Te invito a conocer la historia de Ricardo. La historia que escuché acerca de Ricardo es un vivo ejemplo lo peligroso que puede ser no aprovechar bien el momento. Dejar las cosas para “después” puede traer terribles consecuencias, dejar lo que es importante para mañana puede ser fatal. A veces la vida nos presenta una oportunidad y si la dejamos pasar, jamás volveremos a tenerla.
Ricardo, un joven de 24 años, vino a participar en un grupo de apoyo porque se encontraba a travesando una crisis emocional muy severa. En una de sus sesiones de terapia decidió abrirse con los compañeros de su grupo y quiso contarles todo los que llevaba reprimido en su pecho.
“Todo comenzó cuando tenía 19 años de edad”. Ricardo continúo su relato: Mientras jugaba en las calles del barrio donde vivía en un pueblo de Puerto Rico, ahí conocí a una muchacha. Ella era una chica normal, dentro del promedio de chicas que les gusta bromear y los que todo mundo persigue. Desde esa primera vez que nos conocimos, empezamos a vernos siempre a diario, y siempre era cerca de la escuela superior del pueblo. Eso fue el principio de lo que sería un buen comienzo. Pasábamos todo el tiempo en esa escuela y siempre estábamos juntos. Ella era una chica a quien yo podría decirle todos mis secretos. Era muy reservada y me podía escuchar todo lo que tuviera que decir. Yo encontré en ella alguien con quien podía hablar fácilmente de todo lo que yo quisiera. En escuela teníamos diferentes amigos pero cuando llegábamos a casa nos contábamos uno al otro lo que sucedió en escuela.
Un día estaba muy triste, y le conté de una chica que me hizo daño y que me rompió mi corazón. Ella me consoló y me dijo que todo pasaría, que simplemente lo aceptara, me dio palabras de estímulo y me ayudó poco a poco a que me olvidara de ella. Era feliz sobretodo teniéndolo como un verdadero amigo. Pero en ese tiempo, me di cuenta que empezaba a sentir algo más por ella. Empecé a pensar en ella a todas horas y sobretodo en las noches, ella era precisamente el tipo de amiga que yo quería para siempre… o algo más. Pasó mucho tiempo… durante todo el tiempo en High School, estuvimos juntos hasta la graduación, y aun así yo pensé que seguiríamos siendo amigos. Y aunque seguíamos siendo amigos, yo en lo más profundo de mi ser, sabía que me sentía diferente hacía ella.
Lo que yo pude hacer en ese momento, era decirle mi sueño y abrazarme hacia ella. Pero no… me fui a casa muy herido porque no le dije cómo me sentía. Yo quería decirle, que la amaba pero estaba muy nervioso y asustado por decirle, así que dejé ir mis sentimientos, y me dije a mi mismo que algún día podría decirle cómo me sentía. Durante el tiempo en la universidad también quise decírselo, pero ella siempre tenía a alguien con ella. Después de la graduación ella consiguió un trabajo en Nueva York. Estaba feliz por ella pero al mismo tiempo estaba muy triste por verla partir. Además era triste porque no le dije lo que sentía. Pero tampoco quería que lo supiera ahora que se estaba yendo por esta gran oferta de trabajo. Así que me guardé todo eso para mi mismo, lloré mientras la abrazaba, sabia que iba a ser la última vez que la abrazaba, y la ví partir en el avión.
Esa noche me fui a casa y lloré tanto hasta que mis ojos no podían más. Me sentía muy lastimado por no haberle dicho que estaba muy dentro de mi corazón. Bueno… yo después conseguí un trabajo como asistente de gerente en una compañía de seguros, estaba muy orgulloso de lo que había logrado.
Un día recibí una carta con una invitación a una boda. Era de ella, estaba muy feliz y triste a la vez. Ahora sabía que no podía estar ya nunca con ella y que solamente seríamos amigos. Me fui a la boda el siguiente mes… Era una gran celebración, fue en una gran fiesta por la Iglesia y la recepción en un Hotel. Conocí al afortunado novio y por supuesto hablé con ella también. Me sentía enamorado una vez más. Pero me mantuve alejado, así no podía explotar lo que sentía y estropear lo que sería para ella, el día más feliz en su vida. Traté de divertirme esa noche, pero por dentro me estaba muriendo de verla a ella tan feliz y trataba de esconder las lágrimas que tenía dentro de mí. Me fui de Nueva York, sintiéndome que hice lo correcto. Antes de que tomara mi vuelo, ella vino corriendo hacia mí, no sé de dónde para despedirme y decirme que estaba feliz de verme. Me fui a casa tratando de olvidar lo que pasó en Nueva York, tratando de continuar con mi vida.
