Pregunta
Tía Julita, consejera de los desaconsejados que no tenemos seguro médico ni esperanzas de reajuste en el seguro social bajo el nuevo gobierno que mal rayo parta ¡Oh, Dios!
Mis saludos y deseos de que en el 2025 consiga un novio ya maduro quien la acompañe en las noches frías y solitarias de estos días de invierno helado que le chavó “la inauguración del siglo” anunciada por el señor Trump.
Para usted, en algo le serviría un adulto de edad semi avanzada quien le puede calentar los piececitos.
Para que sepa mejor de dónde vengo y para donde voy le texteo desde la ciudad de New Britain, con mansiones imponentes y un hospital con buenos servicios, pero muchas emergencias, y un mapa de la ciudad muy enredado que hasta los carteros se confunden. Algunos viajeros usan brújula o se rigen por las estrellas.
Mi consulta tiene que ver con mi esposo Rolando a quien en el calor del hogar llamamos Pipote quien ya cumplió las 66 pepas y de quien yo había notado que se le ha ido agotando la batería y la fogosidad apasionada que le caracterizaba en otras pasadas décadas cuando le llamaban el “Potro de Santurce.”
Todo ese calor se le ha ido extinguiendo como un inclinado cirio en la triste palmatoria del tiempo.
Yo entendía estos cambios y no le decía esas cosas vulgares que se escuchan en Hartford tales como, “¡Ay mira! me tienes a dieta,” o “te me estás poniendo vaguito ¿ah? ¿qué te pasa papito?,” expresiones que muchas mujeres usan para confrontar a sus jevos después de la menopausia, y que yo estimo les tiran para abajo el orgullo de ser machos, machotes.
Invitados al matrimonio de la hija adoptiva del cuñado de mi mamá y antes de enviar su traje al Dry Cleaning “La Mancha Oprobiosa” de la calle High, hallé, ¡Oh, Dios! un pote de pastillitas de un color azul y me fui de inmediato a la farmacia Dolorio donde una amiga que trabaja despachando recetas confirmó mis sospechas: era Viagra. También me susurró que Pipote compraba semanalmente condones marca “Efficachiok” de marca jordana.
Apenas llegó del trabajo se lo puse fácil: “o me dices la verdad o te vas de aquí mismo con el Viagra donde la otra y llevándote los condones.”
Como lo conozco como si lo hubiese parido, lo vi afligido y sudando, aunque ahora con la entrada del frío polar y la inauguración estamos más helados que mantecado de esquimal.
Allí Pipote, pálido como una hostia, se puso a tartamudear y me dijo que el Viagra no era para él sino que para su hermano Tico, ex principal de escuela que tiene 68 y cuya esposa, una muchacha de 24 que conoció en un campeonato de bachata, lo tenía medio pillado ya que no responde al matrearcado con la frecuencia ni la intensidad fogosa que ella espera y por lo cual se impacienta y anda con trompa.
Ahora estamos enchismados y yo lo mandé a dormir con el perro al sótano de la casa hasta nuevo aviso.
Esperando que me oriente, le saluda con fuerza en el 2025 y esperanza en el futuro.
Gracchiela
Respuesta
Mira Chelita:
En primer lugar, te agradezco tus buenos deseos y yo también espero te cuides del frío y de las deportaciones. Te envío bendiciones para que disfrutes de un futuro con luces brillosas como decía un charlatán que se hacía pasar por ginecólogo y no lo era y ahora anda más callado que un taco de goma escondido en Massachusetts sacando la suerte y haciendo sortilegios.
Dicen que este facineroso estaba también metido en un lío grande con una cubana llamada Fidela a la que le sacó la suerte y que está casada con un luchador que se hace llamar “El Terror de Santa Clara.” En la consulta este charlatán le dijo hasta del mal que iba a morir mirándole las líneas de la mano y cuando le dio a conocer a la muchacha que “faltaba algo” en la línea de la vida y ella le preguntó que era lo que faltaba, le respondió $200 pesos con facilidades, “me das la mitad ahora y la otra mitad por la tarde.”
Parece que llegaron a un acuerdo y dicen que ella se lo pagó con carne y después le salió con que estaba embarazada. El luchador lo anda buscando con un machete.
Tu caso me parece de una naturaleza algo siniestro, turulato y más bien morcillesco, y me explico.
Es normal que las parejas vayan perdiendo su fogosidad inicial en la medida que pasa el tiempo, y que la fuerza de gravedad empuje las cosas irremediablemente hacia abajo. Algunas personas recurren a cirujanos, otros se van a las botánicas, y no falta aquel que se pone a la moda con el Viagra y otros productos que venden los amigos jordanos en las estaciones de gasolina.
Estoy de acuerdo contigo en que tu esposo debiera haberte platicado estos planes de renovación hormonal, pero es que a veces es vergonzoso para ellos confrontar la cruda realidad.
Sin embargo, lo de los viajecitos con trajes elegantes a Santo Domingo me preocupan ya que varios señores retirados de Hartford y New Haven se han ido de viaje a esa hermosa isla y llegan casados con unas doncellas que podrían ser sus sobrinas.
A los pocos meses los viajeros bajan notoriamente de peso, se les ve más alegres y optimistas, pero constantemente deben acudir al Criollísimo a saborear la tonificante sopa de mondongo que según dicen resucitaron a Frankenstein.
En tu caso debieras aprovechar el momento en que tu esposo está a la defensiva, y exigirle que ejercite los buenos efectos del Viagra con la mujer de su vida, es decir tú, y que se deje de esos traqueteos de viajecitos para visitar a su hermano. ¡Ah! llévalo al médico para que le haga un examen de sangre y orina preventivo ya que nunca se sabe…
Espero que Rolando se recoja, que corte los viajecitos solitarios y que disfrute el invierno contigo para que al menos te caliente los pies. Abrazos y cuídate del hielo.
La tía Julia