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Tía Julia,
Le estoy escribiendo con el corazón espinado y más aborrecido que un tipo que se quedó solo en una casa muy blanca por allá por Washington D.C.
Mi mamita le había escrito anteriormente explicándole mis dotes de inteligencia superior que me han llevado a inventar cosas y compartirlas con sus distinguidos lectores entre los cuales se cuentan doctores, amas y amos de casa, empleados y empleadas de los DD, políticos, periodistas y gente que han aprovechado mis luminosas ideas.
Los genios tenemos el don de que se nos refulge el interior del cerebro cuando se presenta un problema y por eso al comenzar esta jodienda de la Pandemia-19, y se hizo imprescindible el uso de las mascaritas. De inmediato se me vinieron a mi extraordinaria mente como un relámpago brilloso varias ideas originalísimas que mi mamita se las presentó a usted para que sus lectores de Connecticut, estados vecinos, e incluso países de Latinoamérica, se enteraran de mis excepcionales capacidades.
Sin embargo y como hay gentes oportunistas, pancistas, aprovechadas, abusadoras y mala leche, algunos cogieron mis ocurrencias geniales y maravillosas, me las copiaron de un modo malvado, perverso y malévolo, las patentaron y las mandaron a producir en masa y ahora se han ganado el billete que les ha caído como el mana del cielo.
Es que la gente se aprovecha y sino pregúntenle al exabogado Michael Cohen, ex pica pleitos del señor Trump que inventaba e inventa cuentos para embaucar al prójimo, como esto de vender la idea de usar el cloro como purgante para combatir la pandemia, ayudándole por el lado a los fabricantes de este producto que vieron aumentar sus ventas y dicen le dieron un bono, según me contaron.
¿Recuerda usted cuando compartí con buena fe la idea de máscaras que expresaran sentimientos de alegría, tristeza, melancolía, frustraciones y amol? Vea usted misma tía como los piratas me la cogieron y ahora en cualquier kiosquito venden unas hechas en Taiwán con mascarillas que expresan sentimientos tan complejos como deseos de yacer, pasión desenfrenada, desolación, ideas catastróficas, alma atormentada, aflicción extrema, congoja febril, nostalgia antes de la pandemia y frustración amarga. El otro día cuando fui a Springfield para mirar sus aburridos edificios, y las están vendiendo en todos lados, incluso en mesitas en las veredas.
Aunque sé que sobre usted avanzan los años y su memoria está más floja que martillo de goma, quizás podrá recordarse de mi idea de las máscaras que se ajustaran con hermosos diseños a las estaciones otoñales y primaverales. Con resentimiento y envidia sana observo como hasta en los supermercados venden mascarillas con diseños de flores exuberantes, hojas de arbolitos en proceso de oxidación acelerada (marrón y sus distintas tonalidades), y algunas con escenas de Halloween con la cara del señor Trump a quien ahora apodan el “llanero solitario desenmascarado.”
Y para terminar ya que estoy tan ofuscado que la mano izquierda (porque soy zurdo) me tiembla como tela de araña azotada por la brisa otoñal; ¿qué le parece mi idea de las máscaras con zíper?
Tía, el otro día cuando fui a un McDonald donde una empleada tenía una idéntica a la que yo aluciné. La jeva me dijo que la consiguió en Amazon que ha tirado las ha tirado al mercado en distintos colores y modalidades permitiendo que le gente tome café siniestro en los DD sin tener que respirar los virus y bacterias del medio ambiente abriendo parcialmente el zíper. Ahora mis mascaritas se pueden pedir vía online.
Querida tía, estos hechos obnubilan mis pensamientos, pero aun así sufriendo estos robos intelectuales, las ideas relámpagos me continúan brotando como las pecas que le salen a los blancos en la faz cuando se van a requemar a la playa. Necesito que me aconseje para lograr algún día ser millonario, pero no como era el señor Trump que dicen que le debe a sus acreedores más de 400 millones de billetes, además de lo que le debe al IRS que es otra tonelada de billetes por las cosas que no declarado. Humildemente quería ganar unos modestos chavos extras ($500,000) y comprarme una casita en una loma de San German, tener un jeep Bronco, vestirme como un papi para que me miren las jevas lindas de esos lugares que son unas mamis.
