Compuesta por el virtuoso compositor puertorriqueño Rafael Hernández Marín (1892-1965) en 1929, se le atribuye haber sido la primera expresión del canto protesta en Latinoamérica y el Caribe.
Fue grabada por primera vez por el conjunto “Canario y su Grupo” y en 2018 pasó a ser parte del Registro Nacional Permanente de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Esta canción que describe la alegría de un jibarito que lleva su cargamento de vegetales y frutos desde las montañas de la fértil Isla al mercado de la ciudad con la esperanza de venderla y mejorar su situación económica; culmina con el triste regreso del campesino desde una ciudad en crisis y desolada.
El genio y sensibilidad social de Rafael Hernández anticipa en más de tres décadas el nacimiento y difusión de la canción protesta en el Caribe y Latinoamérica que emergerá con fuerza e ímpetu creativo en la década de los años 60’ con las canciones interpretadas por Atahualpa Yupanqui, Daniel Viglietti. Víctor Jara, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Soledad Bravo, Roy Brown, y otros reconocidos canta autores.
Rafael Hernández Marín compuso cientos de canciones usando el ritmo de bolero, la canción y la guaracha destacándose “Preciosa,” Perfume de Gardenia,” “Ahora seremos felices,” “Cachita,” “Campanitas de Cristal,” “Capullito de Alhelí,” “Los Carreteros, y “El Cumbanchero.”
Se dedica a cazar meteoritos
Cuando Roberto Vargas de 37 años y residente de Hartford comunicó a sus padres y hermanas el deseo de dejar su bien pagado trabajo como terapista de salud mental para dedicarse a tiempo completo a buscar meteoritos, ellos pensaron que se había vuelto loco.
Sin embargo, cuando regresó de Costa Rica de un lugar llamado Aguas Zarcas no encontró huellas de meteoritos, pero si los adquirió de habitantes de la zona y a su regreso los vendió con una ganancia de $40,000 con los cuales pagó sus tarjetas de crédito, lo que debía del pago de su automóvil y aun le quedo dinero para gastar.
Lo que era un activo pasatiempo se convirtió en un trabajo a tiempo completo y Vargas se ha convertido en uno de los cientos de asiduos buscadores de meteoritos. Desde 2018, este cazador de meteoritos ha viajado a Cota Rica, Brasil, Canadá, y los estados de Nueva York, Missouri, Arizona, Utah y Georgia.
Donde se encuentran más meteoritos es en noreste de África porque las condiciones de sequedad del también permite a los meteoritos “sobrevivir,” dijo Vargas en una reciente entrevista.
El cazador de trozos de rocas caídos en la tierra y provenientes desde algún lugar del universo, cuenta con una colección de 560 a los que llama “especímenes,” algunos de una edad aproximada de 4.5 a 4.6 billones de años que contienen granos de materia más antiguas que el sol.
En el pueblo de Westherfield caen meteoritos
Nuestro planeta tiene las huellas de la caída de aproximadas de 31,000 meteoritos definidos como fragmentos de roca provenientes del espacio exterior las cuales al no sobrevivir en su descenso al roce con la atmósfera de la tierra se despedazan e impactan a la corteza terrestre.
Curiosamente este pueblo de Connecticut se ha hecho conocido por la llegada de estos objetos llamando la atención de sus habitantes y de expertos.
Se cree que al menos 11 edificios de este pueblo fundado por los puritanos en 1634 y considerado el más antiguo del estado, han recibido en los últimos 135 años impactos dejando huellas en sus estructuras.
Llamó la atención un meteorito del tipo condrito de 12 onzas caído en una casa habitación el 8 de abril de 1971, y otro del mismo tipo L6 condrito caído el 8 de noviembre de 1982.
La extensa y benigna existencia de las vacunas
La primera vacuna fue creada por el científico Edward Jenner en 1796. Se había percatado de que las personas que ya se habían afectado por la peligrosa viruela de una manera más leve, no desarrollarían los síntomas más graves y letales que asolaron a los habitantes de Europa.
La Organización Mundial de la Salud ha informado que cada año, distintos tipos de vacuna evitan la muerte de una cantidad aproximada que fluctúa entre los dos y tres millones de personas.
A la de la vacuna contra la viruela se han agregado otras tales como la de prevención de cólera en 1880 enfermedad que afecta el sistema intestinal; y otra que previene la rabia utilizada desde 1885 y afecta al sistema nervioso central.
En 1921 se comienza a usar la vacuna en contra de la letal tuberculosis provocada por una bacteria que ataca a los pulmones; en 1923 se utiliza la vacuna en contra de la difteria enfermedad que ataca a las vías respiratorias; y en 1923 se comienza a utilizar una vacuna en contra del tétano que afecta al sistema nervioso, generando espasmos violentos o fuertes contracciones de los músculos.
Aunque una vacuna puede provocar efectos pasajeros como sucede en casos de algunas personas que se han vacunado en contra del Covid-19, no hay antecedentes de casos mortales o individuos afectados por esterilidad, incapacidad de mujeres para concebir, o deficiencias mentales como se anuncia malévolamente en las redes sociales.