Pregunta
Respetada Tía,
Leo todas las semanas las interesantes consultas y sus sabidas respuestas a la gente afectada con conflictos, trances, aprietos y revolúes en esta vida que es tan alta y tan alta que para alcanzarla es preciso morir, para luego existir, para luego vivir.
Ahora con esto de los tremendos telescopios, le juro por su madre que las imágenes me hacen sentir como un granito de arena en una ardiente playa de East Haven y quisiera vivir en la época de Galileo Galilei en los 1500 cuando éramos el centro del universo. Ahora somos al parecer, nada más que un poco más que un polvo espacial y con respeto, valga la redundancia.
Estoy teniendo problemas serios como mi esposa Mariscar que llegó hace décadas desde la madre patria, según ella, y con la que nos llevábamos relativamente bien. Digo relativo como la teoría de Don Einstein porque tiene mal genio y en muchas cosas trata de dominarme como si fuera una galaxia más grande que me devora.
A esta jeva que baila flamenco y mueve las caderas y zapatea, pero que trabajaba en un banco, ahora le encantaría viajar a lugares exóticos como el Cuzco en Perú, Tailandia, la Patagonia, Egipto con el sistema de millas de la tarjeta Delta, hummmmm.
Ahora se le ha puesto entre ceja y ceja -que las tiene negras como su cabello y el vello- ir a la Isla de Pascua inspirada en los artículos de una revista llamada, “Los misterios insolubles e inexplicables del planeta Criptón,” cuestión que me preocupa porque mi impresión es que el tostado anda regalado en estos caminos de Dios, en Washington D.C. y en Mar-o-Lago
Lo que pasa es que a mi NUNCA me han gustado las mochilas, morrales, bolsos, valijas, maletas, bultos, ni equipajes y cuando Mariscar me habla de viajes comienzo a sufrir pesadillas malas con ansiedad y me despierto con taquicardia en el motorcito. ¿Cómo la ve?
Mis hijas que ya están casadas y salieron a la madre me acusan de atrasado existencial y excesivamente casero. Eso es verdad porque también desconfío de los precios y vuelos de aviones con pilotos que se quedan dormidos por los turnos extras y estas tormentas del diache que a veces obligan a cancelaciones y la necesidad de que los pasajeros esperen sin bañarse durmiendo en el suelo de aeropuertos donde se tapan los toilettes. ¡Oh, Dios!
Ya le he dicho a Mariscar que para mi viajar a Sevilla por diez veces en nuestra vida de casados ya como que me cansa, pero estas jodiendas de volar 12 horas hasta Santiago de Chile, luego a Valparaíso y después otras seis horas más a la Isla de Pascua no me convencen porque las artritis me debilitan y no puedo cargar tanta cosa. Mariscar saca energías a las que yo llamo negativas y carga una mochila gigante y dos maletas. Increíble.
Ahora en mis momentos de angustia a las dos de la mañana me relajo escribiendo lo que seria un viaje ideal con pocos bolsos y maletas con dos o cuatro ruedas que al final son la misma cantaleta.
Mi libro tiene el llamativo nombre de “Viaje a Paris por quince días con cinco calzoncillos, dos shorts y dos camisetas.” Este libro también menciona mochilas pequeñas y la forma de comer barato con diez dólares al día durmiendo en estaciones o plazas públicas haciéndose pasar por periodista.
Tía, por favor aconséjeme que como usted ya pasa de los 60 y después de retirado del servicio postal no quiero caminar más. Anhelo levantarme a las 9 de la mañana, caminar hasta un DD de la esquina donde ya me dan las bienvenida con sonrisas saludándome con mi nombre, me dicen papi, y leer el periódico La Voz y regar las matas. Lo de las diferencias con Mariscar que en realidad se llama Maris Carmen como todas las españolas y las burlas de mis hijas me atormentan y fastidian el cráneo.
Cuídese del sol y camine por la sombrita que la vida es breve y sesenta años desmintiendo a Gardel es mucho.
Jefferson
Respuesta
Jeff, para acortar tu famoso nombre de pila, noto que eres sabido y que mucho aprendes de la Voz porque en otras revistas faranduleras la vida es un festejo, fantasía e irrealidad crasa.
Como acabamos de pasar el 26 de julio fecha en la que se celebra el inicio de la revolución cubana que tiene adeptos y enemigos, mencionas los versos de una hermosa canción llamada Elegia de una Generación que nunca tocan ni tocarán en el programa radial Viva con la Sultana donde cosas como canciones con tipos de voz ronca que simpatizan con el matre.
Esto de lugares exóticos que mencionas es sumamente interesante y ahora que la gente se retira y le cree a esto del “millaje gratis” con tarjetas de crédito American Express/Delta, se ha hecho popular lo del desplazamiento por el aire más barato, sin embargo y en tu caso, está el problema de las artritis que afectan mas a unas personas que otras por lo de los genes provenientes de la mai o del pai.
En tu caso Jeffry, se agregan las caminatas en invierno repartiendo cartas y paquetes, y la exposición al crudísimo invierno. Yo te entiendo.
También entiendo que después de 30 años de trabajo en el servicio postal ya no deseas dar un solo paso más cargando el equipaje que es el apellido del viajero que desea conocer al mundo, culturas, comidas y a otros seres. Lo que hacen algunas líneas aéreas, entre ellas la Delta es proporcionarte una sillita de ruedas y una persona simpática que te traslada los bultos con lo cual podrías sentirte más aliviado.
También pienso, luego creo que existo; debieras someterte a masajes terapéuticos cuyas sesiones cuestan caras, pero valen la pena, y caminar por placer temprano por la mañana cuando los mosquitos duermen o meditan y observar lo que queda de natura, porque, así como vamos con la cortadera de árboles y el calor extraño, yo no sé…como decía un poeta peruano.
Por eso lo de tu odio visceral a cargar bultos lo comprendo y percibo más claro que una sopa de agua con pan añejo que unos frailes le servían a los pobres a los cuales por esto les denominaban los bobos porque a esta sopa insípida y nada de nutritiva le llamaban la “sopa boba.”
No juzgo a tu esposa sevillana en sus deseos de viajar ahora que dejo de trabajar en este extraño banco llamado Bank of America y que debía encarar a los clientes día día. Te sugiero que le expliques lo que me has dado a conocer con sentimiento y probablemente una de tus hijas la pueda acompañar. Dile de parte mía que no te critiquen tanto porque como dice ahora Donald Trump y sus seguidores, “no somos perfectos.”
Lo del libro me parece llamativo, aunque ya se han inventado los calzoncillos desechables y en Japón la ropa interior se adquiere por unos yenes en vendedoras automáticas. Eso de comer bien con diez dólares al día es como suicidarte de a poco y no deseo que te suceda como lo acontecido a un muchacho que trato de viajar a través de Europa tocando la flauta y al final tuvo que vender la flauta y pedir en el consulado estadounidense que le ayudaran a regresar con una pasaje de limosna.
En cuanto a esto de la edad y lo de los “veinte años no es nada” no escuches rumores, supercherías, engañifas ni añagazas que enferman el espíritu con material toxico y negativo.
Saluda a Maricar y que te lo pasen bien.
Tu tía Julia
Comentarios a los sabios consejos de la Tía Julia.
Tía, estoy convencido siendo boricua que el calor del sol no es el mismo y es más raro que un cocodrilo con muletas. Me preocupa como los gringos se exponen a los rayos del care’ gallo y quedan más rojos que langostas, pero es que si uno les dice algo como es el caso de mi cuñada, no entienden y se ofenden. Clotario de Springfield.