Uno de los asuntos importantísimos en la política, tiene que ver con la declaración o no declaración de impuestos de los candidatos desde aquellos que se postulan a la presidencia de los Estados Unidos, como los candidatos a Gobernadores, entre otros. Este trámite permite al electorado enterarse de si los candidatos cumplen con este deber de declarar ganancias al IRS del gobierno federal.
Curiosamente, aunque no debe extrañar, Donald John Trump, a diferencia del entonces candidato Joe Biden, NUNCA dejó saber esta información y técnicamente no debió ser aceptado como candidato. Pero como se le han dejado pasar muchas como eso que dijo al postularse para presidente en el 2015, “si gano las elecciones del 2016 respetaré el resultado y esto no sucede como a mí me sale de los pantalones, NO reconoceré jamás el triunfo del candidato demócrata Joe Biden, y eso es lo que continúa haciendo.
El tipo que nunca dejo saber sus negociados y pillerías cumplió su amenaza cuando fue derrotado en la elección presidencial del 2020 por el candidato demócrata e invento pa’seguida lo que le aconsejaron sus abogados pillos y Vladimir Putin, “No te declares perdedor y acusa a los demócratas de que te robaron la elección,” y el felón obediente, continúa con la misma cantaleta.
Anyway, el actual gobernador Ned Lamont dio a conocer la información del pago de sus impuestos de los últimos tres años. Como el hombre es un millonario en una corporación comercial legal y tuvo ganancias de 26 millones en tres años, no ha aceptado que se le paguen los $150,000 dólares que le correspondería por su trabajo en el liderazgo de Connecticut.
Hecho esto le preguntó a Bob “Trump” Stefanowski si haría lo mismo a lo que este respondió que él y su esposa lo harían.
Es así como el candidato republicano, habla, argumenta e inventa como su mentor Donald John Trump alegando cosas que no se ven. Veremos si cumple con la promesa y no sigue el ejemplo el pillo embustero del expresidente al que ahora están aplicando una multa de $10,000 dólares DIARIOS por no entregar a una corte de Nueva York información que se le ha solicitado acerca de unos asuntos más turbulentos que un billete de siete dólares.