Por José E. Rodríguez Sellas
“Entre 1518 y 1873, en la mayor migración forzada de la historia, el comercio internacional de seres humanos trasplantó a casi diez millones de africanos a América. Algunos historiadores estiman que al menos diez millones más murieron en el camino, en redadas de esclavos o en guerras en el interior de África, en la larga marcha hacia la costa atlántica o durante el infame viaje transoceánico conocido eufemísticamente [en inglés] como “Middle Passage” (la travesía del Atlántico). Para los europeos involucrados, el tráfico y el uso de mano de obra esclava en el Nuevo Mundo eran los negocios más lucrativos del mundo. Algunos argumentan que esta enorme ganancia (más del 300% en su apogeo) financió la revolución industrial en Europa. Sin embargo, para los esclavos, este “negocio” significaba la muerte, enfermedades, sufrimiento y vidas acortadas por el trabajo arduo en las plantaciones y minas del mundo occidental».
John Burdick, The Long Night of Slavery, 2007
Una de las fechas más olvidadas del calendario histórico de Puerto Rico es la abolición de la esclavitud. Tenemos que rescatar del olvido la abolición de la esclavitud ocurrida el 22 de marzo de 1873. Los abolicionistas sufrieron persecución y exilio por retar a las autoridades esclavistas en favor de la libertad de los negros esclavizados. La lucha de los esclavos rebeldes, la presión política internacional y la influencia de los abolicionistas, tanto boricuas como españoles, resultó finalmente en la abolición de la vergonzosa esclavitud. Por esta ley obtuvieron la libertad 29,335 hombres y mujeres esclavizados lo cual representaba el 5% de la población de Puerto Rico.
Debemos preguntarnos: ¿Cuáles son las contribuciones africanas en Puerto Rico? Muchos propietarios de tierras se hicieron ricos debido al uso de africanos esclavizados como trabajadores ya que los esclavos trabajan sin remuneración. El azúcar y su producción se convirtieron en sinónimo de esclavitud en nuestra historia. Con la mano de obra esclava se construyeron muchas de las fortificaciones y monumentos de la época colonial española en Puerto Rico.
Los esclavos africanos llegaron a Puerto Rico en grandes cantidades hasta finales del siglo XVII. Entre 1807 y 1847 los esclavizadores secuestraron a 5,048,506 personas de África. En ese período de cuarenta años 1,121,299 de personas fueron arrojados al mar vivos o muertos. Durante el período colonial español 3,000,000 de africanos esclavizados fueron importados a Cuba y Puerto Rico (Suárez Díaz, 1984). El censo de 1860 arrojó un contaje de 3,953,760 de personas esclavizadas en los Estados Unidos. (www.statista.com/statistics/1010169/black-and-slave-population-us-1790-1880/)
En el Caribe de habla hispana los africanos esclavizados podían comprar su libertad después de trabajar como esclavos durante muchos años. En el momento en que se produjo la abolición de la esclavitud, la mayoría de los descendientes de africanos en Puerto Rico no eran esclavos. Incluso antes de esa época, en 1873, la gente se mezclaba libremente lejos de las grandes ciudades. En 1860 ya la mayoría de los jornaleros eran libertos y representaban casi el 50% de los trabajadores libres (Mattos Cintrón, 2016).
La cultura y las tradiciones ya llevaban la marca distintiva de las contribuciones africanas e indígenas. Para aquel entonces, el idioma, la música, el arte, la comida y muchos otros aspectos de la vida ya no eran sólo patrimonio de la cultura española.
Con el correr de los años se ha vuelto cada vez más difícil negar que la sangre y la cultura africanas pesan mucho en la cultura boricua. La mayor parte de la sociedad puertorriqueña es mixta. La salsa, la bomba, la plena, la rumba y el merengue, esas favoritas de las multitudes tienen raíces africanas. Las ciudades y pueblos con tradiciones carnavalescas exhiben sus colores durante esas fiestas. Nuestros platos nacionales como el mondongo, el mofongo y el sancocho son platos de origen africano. La tradición de la fabricación de máscaras para los carnavales en Puerto Rico está vinculada a la cultura africana.
