El martes que viene Connecticut celebra sus elecciones municipales. Si eso os toma por sorpresa, no me extraña en absoluto; los informativos en las televisiones locales apenas han hablado de ello estos días. La cobertura en prensa ha sido un poquito mejor, pero no por mucho; uno tiene que leer periódicos con mucha atención para no haberse perdido nada. Incluso en medios que hablan mucho, mucho de política en internet, estos comicios son ruido de fondo.
Una lástima, sin duda, porque los resultados de estas elecciones tienen un impacto inmediato y muy, muy directo en las ciudades y pueblos del estado. Y lo tienen no temas periféricos, sino en cosas que nos afectan a todos cada día.
Hablemos, por ejemplo, de dos ciudades específicas de Connecticut, ambas con una amplia comunidad latina: Danbury y New Britain. Ambas son ciudades post- industriales relativamente pequeñas y tremendamente diversas situadas en la periferia de otras ciudades más grandes. Ambas, además, tienen una rara distinción entre las zonas urbanas del estado de ser gobernadas por alcaldes republicanos, durante dos décadas en el caso de Danbury, casi diez años en New Britain.
Por mucho que algunos cínicos insistan en lo contrario, los demócratas y republicanos actúan de forma muy distinta cuando alcanzan el poder. En el caso de estas dos ciudades, estas diferencias se ven negro sobre blanco al hablar de educación.
Las escuelas, en Connecticut, se financian mediante una combinación de fondos locales, estatales, y federales. El porcentaje exacto varía de un distrito a otro, dependiendo de los recursos propios y lo que puede recaudar cada ciudad. Los municipios ricos reciben menos ayuda estatal que los municipios más pobres, por ejemplo, aunque (como vimos hace unos días en otra columna) a menudo sigan teniendo que pagar impuestos más altos. El sistema, sin embargo, asume que los municipios en general harán un esfuerzo para pagar buenas escuelas e intentarán recaudar los fondos necesarios de su lado para alcanzar un gasto por alumno más o menos aceptable.
Resulta que esto es cierto, excepto cuando tienes alcaldes republicanos. Danbury es el municipio de todo Connecticut con un menor gasto por alumno en educación; New Britain es el tercero por la cola. En ambos casos, las administraciones republicanas han preferido dejar sin dinero a sus distritos escolares y simplemente encogerse de hombros cuando los estudiantes se encuentran clases con cuarenta alumnos, instalaciones que se caen a pedazos, y maestros mal pagados y desmoralizados.
Gobernar es cosa de prioridades. Un alcalde debe decidir si cree que la educación es importante, o si prefieren dejar los colegios sin recursos y mantener los impuestos tan bajos como sea posible. En Danbury in New Britain, en vez de trabajar para dar oportunidades a todos, prefieren ahorrarse ese dinerito, y si los chavales se quedan sin futuro, bueno, al menos nos salieron baratos.
Tanto New Britain como Danbury van a escoger un nuevo alcalde este martes, así que ya sabemos qué toca hacer si queremos que las cosas cambien.
La importancia de las elecciones locales, por supuesto, van más allá de la educación. Los municipios en Connecticut dirigen a los departamentos de policía. Si nos preocupa la seguridad ciudadana (a quien no) y queremos que, por ejemplo, nuestros agentes del orden se concentren en perseguir criminales, no en ejercer de policía migratoria, el resultado de las elecciones importa mucho. Si queremos tener un sistema de orden público donde la policía no es la única respuesta, sino que también recurre a trabajadores sociales o psicólogos cuando tienen una llamada por una crisis doméstica o un problema de salud mental, estas elecciones importan. Si nos importa el acceso a viviendas asequibles o el desarrollo sostenible, o el transporte público, o un urbanismo responsable, participar en las elecciones de la semana que viene es crucial.
Los alcaldes, concejales, responsables de urbanismo y demás cargos municipales importan muchísimo. Y eso por eso que estos días, aunque nadie parezca estar por la labor de hablar sobre ello, os animo a que busquéis, preguntéis, y os informéis sobre qué elecciones tenéis en vuestro barrio, en vuestra ciudad – y que os acerquéis a votar por el mejor candidato el martes.
Nos vemos en las urnas.