Mucho se habla de las mujeres que por una u otra razón deciden o prefieren estar solas. Algunas desean darse tiempo hasta encontrar una pareja responsable que encarne los principios y valores que ella desea otras no tienen apuro por el momento. Cualquiera que sea el caso, estas mujeres son conocidas como “la solterona”. Quiero compartir un par de historias que conozco bien de cerca. Les aseguro que cualquier semejanza a una situación que le sea familiar es pura coincidencia.
Fue una noche de primavera, durante una reunión de negocios que el gerente principal de la compañía dijo: “Bueno, todas las actividades de nuestra empresa están diseñadas para el entretenimiento y disfrute da la familia,…pero mirando bien en nuestra compañía existe un grupo muy grande de mujeres solas y viejas solteronas”.
Solamente transcurrió una milésima de segundo para percatarse de que en su junta administrativa había por lo menos 5 de esas “mujeres solas y/o viejas solteronas”. El silencio reinó por los próximos 2 minutos. ¡Cada segundo parecía una eternidad! El gerente trató de “arreglar” lo que había dicho, pero parecía hundirse más y más en sus propias palabras. Finalmente una de ellas le dijo: “no necesita decir mas, ya hemos entendido el mensaje”.
Otro día, mientras unas mujeres platicaban a la puerta de la iglesia acerca de los aspectos psicosociales de los demás. Entonces, una mujer conocida como “la solterona” pasó por el medio de ellas y entró a la iglesia a hacer sus oraciones. Mientras ésta oraba las damas en la puerta se la pasaban criticándola y burlándose de ella. Estas decían entre si; “la pobre debe estar orando por un marido”, “no que va…esa se va a quedar para vestir santos”. Esto se repetía semana tras semana.
Un buen día, la mujer conocida como “la solterona” cansada de los comentarios soeces decidió para este abuso y con voz firme les dijo: “mejor es vestir santos que desvestir al diablo y acostarse con él como hacen ustedes todas las noches.”
Desconocemos cual fue la reacción o la respuesta de estas mujeres a la declaración de esta mujer conocida como “la solterona”.
Hay muchas mujeres conocidas como “la solterona”. Pero todas ellas se merecen el respeto y consideración como a todas las demás mujeres. Tiene sus ventajas el estar soltera y sin compromiso. Por ejemplo; entran y salen cuan quieren sin tener que dar cuenta a nadie. Cocinan si quieren y a la hora que mejor les parezca. Pueden viajar o trabajar a distintos horarios. Si tiene hijos los puede educar con valores y principios que no sean contradichos por peleas o problemas matrimoniales.
Por otro lado, algunas confiesan sentirse solas, y quisieran poder formar una familia con un hombre que las ame y las sepa respetar. ¿Quieren saber lo que oraba la mujer conocida como “la solterona”?
La dama solterona oraba así: “Ahora, Señor, que me dispongo a rogar ante ti, te hago esta oración con mucha fe para que me concedas un hombre que no sea feo, que sea inteligente, cariñoso, fuerte, comprometido y lindo. También compositor y poeta, muy cristiano y con mucho humor del que yo puedo entender.
Que le gusten mi familia y amigos y NO el fútbol o el béisbol. Que no ronque y que sea limpio e higiénico y que le guste tomarse un baño dos veces al día. Que cuando diga que va a llamar no me haga esperar… y llegue a la hora en punto a casa y sin olor a jabón de Motel.
Que yo sepa siempre donde está, menos cuando me anda comprando flores y regalos ó contratando serenatas. Que cuando diga que vamos a salir me dé 3 horas para arreglarme, se desmaye de emoción cuando me vea, que baile mejor que John Travolta y nunca me salga con que vamos a estar con sus amigos…
Hago esta oración para que tenga un empleo muy bien remunerado. Que sea muy detallista y generoso y que cuando me gaste su dinero no se moleste. Que sepa cocinar y le guste ayudar en las labores de la casa. Que sea ordenado y limpiecito. Que le guste quedarse horas escuchándome, que piense antes de hablar y diga la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad.
Que me ame intensamente. Que entienda mis dolores de cabeza y me lleve el desayuno a la cama. ¡Ah! Mándame un hombre fiel, cariñoso, que me ame con respeto y con pasión, por mí y NO por otras cosas …
Que no tenga ojos para ninguna otra mujer, que siempre me diga lo bella que me veo y la suerte que tuvo de encontrarme.
¡Te hago esta oración por el hombre que me va a amar hasta la muerte!
Amén