A escasos días de haber iniciado este 2025, un nuevo año con un espectro de desafíos y oportunidades; sin lugar a dudas nos hemos preguntado y nos preguntamos cómo marchará la economía global, regional, nacional, familiar e individual en lo que resta de todo el presente año. Y esto en definitiva porque la economía, por decirlo de alguna manera es algo inherente al ser humano, que casi está presente en todas nuestras actividades y nos parezca o no “dependemos” de lo que tengamos en nuestra “billetera” para adquirir cosas, realizar viajes, inversiones, consumo diario, etc., razón por la cual en esta edición se propone hacerle llegar a usted de manera general y somera la economía en perspectiva a fin de aprovechar algunas oportunidades, así como anticiparnos proactivamente para hacer frente a los posibles escenarios que puedan desencadenarse en los siguientes meses.
Para ello, se toma nota de las estimaciones dadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente informe; en el que presenta un panorama económico del mundo considerando las economías desarrolladas, emergentes y en desarrollo. El antes mencionado, destaca la importancia de políticas fiscales prudentes, inversiones sostenibles y cooperación internacional para mitigar riesgos y fomentar un crecimiento inclusivo. Este contexto exige adaptabilidad y enfoque estratégico por parte de los gobiernos y empresas.
La economía global tendrá un crecimiento estable con un 3,3% este año y el siguiente. Dicha estimación concuerda con un crecimiento potencial que se ha visto debilitado de manera considerable desde antes de la pandemia de la covid-19. Por su parte la inflación, está retornando a los niveles fijados como rango meta por parte de los bancos centrales, con descensos hasta el 4,2% en el presente año y hasta el 3,5% en 2026; lo que conllevará a una política monetaria más moderada y mesurada. Contribuyendo a poner fin a las disrupciones que hemos vivido y presenciando en los últimos años derivadas de la pandemia y de conflictos bélicos como el de Rusia – Ucrania y el de Oriente Medio (Israel en contra del pueblo palestino) últimamente. En el caso de Estados Unidos el promedio de las 10 principales previsiones sobre la inflación es del 2,8% para este 2025.
Estados Unidos se perfila como la economía más fuerte, dentro de las llamadas “economías avanzadas”, más allá de la proyección realizada en octubre de 2024; gracias a la continua solidez de su demanda interna. El FMI en su informe eleva su pronóstico de crecimiento en 0,5 puntos porcentuales escalando hasta el 2,7%. En la zona euro, es probable que el crecimiento sea moderado desde el 0,8% en 2024 hasta tan sólo el 1%; debido al bajo y débil dinamismo, marcadamente en el sector manufacturero, la baja confianza de sus consumidores y la persistencia del shock negativo dado en los precios de energía. Hay que señalar que los precios del gas en Europa, cuesta casi cinco veces más que en Estados Unidos, a diferencia que antes de la pandemia eran el doble de caros.
Las proyecciones dadas por el organismo citado en su informe; sobre las economías de mercados emergentes se sitúa en el 4,2% y el 4,3% este año y 2026 respectivamente. La incertidumbre elevada ligada al comercio y sus políticas están generando una demanda calificada de “anémica” en muchos países de este grupo; tenderá a repuntar la actividad económica, en cuanto esa incertidumbre se vaya diluyendo. China crecerá un 4,5% este año.
La diferencia entre las principales economías ha sido cíclica: Estados Unidos viene operando por encima de su potencial, en tanto que Europa y China lo hacen por debajo del suyo.
Con respecto al país del “Tío Sam” específicamente; ante muchos de los cambios de políticas que está implantando el nuevo gobierno hace difícil de cuantificar con precisión, es probable que lleven la inflación a niveles más altos a corto plazo. Algunas de las medidas indicadas, como una política fiscal más laxa o las iniciativas de desregulación, estimularían la demanda agregada e incrementarían la inflación en el corto plazo, porque el gasto y la inversión aumentarían de inmediato. Otras políticas, como mayores aranceles o trabas a la inmigración, se manifestarán como shocks negativos de la oferta, que mermarían el producto y ejercerían más presiones sobre los precios.
Finalmente, lo que se debería procurar en aras de una mejor economía y por ende un mundo mejor; es redoblar los esfuerzos para afianzar y mejorar las instituciones multilaterales, a fin de allanar el camino hacia una economía mundial más rica, resistente y sostenible. Las políticas unilaterales que distorsionan la competencia como los aranceles, las barreras no arancelarias y los subsidios rara vez mejoran las perspectivas de forma duradera: no tienden a corregir los desequilibrios externos y, en cambio, pueden perjudicar a los socios comerciales, inducir represalias y dejar a todos los países en peor situación.
Estaremos atentos a lo que nos depare este 2025 en materia económica.