“Llueve sobre nuestro pueblo una doctrina pesimista que lo desmoraliza y lo acobarda y que debemos atajar en todo momento…Estamos en plena bancarrota cívica y es menester que llevemos una infusión moral a nuestro pueblo para que vuelva a creer en su destino y en sus posibilidades”. Pedro Albizu Campos
El 3 de julio del 1950 se anuncia la Ley 600 del 81er. Congreso de los Estados Unidos (EUA), ley que daría vida a la llamada Constitución de Puerto Rico y el Estado Libre Asociado (ELA). Según sus propias disposiciones la ley fue sometida a los electores capacitados de Puerto Rico para su aceptación o rechazo. Si la rechazaban las cosas seguirían como hasta entonces; si lo aceptaban, seguirían prácticamente igual pues la aprobación de esa medida no alteraría las relaciones políticas, sociales y económicas entre Puerto Rico y los EUA.
Un referéndum se celebró el 3 de junio de 1951. La población del país ascendía a 2,300,000. Por lo tanto, el 34% voto a favor y el 60% se abstuvo o estuvo en contra. Todos los partidos excepto el PIP (Partido Independentista Puertorriqueño), eligieron delegados a una “Asamblea Constituyente”: 70% del PPD (Partido Popular Democrático), 15 republicanos y 7 socialistas, de 92 que era el total. El 6 de febrero de 1952, la “Asamblea Constituyente” aprobó la Constitución para Puerto Rico. El 3 de marzo se le sometió a referéndum final. El Congreso de EUA la aprobó el 1ero de junio y el presidente Truman lo firmo dos días después. Entro en vigor en Puerto Rico el 25 de julio del 1952, cincuenta y cuatro años después de la invasión militar estadounidense.
El nacionalismo puertorriqueño la llamo la constitución de la esclavitud. No se podía permanecer callado e inactivo, y empezó a prepararse en lo político y militar para combatirla. En lo político denuncio la campaña de desorientación publica que las autoridades estadounidenses juntamente con el gobierno colonial habían iniciado con relación a la Ley 600. En lo militar se prepararon para la revolución.
Luego de desatada la represión y persecución contra los nacionalistas y ante el inminente arresto de sus lideres y de los planes de asesinato contra Albizu Campos, el Partido Nacionalista decide responder a la agresión con la guerra defensiva y el 30 de octubre, lunes, a las doce del mediodía fue el momento acordado para ello.
La revolución no estaba originalmente fijada para esa fecha, pero fue necesario adelantarla aun cuando todavía no estaban las condiciones dadas. Fue una rebelión puertorriqueña, posindependencia para Puerto Rico. Tuvo el propósito de dramatizar ante Puerto Rico y el mundo entero el carácter colonial de la “constitución” proyectada y como prueba de que la independencia es un derecho irrenunciable del pueblo puertorriqueño.
El plan contemplaba acciones simultaneas en distintos puntos del país, más los asaltos a los centros de poder tanto colonial como del imperio. Igualmente contemplaba la denuncia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Nada fue improvisado. Todo respondió a un plan trazado previamente por Albizu Campos y cuidadosamente estudiado por los comandantes de cada acción. La ofensiva patriótica abarco varias ciudades, entre ellas San Juan, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Jayuya, Utuado, Naranjito y Peñuelas, entre otras, sin olvidar el asalto a la Casa Blair(residencia temporera del presidente estadounidense) en Washington.
La insurrección duró aproximadamente semana y media. Durante varios días hubo grupos dispersos por las zonas montañosas en un intento de sobrevivir como guerrilla rural, pero constantemente asediados por las fuerzas represivas. La Guardia Nacional movilizo 272 oficiales y 4,000 soldados. Utilizaron 4 aviones cazas y tropas de infantería armadas de ametralladoras y tanques. La denuncia a nivel internacional la realizo la Srta. Thelma Mielke con una carta que le enviara al secretario de la Asamblea General de la ONU. Por respuesta le cancelaron las credenciales como representante de un organismo no gubernamental, condición de la que gozaba entonces el Partido Nacionalista de Puerto Rico.
La Revolución Nacionalista del 30 de octubre del 1950, si bien no fue exitosa desde el punto de vista militar, si puede afirmarse que logro los objetivos que con ella los nacionalistas se propusieron, recordándole a los estadounidenses que Puerto Rico no es una nación asimilable.
Este 30 de octubre del 2021 se conmemora este importante evento histórico recordando la vigencia de aquella gesta heroica hasta el mismo presente. Hoy el pueblo puertorriqueño este más cociente del asalto constante a nuestra identidad, a nuestro patrimonio, a nuestra dignidad, que eso poderes imperiales continúan tratando de arrebatar. Cada día que pasa se siguen desenmascarando los atentados criminales contra nuestra población y nuestro medio ambiente. La paciencia y el dialogo también tienen sus límites.
Sin justicia no podemos vivir en paz.
Nota: Parte de la información de este texto fue tomado del Boletín Nacional (octubre 2004) de una colaboración de Rosa Meneses Albizu -Campos y del libro La insurrección nacionalista en Puerto Rico. Autora: Miñi Seijo Bruno.