MIAMI (AP) — La mexicana Alejandra Juárez vivió dos décadas en Estados Unidos, se casó con un veterano de la guerra de Irak y tuvo dos hijas. Pero nada de eso la ayudó a evitar la deportación en 2018, durante la presidencia de Donald Trump. Después de haber pasado tres años en Mérida, ha podido regresar legalmente a Florida.
A Juárez le parece mentira levantarse cada mañana y ver las paredes verdosas de su cuarto o sentarse con su familia en la sala.
“No me lo creía, ahora ya lo absorbí, es cierto, pasó y estoy aquí, no es un sueño”, expresó Juárez, de 42 años, que fue deportada tras haber ingresado ilegalmente al país en 1998. “Al principio me parecía que era una ilusión, pero todo es posible. Hay que tener esperanzas”.
El de Juárez no es el único caso. Inmigrantes que fueron deportados bajo la administración de tolerancia cero de Trump y vivieron en sus países de origen durante años han podido regresar a Estados Unidos en los últimos meses gracias a políticas más receptivas hacia los extranjeros por parte del presidente Joe Biden.
El gobierno demócrata ha permitido que vuelvan un puñado de activistas, jóvenes estudiantes, veteranos de guerra y padres y madres cuyos casos de deportación tuvieron resonancia o fueron denunciados por grupos o comunidades.
Aún así, el regreso de la mayoría no tiene carácter definitivo: llegan con un permiso humanitario temporal -a veces de sólo un año- que no les asegura la permanencia en territorio estadounidense. A poco de haber vuelto a abrazar a sus seres queridos, se ven obligados a luchar para poder quedarse.
Tampoco existe por ahora una política escrita o lineamientos generales para permitir el regreso de los deportados. Se trata más bien del análisis individual de algunas personas que solicitaron volver y de un programa establecido por Biden para permitir el regreso de veteranos de guerra que fueron deportados.
Tras entrevistas a los retornados, expertos y activistas, The Associated Press concluyó que quienes regresaron hasta ahora son unas pocas decenas de personas.
“Estas historias son poderosas y hermosas porque son oportunidades para que estas personas se reúnan con sus familias y vengan a un país al que consideran su casa”, expresó Nayna Gupta, del National Immigrant Justice Center, un grupo que lucha por proteger los derechos humanos de los inmigrantes.
Pero “lo que hemos aprendido de estos casos es que conlleva mucho trabajo y mucho apoyo por parte de un robusto equipo legal poder hacer que regrese la gente a su casa,” agregó Gupta.
Portavoces del gobierno estadounidense no respondieron de forma directa preguntas de AP sobre cuántas personas deportadas han regresado y por qué. Tampoco respondieron por qué se les otorga un permiso humanitario de sólo un año, ni consultas sobre casos específicos de migrantes retornados tras la deportación.