Pregunta
Querida Tía:
Usted no sabe cómo saboreo sus consejos y los criollismo verbales que iluminan la lectura, sin embargo, me agradaría que no se utilizara tanto las palabras nalgas y se las caratulara como glúteos que suena más científico y menos grosero.
Se me vino esto a la mente después que vi con la pareja de mi hijito que es muy lame ojo la película “In the Hieghts” que fue, según mi prima que se ha mudado a Connecticut un popular espectáculo de Broadway en Nueva York.
Yo trato de apoyar lo que estén mostrando después de la pandemia en la pantalla grande acerca de temas latinos, pero esta película fue para mi caótica y el autor que entiendo fue un muchacho que hizo de este tema su tesis o algo por el estilo, metió muchas ideas que crean para el espectador un enredo de madre o de padre según se vaya viendo.
¿Será que el quedo confuso después de asistir a muchas fiestas en Santo Domingo y nuestra Isla donde sigue temblando?
Lo que me molestó mucho demasiado es que se describe a la cultura puertorriqueña y latina como una donde el baile abunda constantemente y los glúteos de las mujeres sobresalen mucho demasiado. Mi primo que es estudiado opina que la película es además muy larga y explota un estereotipo racial y colonialista de que los caribeños preferimos bailar y fiestar que resolver, que nos gusta jugar a la lotería y la bolita, somos bochincheros, y los hombres se lo pasan jugando al domino y mirándole las piernas a las nenas con shorts de verano.
Tía, y entrando al rollo, tenemos con mi esposo un hijo que nos ha salido más flojo que la mandíbula de arriba con la mala costumbre de traerme cada tres meses una prometida o enamorada nueva.
“Mamita, pienso casarme finalmente porque encontré el amor de mi vida,” nos dice y con mi esposo nos alegramos mucho demasiado porque Joel tiene 36 pepas y todavía vive con nosotros sin pagar renta, no colabora en sacar los tiestos de basura a la vereda, ni limpiarle la cajita de excrementos al gato.
Joel, nos presentó recientemente a esta muchachita nacida y criada en el barrio Turunguel Bajo de Caguas, cerca del Guabate cuyo hablar es medio ajibarado. Epifanía es buena gente y de acuerdo con mi experiencia, quienes viven en el campo cerca de las vaquitas y los coquíes, todavía respetan, y no son como algunas de las nenas de por acá que son incordias, aunque no todas.
El primer día, Epifanía llegó al sagrado seno de nuestro apartamento aquí en la calle Main de Bridgeport, y enseguida me dijo, “usted se ve más joven que mi mamá y parece la hermana de su hijito.”
¿Ve usted tía por donde venia la bolita?
“Joel nunca me icía que usted era tan buena moza. ¡Si parece una yegua joven como las criadas por mi pai allá en Juncos y que son caderonas!” me dijo y me hizo sonrojar. La verdad tía y entre usted y yo, no me agradó en absoluto la comparación con una yegua joven, pero entiendo de donde viene y no me ofendió tanto. De caderas, todavía los tipos me miran y mi esposo les menta la madre moviendo los labios a los viejolos mirones.
Al principio yo pensé que actuaba así por ser la primera vez cuando a una recién la presentan y desea impresionar en la posible a la futura suegra, pero esta nena me alaba demasiado y yo no sé en este momento si creerle o si lo hace para caerle mejor a Joel, un muchacho muy delicado en sus elecciones de hembras y que le ha dado de carambolas como a una docena quienes estaban locamente enamoradas de él. Joelito es muy buen mozo y salió a mi hermano Teodocio a quien le decían el Gallito de Las Piedras y también El Potro Sacudón Orgásmico de Yabucoa.
Esta muchachita tiene ahora como sus 28 años (media jamona), siempre me trae regalitos tales como patitas de lechón, muslos de gallina, ñame, yautía, aceite de oliva, o talco para los pies, y flores.
¿Debiera aceptarla ya como hija y nuera o es que estoy lidiando con esas nenas lame ojo las cuales después le dejan los nietos a la abuela, en este caso yo? Saludos y que lo pase bien en este verano más caliente que fierro de pincho.