África, madre de la humanidad, es elemento clave de nuestra cultura. Son innumerables las contribuciones a la música, la literatura, la política, la medicina, la educación, los deportes, las luchas obreras, la ingeniería, etc. ¡La cultura puertorriqueña no existiría sin África!
Hoy el mundo entero se convulsiona por el asesinato de George Floyd como hecho desencadenante de un movimiento de ira que ha tenido como vanguardia a Las Vidas Negras Importan (Black Lives Matter) que se desborda más allá de las fronteras de la ciudad que fue testigo de esta gota que colmó la copa y caló profundamente en la conciencia de la humanidad. Después de tantos linchamientos, asesinatos, secuestros, esclavitud, prejuicios y racismo, grandes sectores del pueblo de los Estados Unidos y del mundo han dicho basta. Ahora gritan al unísono «las vidas negras importan, son indispensables».
Es hora de que los boricuas y demás pueblos latinoamericanos se unan a este reclamo universal. Tenemos que expresar nuestro apoyo desde nuestros espacios. Hay que reconocer que somos pueblos heterogéneos. Nuestra cultura es producto de múltiples vertientes entre ellas la diversidad de pueblos indígenas, de los europeos y variadas naciones originarias de África.
Aunque no fuese así todo ser humano que se digne de serlo tiene que sentirse conmovido por lo que son las luchas de las comunidades negras de los Estados Unidos y del mundo, por los ataques viciosos contra personas por el color de la piel. Tenemos que sentirnos estremecidos por la situación de nuestros parientes porque todos somos parte de la raza humana.
Reciente observaba una manifestación en uno de los municipios de Misuri. Todos los policías eran blancos los manifestantes eran un arco iris de colores. ¿Cómo nos podemos explicar eso?
Podemos percibir que el vil asesinato de George Floyd y de decenas de otras personas ha calado hondo en el espíritu de la gente común que sabe que es hora de que cada cual asuma su responsabilidad en lo que ha sido el legado histórico de un país que se hizo rico con la mano de obra esclava y con la supremacía de un color sobre otro. Todo esto ha conducido a un apartheid que crea una barrera invisible, a veces, y visible otra para impedir el avance de los pueblos que han sido víctimas de este legado de racismo. Que en este caso incluye a los pueblos indígenas estadounidenses y a las comunidades procedentes de América Latina, El Caribe, África y Asia. El racismo no existe en el vacío, es parte del legado histórico de diversas culturas. Franz Fanon indica: «El racismo infla y desfigura el aspecto de la cultura que lo practica. La literatura, las artes plásticas, las canciones…, los proverbios, las costumbres, las pautas, ya sea que se propongan seguir el proceso o vulgarizarlo, restituyen el racismo. Es decir, un grupo social, un país, una civilización, no pueden ser racistas inconscientemente».
Es hora de la unidad, de la organización, de la dignidad humana, de la solidaridad, del compromiso contra todas las manifestaciones del racismo. El racismo asfixia las aspiraciones de los pueblos, nos mantiene divididos, suprime el amor propio, encarcela, nos roba la felicidad, asesina, se apropia de las riquezas y de las culturas.
No hay un color superior a otro. Lo que hay es ignorancia de la grandeza de los pueblos originarios de África y de América, de su cultura, erudición, inteligencia, historia y contribuciones a la humanidad. A flor de piel cada cual es diferente pero más allá de la epidermis somos iguales.
José E. Rodríguez Sellas, es traductor y escritor técnico, graduado de historia de la Universidad de New Haven y tiene una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos.
Canciones contra la discriminación:
REFERENCIAS
Burdick, J. (2007), The Long Night of Slavery, NACLA, Report on the Americas, September 25, 2007, New York, N.Y.
Lewis, G. K., (1968). Puerto Rico, Freedom and Power in the Caribbean, Harper Torchbooks, New York, N.Y. 470 pp.
