Habiendo pasado todo este tiempo y las dificultades económicas creadas por la pandemia, preguntó, ¿por qué ella no “perdona la deuda?
Ramírez aprueba. “Querían renovar y aumentar mucho los alquileres”, de unos 1.000 dólares a 1.400 dólares al mes.
Daum no piensa que eso es lo que ocurrió.
Estas demandas y audiencias “ aparecen ahora porque ese fue el tiempo que tardaron en pasar por el sistema judicial”, continuó.
“En el caso del Sr. Ramírez, residió en el edificio desde abril hasta diciembre de 2020 sin pagar alquiler y sin explicar por qué no estaba pagando. En lugar de explicar su caso y aceptar mi propuesta o pedir mayor tiempo dadas las circunstancias, nunca respondió a mi administrador”.
Ella alega que le hizo propuestas similares a Méndez Pérez, sin éxito.
Estos dos inquilinos finalmente se mudaron, sin pagar su deuda a la propietaria.
¿Perdonar a los Inquilinos?
Ramírez, de 58 años, es pintor de casas, y Méndez Pérez, de 34 años, tiene un carrito de comida. Ambos son inmigrantes de México y no hablan mucho inglés.
El activista local de inmigración, John Lugo, tradujo durante la entrevista.
Lugo dijo que Ramírez ha residido durante seis años con su esposa y seis hijos en su apartamento del 264 Huntington St., antes que la compañía de Daum lo comprara a Mercedes Maldonado, a quien pagaba $1050 al mes
Méndez Pérez dijo que su esposa y tres hijos ha vivido durante 11 años en el apartamento de 264 Huntington St. El alquiler era $1,000 mensuales.
Dicen que muchos inmigrantes de América central y del Sur, viven en sector, elogiando al edificio por sus alquileres razonables.
Luego que la compañía de Daum comprara el 264 Huntington St. en febrero de 2020, dijeron, su compañía procuró renovar todos los apartamentos y, paralelamente, aumentar los alquileres. El nuevo alquiler sería de $1,400 mensuales.
Daum también les propuso apartamentos más grandes, de tres habitaciones, en otra de sus propiedades cercana, en la Avenida Sheffield, por 1.600 dólares al mes.
Tanto Ramírez como Méndez Pérez dijeron que no pueden pagar esa alta suma, especialmente en los primeros meses de la pandemia.
Ramírez y su familia ahora residen en un apartamento de West Hazel Street, en Newhallville. La familia de Méndez Pérez se mudó a un apartamento en Rosette St.
Ambos reconocen que no pagaron el alquiler en el 264 Huntington durante el periodo en cuestión. Dicen que había poco dinero entonces, por la pandemia, y así alegaron Ramírez y la esposa ante el tribunal.
Lugo, quien encabeza la organización proinmigrantes Unidad Latina en Acción y quien vive también en Huntington Street, dice que ellos no son los únicos inquilinos afectados por los altos precios de la vivienda en esta parte de la ciudad.
La propietaria: “ Gentrificar no es el objetivo”
Daum, por su lado, respondió por correo electrónico al Independent, que su empresa intentó llegar a un acuerdo con estos inquilinos, para que pudieran permanecer en apartamentos arreglados, pagando más, $1.400 dólares al mes, o les habría condonado las deudas pendientes si se mudaban del edificio antes del 1 de julio de 2020.
Dijo que pudo llegar a ese acuerdo con otro inquilino de la propiedad adyacente en el 270 de la calle Huntington.
Sin embargo, dijo Daum, en los casos de Ramírez y Méndez Pérez, no aceptaron ni los nuevos contratos de alquiler ni las propuestas de condonación de la deuda y de salida, y se fueron después de vivir en el 264 de la calle Huntington de forma gratuita durante varios meses.
Daum no acepta tener que sufragar todos los costes vivir gratis sus antiguos inquilinos sólo porque el sistema judicial, retrasado por la pandemia, haya tardado mucho en tramitar las demandas que se presentaron en tiempo y forma.
“Ella escribió que durante el tiempo que el Sr. Ramírez vivía gratis en el 264 Huntington, mi compañía tuvo que pagar hipoteca, impuestos, servicios y mantenimiento”.
También dijo que su empresa hace mucho más que comprar y vender propiedades, invierte mucho tiempo, dinero y recursos arreglando edificios y luego alquilándolos o vendiéndolos a precios acordes con su valor añadido.
“Si una empresa, grande o pequeña, busca beneficios, ¿no tiene derecho a pedir que se le pague por los servicios y productos que ofrece?”, preguntó Daum.
“Por supuesto”, continuó, “siempre hay margen para el compromiso y la consideración en cualquier transacción comercial. Mi compañía siempre estuvo dispuesta a un arreglo con el Sr. Ramírez. Le hicimos distintas ofertas, para condonar su deuda a cambio de que se fuera del apartamento, para así nosotros poder alquilarlo y recuperar lo invertido. Nunca consideró esas ofertas ni nos explicó los problemas por los que atravesaba que le impedían pagar el alquiler”.
En respuesta a las inquietudes de los inquilinos sobre la gentrificación del bloque de la calle Huntington, Daum respondió, “Ese no fue el objetivo de las reparaciones, ni tampoco ha sido el resultado, ¡pero la mejoría de los edificios sí!”