Filomena
Respuesta
Querida Felita o Menita:
Se me viene de inmediato a la base occipital del cerebro lo siguiente: anima a Joselito a casarse los antes posible con la jibarita. Ellas son buenas madres, crían muy bien a los potrillos y yegüitas, actúan como magnificas esposas, cocinan muy bien el bacalao y son excelentes nueras que quizás y llegado el caso y el tiempo cuando menguamos, te cuide.
Si me describieras a otra parecida a las que se exhiben con minifaldas en los clubes o en las jornadas bailables de la Casona que ya inició la temporada bailable en Hartford, te diría que habría un problema porque muchas solo sirven para bailar perreo, hablar malo, y son tan calientes que planchan las blusas y camisas con la mano.
Por una obra básica de caridad, instruye a Joel para conseguir un trabajito legal, aunque sea en un Dunkin Donuts y si no cambia, no se lo entregues con sus changuerías a esta muchacha jibarita. Ella no merece el castigo de un tipo a quien le agrada dormir hasta las once de la mañana, almorzar, tomar siestas, meditar acerca de la nada a la que los filósofos han definido como un libro sin hojas al que le faltan las tapas, y luego aparecerse a la hora de la cena diciendo; ¡Caray que estoy cansado!
¿Qué culpa tiene ella de desconocer los puntos que calza este Joel al que yo apodaría “una segunda hipoteca”?
Aconséjalos para que se consigan un departamentito y ni por nada les ofrezcas un “rinconcito” en la casa ya que allí se te quedarán y tendrás que alimentar otra boca y tal vez alguna ya en camino.
En cuanto a la película que mencionas tuve la oportunidad de verla en el cine de Real Art Ways en Hartford donde ahora cobran demasiado por el pop corn y por un vaso de vino medio agrio. Hay muchas cosas en las que tienes razón. Pienso que poner en la pantalla lo que fue un éxito bailable de Broadway, no necesariamente logrará un éxito semejante en la pantalla de un cine. En ella según me decía un experto en estas materias a quien le apodan “televisor” por que usa unas gafas enormes para darse a conocer como intelectual, el productor metió en un saco chico muchos préstamos provenientes de otras películas.
Toso que es el apodo de este experto graduado de Yale, mencionó algunas ideas que metieron en el mejunje. Una de ellas es la de las distintas nacionalidades latinoamericanas que nos recuerda el tema de Rubén Blades acerca de América. Lo de la lotería que los pobres adquieren con la ilusión de un futuro pareciera tener el origen en un poema de Pedro Pietri llamado “Obituario” que es excelente y hay que leerlo. Lo de mencionar a personas ilustres en la farándula y las letras tales como Rita Moreno e Isabel Allende es loable, pero se pierde un poco en el baile constante y el revolú de faldas y glúteos.
Lo que une la trama es el caso del muchacho dominicano que se llama Usnavi lo que imita a Usmail protagonista de una obra critica a la colonización de Puerto Rico por parte de los Estados Unidos. En fin, hay mucha tela que cortar, pero “In the Heights” merece la pena de verse para que los espectadores saquen sus propias conclusiones.
Suerte con Joel y la jibarita y ustedes no se expongan demasiado a los rayos del cara de gallo.
La Tía Julia.
Comentarios a los Consejos de la Tía Julia. Hemos disfrutado mucho de los murales dedicados a los héroes de la comunidad afroamericana que de merecérselos se lo merecen mucho demasiado porque esto de la esclavitud fue un crimen que todavía no se paga. Sin embargo, nos gustaría a mi y los vecinos de Springfield, que también hubiese murales para héroes nuestros tales como Albizu Campos, Mari Bras, José de Diego, y Rita Moreno, entre otras celebridades. ¿Dónde están los artistas puertorriqueños que no han hecho una propuesta para que les paguen por el trabajo como ha sucedido según ustedes informan en Connecticut? Gracias. Enrique Ortiz de Springfield y su pana Pito.