LA PAZ, Bolivia (AP) — El expresidente boliviano Evo Morales afirmó que salió ileso a un presunto intento de asesinato el domingo cuando encapuchados dispararon varias veces contra su automóvil mientras se dirigía a un programa radial.
Morales acusó al presidente Luis Arce del ataque, aunque el gobierno dijo que sospecha que se trate de un “autoatentado”.
El inicidente tiene lugar al cumplirse 13 días de cortes carreteros de los partidarios de Morales que rechazan una orden judicial para que el exmandatario responda por acusaciones penales.
Morales relató en su programa habitual de los domingos que los encapuchados buscaron emboscarlo y realizaron al menos 14 disparos sin causarle ninguna herida. Sus allegados hicieron circular imágenes de los coches con impactos de bala en el parabrisas, la carrocería y a uno de los conductores sangrando por una herida. Dijo que también sobrevolaron helicópteros.
Morales culpó a su heredero político y sucesor, el presidente Arce, de haber ordenado presuntamente el supuesto ataque para eliminarlo.
“Lucho Arce va a pasar a ser el peor presidente de la historia, meterle bala a un expresidente ya es el colmo”, dijo desde la región del Chapare, en el centro de la nación andina, donde está parapetado desde hace dos semanas cuando se conoció una orden de la fiscalía para detenerlo tras negarse a declarar por acusaciones de supuesto abuso a una menor de edad cuando presidía el país. Dirigentes cocaleros realizan vigilas para protegerlo.
En respuesta, el viceministro de Seguridad Ciudadana, Roberto Ríos, dijo poco más tarde en declaraciones a la prensa que la “población tiene el criterio de un posible autoatentado que las autoridades van a investigar”.
“Morales está buscando la confrontación, la violencia en las carreteras por intereses políticos y por lograr impunidad”, señaló.
Dijo, asimismo, que la policía no ha recibido una orden formal de la justicia para detener al político de 65 años que gobernó el país entre 2006 y 2019.
Los partidarios de Morales llamaron a continuar y masificar las protestas en las carreteras tras las denuncias de su líder por la radio.
En una de las primeras reacciones en el extranjero, el presidente colombiano, Gustavo Petro, se solidarizó con Morales, señalando en un mensaje en la red social X, antes Twitter, que “el fascismo asciende en toda América Latina” y que “ya no es solo la eliminación jurídica, ahora pasan a lo de siempre: la eliminación física de quienes piensan diferente”.
Venezuela repudió lo que consideró un atentado y señaló en un comunicado de la cancillería que “constituye un acto de violencia fascista que busca inocular la violencia y el odio político en la sociedad boliviana”.
Arce y Morales están enfrentados por el control del dividido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Morales acusa a Arce de llevare al país al “descalabro económico” y de “armar” un caso judicial para sacarlo de la carretera presidencial. Arce, por su parte, acusa a su mentor político de “boicot” a su gestión para acortar su mandato por “intereses personales”.
El sábado en la noche, Arce cambió sorpresivamente a la cúpula militar e instó a los nuevos jefes militares a “garantizar el restablecimiento del orden público” frente a las protestas de seguidores de Morales.
Los cortes carreteros han desabastecido a las ciudades de alimentos y combustible y están aumentado el descontento por las alzas en el costo de vida en medio de una crisis económica.