Por Thomas Breen
Yvonne Watts dice que no quiere que Mandy Management (Empresa de renta de apartamentos) le arregle el espejo del cuarto de baño o le cambie los mostradores de la cocina, porque teme que eso suba el alquiler por encima de lo que ella puede pagar.
Watts vive con su hija adolescente en un tercer piso de dos dormitorios en el 72 de Mill River St.
Ese edificio de 6 apartamentos al este de Jocelyn Square es propiedad desde 2008 de una sucursal de uno de los mayores dueños de edificios de la ciudad, Mandy Management.
Watts, nativa de New Haven, que trabaja en turnos nocturnos como almacenista en un Target cercano, dijo que ha vivido en el 72 de Mill River por más de una década.
Hace unos seis años se mudó de un apartamento en la planta baja a su actual vivienda en el tercer piso.
Durante una visita hecha a su edificio y apartamento, Watts habló a este periodista sobre dos situaciones aparentemente contradictorias que, al explicarse, muestran el atolladero en el que se encuentra Watts en relación con el precio de la vivienda.
Por un lado, dijo que Mandy Management tiene que ocuparse de resolver los problemas de la propiedad.
Mostró un espejo de baño y un tocador con pintura desprendida, mostradores de cocina viejos y desgastados, el suelo del baño con mosaicos rotos, y un pequeño patio trasero de madera con escalones que, según ella, necesitan reparación.
Por otro lado, ha dicho una y otra vez que no quiere que Mandy haga reparaciones.
«No es fácil vivir aquí», dijo. Y «si arreglan algo más, subirán el alquiler».
Watts dijo que esa fue su experiencia reciente, cuando Mandy cambió el piso de madera de su apartamento y aumentó el alquiler mensual de 1.050 a 1.300 dólares.
Aunque esa cantidad sea menor a lo que cuesta un apartamento de dos dormitorios en East Rock, es mucho para ella, casi por encima de sus posibilidades.
“No quiero que arreglen nada. No vale la pena”, repitió.
En la actualidad, está esperando que su hija se gradúe en Secundaria para poder mudarse a una vivienda más barata fuera de la ciudad, probablemente en West Haven.
Aunque su alquiler termina en agosto, ya empezó a empaquetar, como se nota en el salón, por la docena de cajas de cartón U Haul llenas de sus pertenencias y las de su hija.
Mientras tanto, la agencia de inspección del código de la vivienda, la Iniciativa de Ciudad Habitable (LCI), ha reprobado 72 River St. dos veces en los últimos tres meses, el 18 de junio y el 2 de septiembre, después de las inspecciones iniciales y de seguimiento requeridas por el programa de licencias de alquiler residencial.
El informe del 18 de junio citaba un agujero en el suelo del patio trasero del segundo piso y que había que reparar los techos de la cocina y el baño de otro apartamento, pero no en el que vive Watts.
El Director Ejecutivo de LCI, Liam Brennan, confirmó que esos desperfectos no habían sido corregidos cuando se realizó la inspección de seguimiento el 5 de septiembre.
Mandy Management no puede recibir una licencia de alquiler residencial para esta propiedad, hasta que se solucionen estos problemas. Puede ser incluso multada si no hace las reparaciones ordenadas por la ciudad.
Mandy: Los aumentos de alquiler se rigen por el mercado, no por el mantenimiento
En un correo electrónico, el director general de Mandy Management, Yudi Gurevitch, dijo al Independent que su empresa ya ha hecho las reparaciones necesarias en el segundo piso.
«Sin embargo, pese a múltiples intentos no pudimos contactar al inquilino y poder entrar al apartamento y, por tanto, no pudimos completar las reparaciones del techo de la cocina y el baño», escribió.
“Esperamos poder terminar las reparaciones y seguiremos insistiendo con la inquilina, para poder resolver rápidamente y garantizar que el edificio cumple con los requisitos establecidos”.
Se preguntó a Gurevitch por la preocupación de Watts de no querer que su casero se encargue del mantenimiento de la propiedad por temor al aumento de los alquileres. Respondió que “apreciamos sus opiniones y comprendemos su vacilación por temor al aumento del alquiler. Pero
Los aumentos de alquiler no están relacionados con las reparaciones. Dependen factores que escapan a nuestro control, como el aumento de los impuestos sobre la propiedad, los costes de los seguros y las condiciones generales del mercado. Tratamos de mantener nuestros alquileres competitivos y garantizar buenas condiciones en la propiedad. Esperamos poder seguir discutiendo con Ivonne para encontrar la mejor solución para ambas partes”.
Liam Brennan, de LCI, aclaró al Independent que, según el código de vivienda de la ciudad, si el propietario notifica a LCI que no puede acceder por la oposición de un inquilino, su agencia se pondría en contacto con el mismo y concertaría una reunión del inquilino, con el propietario y un inspector.
LCI ahora tiene que volver a inspeccionar para el patio
Y, si la inquilina no deja entrar al casero para hacer reparaciones, «no actuaremos contra el casero, ya que tiene que esperar que la inquilina le deje entrar pues no derecho a entrar en el piso de forma independiente».