Mattos Cintrón, W., (2016) La política y lo político en Puerto Rico, Ediciones La Sierra, San Juan de Puerto Rico, 300 pp.
Mintz, S. W. (1966). Puerto Rico: An Essay in the Definition of National Culture, publicado en The Puerto Rican Experience, A Sociological Source Book, por Francesco Cordasco y Eugene Bucchioli, Littlefield, Adams & Co., Totowa, New Jersey, 1973, pp. 26-90.
Suárez Díaz, A., (1984). El Doctor Ramón Emeterio Betances y la Abolición de la Esclavitud, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan de Puerto Rico, 161 pp.
Ley de abolición de la esclavitud en Puerto Rico
Promulgada el 22 de marzo de 1873
Artículo Iº. Queda abolida para siempre la esclavitud en la isla de Puerto Rico.
Artículo 2º. Los libertos quedan obligados a celebrar contratos con sus actuales poseedores, con otras personas o con el Estado, por un tiempo que no bajará de tres años.
En estos contratos intervendrán con el carácter de curadores de los libertos tres funcionarios especiales nombrados por el Gobierno Superior, con el nombre de Protectores de los libertos.
Artículo 3º. Los poseedores de esclavos serán indemnizados de su valor en el término de seis meses después de publicada esta ley en la GACETA DE MADRID.
Los poseedores con quienes no quisieran celebrar contratos sus antiguos esclavos obtendrán un beneficio de 23% sobre la indemnización que hubiera de corresponderles en otro caso.
Artículo 4º. Esta indemnización se fija en la cantidad de 35 millones de pesetas, que se hará en efectivo, mediante un empréstito que realizará el Gobierno sobre la exclusiva garantía de las rentas de la isla de Puerto Rico, comprendiendo en los presupuestos de la misma la cantidad de 3.500.000 pesetas anuales para intereses y amortización de dicho empréstito.
Artículo 5º. La distribución se hará por una Junta compuesta del Gobernador superior civil de la isla; Presidente; del Jefe económico; del Fiscal de la Audiencia; de tres Diputados Provinciales elegidos por la Diputación; del Síndico del Ayuntamiento de la capital; de dos propietarios elegidos por los 50 poseedores del mayor número de esclavos, y de otros dos elegidos por los 50 poseedores del menor número. Los acuerdos de esta comisión serán tomados por mayoría de votos.
Artículo 6º. Si el Gobierno colocase el empréstito, entregará los títulos a los actuales poseedores de esclavos.
Artículo 7º. Los libertos entrarán en el pleno goce de los derechos políticos a los cinco años de publicada la Ley en la GACETA DE MADRID.
Artículo 8º. El Gobierno dictará las disposiciones necesarias para la ejecución de esta Ley, y atender a las necesidades de beneficencia y de trabajo que la misma hiciera precisas.
Lo tendrá entendido el Poder Ejecutivo para su impresión, publicación y cumplimiento.
Palacio de la Asamblea Nacional, veintidós de Marzo de mil ochocientos setenta y tres = Francisco Salmerón y Alonso, Presidente = Cayo López, Representante Secretario = Eduardo Benot, Representante Secretario = Federico Balart, Representante Secretario.
Una copia impresa de la «Gacela de Madrid» del 26 de marzo de 1873 en que se contiene la ley se encuentra en A.H.N., Ultramar, 5111/20, donde existe así mismo una copia hológrafa firmada por Estanislao Figueras al Ministro de Ultramar, y el telegrama cursado por el Ministerio de Ultramar al Gobierno de Puerto Rico. En A.H.N., Ultramar, 5111/23 existe otro ejemplar de la ley impresa en Puerto Rico por González, Impresor de Gobierno, en 1873, que tienen numerosos errores de imprenta corregidos, tales como denominar «libertados» a los libertos, un articulado equivocado, etc. Otras copias de la ley en la prensa de la época, como por ejemplo en «El Imparcial» del domingo 23 de marzo de 1873, p. 1.