BRIDGEPORT.- En la misa y en el programa Alfa y Omega transmitido por Radio María y en las redes sociales del Padre Rolando Torres, párroco de la iglesia Saint Mary (Santa María) de Bridgeport, a propósito de la celebración de las fiestas en honor al día de todos los santos y de los fieles difuntos, habló de la necesidad de la oración para que las almas que se encuentran en el purgatorio transiten al descanso de la vida eterna.
Para la homilía del Día de los Santos el sacerdote pidió a los feligreses que traigan a sus niños vestidos como santos y también que asistan con sus familias. Su sorpresa, fue ver el lunes, fiesta de todos los santos, a las 6:30 de la tarde la iglesia y la capilla llena, tal como si fuera domingo. Además, muchos niños vestidos con túnicas o con trajes tradicionales de los países de sus ancestros.
“Cuando dieron como alrededor de las 6:45 de la tarde, salgo de la sacristía, estaba terminando de prepararme y miro la iglesia llena y la capilla con los niños vestidos de santos, ¿ara mí fue?: ¡celestial!. Llevo seis años en la comunidad de Santa María y veo por primera vez la casa llena en una fiesta en honor a todos los santos”, dijo el Padre Rolando.
¿Pero cómo hacer algo por las almas? Acorde con el P. Torres, llorar o lamentarse por la muerte de un familiar o de alguien cercano debe ser en un primer estadio, pero la mejor manera de hacer algo real por un ser conocido o por alguien que ni siquiera se conoce, es orar por sus almas para que -si están en el purgatorio- puedan purificar sus pecados e ir al cielo. “Ore por el alma porque está necesitada más de una oración que de un lamento. Hay alguien que siempre necesita de sus oraciones”, dijo.
Y contó la historia sobre el Padre Pío cuando aun el vivía en el Monasterio de Saint Geovanny. “Todos los monjes escucharon que afuera del convento había cientos de personas que pasaron gritando: ¡Gracias Padre Pio!, ¡gracias!, ¡gracias!, pero al salir el monje encargado al portón se dio que no había nadie afuera…al prepuntarle al otro día al Padre Pio, ¿Qué sucedió?, el respondió: Fueron las almas de los soldados de la guerra que pasaron por aquí agradeciendo”.
“El purgatorio no es un infierno. Lo aclaro. El purgatorio es un lugar de purificación y se afirma que las plegarias por el alma de los muertos, la celebración de la misa y las indulgencias pueden acortar la instancia de una o de varias almas que estén en dicho estado”, dijo el P. Rolando.
Acorde con la doctrina católica, es como un fuego purificador que no es eterna porque esa persona no está empedernida por una opción del mal. Purgas el dolor, las penas, lo que dijo o no dijo, lo que se le olvidó.
La existencia del Purgatorio es una verdad de fe. Santo Tomás de Aquino afirma que negar el Purgatorio es cometer un error contra la fe fundada sobre la enseñanza explícita de la Sagrada Escritura con referencia al juicio y a la exigencia de una pureza perfecta para entrar al cielo.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica “cada hombre, desde el momento de su muerte, recibe en su alma inmortal la retribución eterna a través de un juicio particular que pone su vida en relación a Cristo. Por eso, o pasará de través una purificación o entrará inmediatamente en la beatitud del cielo, o bien se condenará para siempre.