En este mundo donde existen más enajenados que aquellos que toman decisiones inteligentes, no debería sorprendernos lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones en Puerto Rico. Los resultados numéricos en las pasadas elecciones (2012-2016) y nuevos factores son motivo para un interesante análisis en esta nueva contienda electorera.
Nuevas circunstancias
El descalabro económico, el nivel de corrupción nunca antes visto, la impunidad rampante y la mediocridad en la estructura gubernamental son factores que han destruido la credibilidad en el pueblo. A esto le sumamos el claro desprecio y discriminación de las estructuras de poder estadounidenses hacia los puertorriqueños. Agregando que en los pasados tres años, Puerto Rico ha sido afectado por terremotos y por uno de los más devastadores huracanes en su historia. También tenemos presente los desastrosos efectos del Covid-19 en nuestra nación. Inequívocamente se viven momentos de ansiedad, miedo y desesperación. Extremos que podrían desembocar en un desenlace electoral diferente.
Breve historia electoral
Los pueblos muchas veces desconocedores de su historia, con una autoestima baja, dependientes de un mísero trabajo y rendidos ante el temor inculcado (ya sea real o imaginario) a través de los siglos por los saboteadores de la verdad, caen una y otra vez ante los pregoneros de la propaganda partidista. Todos hemos sido víctimas de promesas huecas, de palabras retorcidas. Hemos esperado por siglos soluciones incumplidas, nos han engañado mil veces y hemos sido pacientes ante humillaciones degradantes.
Sabemos que en las últimas dos elecciones han predominado dos partidos: el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD). El primero (PNP), pretende anexionarse a los Estados Unidos como estado de la unión y el segundo (PPD), se define como defensor de la libre asociación (ELA) con los EEUUAA. Estos dos han compartido la gobernación de la Isla por los pasados 72 años. Estos dos partidos son responsables por la debacle en que vivimos hoy día.
El Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ha participado en las elecciones por ese mismo número de años pero nunca ha gobernado. El PIP es defensor de la independencia de Puerto Rico.
En las elecciones coloniales del 2012 se sometió al pueblo puertorriqueño a dos consultas: una sobre su condición política territorial y la otra sobre sus opciones territoriales. La primera tuvo un inesperado resultado ya que el 53.97% de los participantes rechazaron la actual condición territorial y un 3.5% dejo su papeleta en blanco.
La segunda consulta en las elecciones del 2012 fue sujeta a varias interpretaciones partidistas, pero sin embargo solo reflejan un resultado matemático real. En esta controversial consulta participaron 1,878, 969 electores. La consulta tenía tres alternativas definidas (estadidad, estado libre asociado soberano e independencia). Por la Estadidad votaron 834,191 electores. Por el estado libre asociado Soberano votaron 454,768 y por la Independencia votaron 74,895 personas. Lo realmente interesante es que 498,604 personas depositaron en las urnas electorales su voto en blanco.
Los estadistas manipulando los números a su favor y dándole una muy particular interpretación a las matemáticas, excluyeron el 26.5% de los que participaron y que efectivamente votaron en blanco, adjudicándose falsamente el 61.1% del voto, cuando solamente el 44.3% le dio el respaldo a la estadidad. El liderato de este partido y todos sus incondicionales continúan usando estas cifras para engañar en los foros públicos, en el Congreso de los EEUUAA y en las Naciones Unidas.
Una vez más esto se ha convertido en un claro ejemplo del engaño de las retorcidas mentes que ejercen el poder político en la colonia. Las matemáticas no fallan.
Las elecciones del 2016 fueron más interesantes que las del 2012. El ganador fue Ricardo Rosselló, candidato del PNP, favorecido en las encuestas pero sorprendiendo a todos al ganar por el más bajo margen de un 41.7% en los significativos comicios. Su más cercano rival, David Bernier (PPD) obtuvo un 38.9 % del voto, el más bajo en la historia de ese partido. Lo interesante de estas elecciones es que participaron dos candidatos independientes sin estructura de partido, sin fondos electorales, desconocidos en la política del país y que con escasa proyección mediática obtuvieron 264,419 votos o un 16.8% del total de electores.
La candidata a la gobernación Alexandra Lúgaro, candidata independiente que se identificó como atea e independentista logró obtener 174,529 (el 11.1%) votos terminando en tercera posición entre los candidatos a gobernación.
Es importante indicar que en el 2016, en Puerto Rico, el por ciento de participación bajó de un 78.1% en el 2012 a un 55.09% en el 2016 (un 23% de diferencia). Es importantísimo también señalar que por primera vez en la historia política de Puerto Rico, el 444,869 (el 28.1%) de las papeletas fueron mixtas o por candidatura.
No hay duda que esas pasadas elecciones no fueron típicas.
Como nota interesante de este pasado cuatrienio, el gobernador electo Ricardo Rosselló fue obligado a renunciar en la mitad de su gobernación, por un pueblo que por primera vez, se lanzó a las calles exigiendo su renuncia y fue cuando Pedro Pierluisi (candidato PNP para el 2020) tomo el poder para ser rápidamente destituido por el Tribunal Supremo por ese acto que violentaba la constitución.
Todo parece indicar con clara evidencia, por los resultados obtenidos, que los electores puertorriqueños han dado un paso adelante rechazando los anquilosados y y poco creíbles partidos de antaño.
En el 2020 todo el pueblo está a la expectativa de los resultados. Pero este es el preciso momento para que todos nosotros podamos deshacernos de los temores inculcados por siglos y finalmente mirando cara a cara a un futuro mejor rompamos las cadenas del pasado y construyamos un Puerto Rico para un pueblo con ansias de justicia.
¡Veremos a ver!