Mientras pasaban los años, nos escribíamos, siempre nos decíamos cómo iban las cosas y ella me decía lo mucho que extrañaba hablar conmigo. En una ocasión ella dejó de escribirme. Yo me estaba preocupando mucho de que pasaba el tiempo y no llegaba su carta, después de que yo ya le había mandado 6 cartas. Bueno… cuando ya había perdido las esperanzas y mi vida seguía triste, recibí una nota de ella que decía: “Encuéntrame en la escuela donde hablábamos de todas nuestras cosas”. Me fui rápidamente a verla, pero ella estaba deshecha, con el corazón roto y triste por dentro. Entonces me contó sobre su divorcio y por qué había dejado de escribirme tanto tiempo, lloró tanto hasta que ya no pudo llorar más.
Finalmente nos fuimos a mi casa y empezamos a recordar viejos tiempos, nos reímos y hablábamos, pero a pesar de todo eso, yo no podía decirle en esos momentos lo que yo sentía por él. En los días siguientes ella se divirtió y se olvidó un poco de sus problemas y de su divorcio. Yo me sentía muy enamorado otra vez. Pero de nuevo, llego el día que tenía que volver a
Nueva York, fui a verla, y lloré como siempre, odio tanto verla partir! Ella prometió venir a verme cada vez que ella pudiera tener vacaciones. Yo no podía esperar a que ella viniera para estar con ella. Siempre lográbamos divertirnos cuando estábamos juntos…
Un día me dijo que vendría, pero ella no apareció como me lo había dicho, yo me imaginé que estaba muy ocupada, pero los días se convirtieron en meses y yo simplemente me olvidé de eso. Un día, yo recibí la llamada de un abogado de Nueva York, él me dijo que ella había muerto en su carro en un accidente cuando iba al aeropuerto, y eso les había tomado mucho tiempo para aclarar todo. De nuevo… yo estaba con el corazón destrozado, lloré esa noche, lágrimas de tristeza y un gran dolor en el corazón. Me preguntaba “¿por qué tuvo que pasarle a una mujer como ella?”. Agarré mis cosas y me fui a la Ciudad de Nueva York para la lectura del testamento. Por supuesto sus cosas fueron para la familia y su ex esposo. A él finalmente lo volvía ver, no lo había visto desde el día que lo conocí en su boda.
El me dijo como había sido todo y lo que el había hecho, pero él no estaba feliz, como la noche de su boda. El trató todo, pero simplemente no la pudo hacer feliz. Cuándo leyeron el testamento, la única cosa que me dieron fue un Diario. Este diario era de su vida, lloré cuando me lo dieron, no sabía ni que pensar. ¿Por qué me lo dieron a mí? Lo tomé y me fui de regreso a Puerto Rico. Mientras volaba, recordaba los buenos momentos que pasamos juntos, y empecé a leer el diario y todo lo que había escrito. El diario empezaba el día que me conoció. Empecé a leer atento hasta que me puse a llorar… el diario decía que ella se enamoró de mí el día que yo estaba con el corazón deshecho. Pero ella tenía miedo de decirme lo que sentía, y por eso ella había sido tan reservada y sólo le gustaba oírme. Y decía toda las veces que ella quiso decirme, pero estaba tan nerviosa de decir cualquier cosa. También decía de cuando se fue a la Ciudad de Nueva York y se enamoró de otro. Y lo feliz que fue el día de su boda por que me vio y bailó conmigo… decía, que ella imaginó que era nuestra boda.
Y que no se sentía feliz, hasta que ella decidió divorciarse de su esposo. También escribió que el tiempo más feliz de su vida, vino cuando me leía a través de mis cartas… Finalmente el diario terminaba donde ella decía: “Hoy le diré que lo quiero“. Ese fue el día que ella se mató… El día que finalmente descubriría lo que había en su corazón.
Si amas a alguien… no esperes a mañana, por que posiblemente para ti no haya un mañana. “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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