Sin lugar a duda la nota deportiva del año es el título que logro el delantero uruguayo Luis Alberto Suárez Días, que, a sus 34 años, y natural de Salto (Uruguay); con un olfato goleador intacto, se coronó campeón con el Atlético de Madrid, del Cholo Simeone.
Un año eterno, doloroso, complicado, estresante pero que terminó en alegría, jubilo y con un título que vale mucho para él, y para su técnico.
Después de ser despedido y menospreciado por Josep Maria Bartomeu, sin razón alguna, y de una forma deshonesta, el uruguayo vivió uno de sus peores momentos en su carrera futbolística. Emocionalmente tocó fondo, y trataba de encontrar una respuesta a tan desleal accionar de sus directivos, y del nuevo cuerpo técnico comandado por el holandés Ronald Koeman.
Pero como todo trabajador honesto, tomo sus maletas llenas de ilusión, de entrega, de experiencia y de goles, y se sentó a esperar por una nueva oportunidad que le diera cualquier equipo del mundo para demostrar que estaba más vigente que nunca y podría ser más letal que antes.
Y así sucedió, llegó el equipo perfecto, el técnico deseado y el desquite que no podía dejar pasar. Esto lo motivó a él, aún más, porque a pesar de que el Atlético de Madrid, seguía siendo un equipo fuerte en la liga, no era el archi rival del Barcelona, pero aun así, era lo más cercano a buscar su revancha ante el equipo que lo trató mal, que lo humilló y que lo echó de sus filas pese a haber dejado un gran recuerdo en esa institución. Se convirtió el tercer máximo goleador de la historia, con 198 goles en 283 partidos a lo largo de seis temporadas -todas ellas por encima de las veinte dianas-, y solo superado por Messi, con 634 tantos, y César Rodríguez, con 232.
El que llegó para ocupar su lugar, y quedarse con el #9, estaba lejísimos de los registros del uruguayo. Martin Braithwaite, marco 2 goles en esta Liga que se acabó. Llevaba un total de 5 goles en toda la temporada. La pasada hizo solo un gol. El balance del danés desde que fichó por el Barcelona es de 51 partidos y 8 goles. No es ni buena ni mala influencia para Lionel Messi, porque ni se les ha visto tener complicidad fuera ni dentro del campo. Messi ha tenido pocos, muy pocos socios esta temporada en el Barcelona, y así termino, solo y sin un cómplice para hacer goles en todos los tamaños y colores.
Pero el gol que le dio el triunfo frente al Osasuna y, por ende, el título del equipo colchonero, era su gol número 21, en la temporada, pero más allá de esa anotación, lo que el charrúa vivió y sintió al finalizar el partido fue épico. Porque entre sus lágrimas y sentado en el gramado del estadio Wanda, esas lágrimas o ese momento que le dio la vuelta al mundo, tenían el sabor más dulce de una revancha. Que lágrimas tan alegres. Qué bueno ver llorar a alguien, pero de felicidad. Como lo recalcó el charrúa a los medios de comunicación: “Esas lágrimas las compartí con mi esposa, ella más que nadie sabe lo duro que yo trabajo para mantenerme en forma; y también ella vivió conmigo el amargo momento por el que pasé cuando me despidieron del Barcelona. Ella sabía lo que significaba para mi este título, del cual fui participe y tuve la fortuna de anotar y sumarle un título al equipo que confió en mi desde un principio”.
Sus goles lo avalan como uno de los mejores delanteros del mundo, y es que su recorrido desde sus inicios de carrera con el Nacional (4 goles) a los 19 años, en el 2005, luego se fue a Holanda donde militó en el FC Groningen (15 goles). Después paso al Ajax (111 goles), del mismo país, donde tuvo una excelente temporada hasta tal punto que fue cedido al Liverpool (82 goles) por 25.5 millones de euros. De ahí saltó al Barcelona de España (198 goles) por un costo de 81 millones de euros. Y ahora se encuentra en las arcas del Atlético de Madrid (21), Continuando su leyenda.
En sus 431 anotaciones con sus clubes se le suman los que ha hecho con la selección uruguaya, 63 dianas, y esto que apenas comienza la Copa América Argentina 2021, las eliminatorias y posiblemente su último mundial de la FIFA Catar 2022.
Lo de Suárez es un claro y fino ejemplo de superioridad, de credibilidad, de gallardía y de fe en uno mismo. Grande campeón. además, se le tiene que dar crédito a un hombre que le apuntó a su experiencia y a sus ganas de seguir triunfando, y es Diego Pablo “El Cholo” Simeone, un hombre que se dio a la tarea de vincularlo a su proceso, de darle todo su apoyo y confianza, aun sabiendo que tenía en su equipo a hombres talentosos como Diego Costa y el Golden Boy Joao Félix, el argentino le aposto al charrúa, y por eso esta dupla hoy celebran por lo alto.