Joseph Gomes se ha especializado en restaurar vehículos en una labor ardua que requiere paciencia, conocimientos mecánicos, de desabolladura y aunque parezca extraño, respeto por los coches antiguos.
Conocido por sus clientes cono Joe, este es dueño de un taller mecánico en West Hartford, pero parte de su tiempo lo dedica a dar nueva vida a coches condenados al deshecho, a los cuales, como un pasatiempo, les repara, moderniza o cambia sus motores y lo más importante, mejora la apariencia de la carrocería.
Uno de sus milagros de transformación es un Ford 1931 deportivo cuyo aspecto ha cambiado totalmente. Ahora es de color blanco. Con un nuevo motor, neumáticos impecables, y sistema de cambios y frenos renovados, este Ford construido en los tiempos en que los metales eran mas resistentes comparados con las actuales estructuras hibridas de plástico y amalgamas frágiles de metales reciclados; luce como nuevo y desarrolla velocidades de carretera.
Gomes informa que también ha reparado una camionetita del mismo año 1931 la cual todavía utiliza de vez en cuando para llevar pequeñas cargas. Los motores de ambos vehículos se escuchan como nuevos y llaman la atención cuando se desplazan por calles y avenidas.Por supuesto, el sistema de cambios es manual y los asientos, aunque renovados no son los mismos del siglo XXI.
Naturalmente su estructura no permite la instalación de aire acondicionado o calefacción y esto permite comprender la vestimenta utilizada por los choferes en la década de los 30,’
Automóviles Ford construidos entre los años 1928 y 1931 son usualmente los elegidos para trabajos de restauración, pero para Gomes como técnico mecánico con experiencia; no le son ajenos los Mustang entre los años 1964-1968, Chevy Nova 1968-1970, y Ford Falcon 1964-1965 entre otras marcas y modelos
El trabajo profesional de reparación y restauración de automóviles puede tomar mil horas de trabajo especializado y en casos de venta, estos modelos reparados pueden alcanzar un precio promedio que fluctúa entre los 40,000 a 60,000 dólares, aunque de acuerdo con Joe, él les tiene cariño a sus coches renovados porque le provocan satisfacción y orgullo profesional.
Quien esté interesado uno de estos modelos puede pagar dos o tres veces mas que un automóvil moderno y son un verdadero lujo.
“Es una verdadera muestra de esplendidez y prodigalidad contar con estos automóviles con décadas de vida” dice Gomes que tiene más de cuarenta años de experiencia como mecánico y estudio para esta interesante profesión la cual ahora en los Estados Unidos es una de las bien pagadas.