Gracias por sus consejos y desde ya le aviso que porque la quiero mucho no voy a entablar demandas en contra suya con abogados del patio que están tristes porque el negocio está muy floja con esto del cierre de los tribunales por la Pandemia.
Se le quiere mucho demasiado.
Einstein González
Respuesta
Mira González de la Gonzalera con ínfulas de super inventor. No seas ingrato ni desagradecido, salmón con vocación de renacuajo después que te hice famoso y me han contado trataste de hacer negocio con las mascaritas explotando a tu novia, tu mai con una máquina de coser para hacer mascarillas artesanales de lana de vicuña.
Si deseas litigar y meterme un pleito como lo hacia el Trump, mira mejor para otros lados y métele una demanda civil a la compañía EverSource que en mi caso particular me produjo daños emocionales con un corte de luz tan largo como un gas de serpiente.
Noto por tu tono peculiar que andas con coraje y recuerdo claramente haberles aconsejado a ti y a tu santa mai que patentaran tus ideas, es decir te comunicaras pa’ rápido con una oficina que hay en Connecticut donde se registran las ocurrencias. Sin embargo, te aseguro que las ideas geniales no solamente se te vienen a la mente a ti, sino que a personas quienes también se iluminan frente a fenómenos aparentemente insolubles, inexplicables, abstrusos o ininteligibles como cierta gente que aborrecen el trabajo.
¿Recuerdas aprendiz de coleóptero el caso de Santiago Watts que un día vio una tetera donde se calentaba el agua para el café, observa el chorrito de vapor que salía por el fotuto, puso una cuchara encima del vaporcito y nota que esta se movía? Si no te acuerdas no te preocupes. De esa simple observación, Santiaguito (como le llamaba su mai), imagina una tetera más grande que echara más vapor al hervir, moviera aspas mecánicas y por allí surge la idea de las locomotoras, barcos a vapor y otras maravillas. La idea no se pudo utilizar para mover aviones ya que las calderas son demasiado pesadas.
Y sin ir mas lejos porque me canso, seguramente no recuerdas la idea de un señor de apellido Newton (no es el pillastre político de New Haven ni al otro de la TV al que le encantan que lo encuentren bonito), que un día observa como caía espontáneamente una manzana de un árbol e imagina la ley física muy importante que se llama la Ley de Gravedad que incluso explica fenómenos cósmicos.
Y para darle fuerza extra a la cosa. ¿No te has imaginado al italiano ese al que se le ocurrió la idea de hacer explotar un átomo y provocar una reacción “atómica” en cadena usando plutonio echando la base de una de las armas más desastrosas de la humanidad?
Como le decía un gringo machista a la esposa “think darling think” o como se dice en criollo “piensa, piensa.”
Y como también me canso no te voy a dar la solución a tu problema, pero te aconsejo vayas al Internet y busques la sección de como patentar inventos de todo tipo, aunque te aseguro que los muchachitos u muchachitas del MIT en Massachusetts ya han patentado todo lo que hay que patentar, incluso matres anti gravitacionales para dormir flotando en el aire o el uso de paraguas a control remoto.
Sigue inventando porque quizás inventes la super vacuna en contra de cualquier supervirus o el antibiótico para compartir los virus provenientes del cosmos. ¿Viste?
Para tu información, la gente ha patentado mucho. En 1861 se patentaron 83 inventos, pero ya en 1900 se patentan 3,483. Para el 2,000 se inscriben 76,871 ideas y el año pasado ni mas ni menos que 204,656 ocurrencias. Einstein González de la Gonzalera, piensa, anota y patenta lo antes posible.
Tía Julia