¡Hay una primera vez para todo en la vida! Muchas cosas nos han pasado por primera y única vez. Otras, están todavía por pasar. En fin, casi todo en la vida es “bueno” cuando se hace “por primera vez”. Las tentaciones nos seducen a hacer cosas muchas veces a escondidas, y luego de hacerlas aun que sabemos que son malas nos sentimos bien (cuando es la primera vez). ¿Quién no recuerda el primer beso, la primera cerveza, el primer amor,…el primer pecado?
¡NO! Este artículo no es para tentar a nadie a hacer lo malo. Este artículo es para hacerte pensar en el engaño de nuestros propios sentimientos. No hay cosa más engañosa que nuestros propios sentimientos. Los sentimientos opacan la voz de la conciencia y no nos permite escuchar sus advertencias.
Los sentimientos nos hacen “sentir” bien cuando en realidad estamos mal. Y otras veces nos hacen “sentir” mal aun cuando las cosas marchan bien. Muy rara vez la tentación nos pone a pensar. Por regla general las tentaciones nos ponen a “sentir”. Cuando la tentación viene nos inclinamos a hacer esto o aquello basados en lo que sentimos en el momento.
El problema de muchos de nosotros es que vivimos y actuamos basados en lo que sentimos y no en lo que pensamos. Muchas vidas son gobernadas por los sentimientos y no por el razonamiento. Los problemas en los matrimonios suceden por lo que una de las partes (o ambas) sienten algo y sin “pensar” actúan y ofenden o agraden. Los problemas entre los jóvenes son por que son gobernados por lo que sienten. El problema del alcohol y las drogas es también un problema de nuestros sentimientos.
La gran mayoría de los errores que cometemos se debe a que actuamos basado en lo que sentimos y no en el acto de pensar y medir las consecuencias. A veces compramos cosas por el impulso de nuestros sentimientos, no por que lo necesitemos. Un amigo se compró un automóvil muy caro por que se lo recordó un amigo. Durante la recomendación el “amigo” le hizo ver que solamente un selecto grupo de personas podían tener ese tipo de auto. Sin pensarlos dos veces (a la verdad no lo pensó ni siquiera una vez) fue y compró el auto utilizando como pronto pago los ahorros que tenia con su esposa para el depósito de una casa. Cuando su esposa lo supo hubo tal discusión que ambos se separaron. El dependía del salario de su esposa para los gastos mensuales y de la casa. Al verse solo, no pudo con las deudas y el banco le “reposeyó” su flamante automóvil, lo “echaron” de su apartamento. Y gracias a su amigo la expresión de un “selecto grupo de personas” cobró un significado especial. Pues él se convirtió en el más estúpido de un selecto grupo de estúpidos gracias a sus sentimientos de inferioridad.
Pero lo que le pasó a Don Herminio puede ilustrar mejor lo que trato de decir. Esta es su historia:
Don Herminio que fue en la tierra muy bueno, se murió y, como era de esperarse, se fue al cielo, donde llevaba más de mil años disfrutando de la eternidad; pero un día se fastidió y le dijo a Dios:
“Dios mío, quisiera que me permitieras conocer el infierno por una noche, para saber de qué me perdí”.
Dios, en su infinita bondad, le dijo: “Si es tu voluntad, sea”.
Don Herminio se fue esa noche al infierno. Subió a su entrada unas escaleras de mármol. Vio por doquier luces de neón y una puerta se abrió de manera espectacular, dando paso a una especie de Edén surcado por ríos de ron Bacardí añejo y muchas mujeres de las más hermosas del planeta. Pasó la mejor noche de su vida y regresó de madrugada al cielo. En la mañana, habló con Dios y le manifestó su deseo de mudarse definitivamente al infierno. Dios nuevamente aceptó.
Arreglados sus asuntos, a la semana estaba camino del infierno. Subió las mismas escaleras y se abrió nuevamente la puerta, pero esta vez cayó a una paila gigantesca de azufre hirviente. Se hundió en ella mientras el diablo lo punzaba con su tridente, pero con mucho esfuerzo logró colgarse del borde. Sacó la cabeza y miró al Diablo sentado en su trono y le dijo:
-Diablo, ¿qué es esto? Yo estuve aquí la semana pasada y todo era maravilloso…
Y el Diablo respondió: – Tú ; Don Herminio ya debías saber, que una cosa es para el turismo y otra para los ciudadanos del Infierno. Y usted amigo lector; ¿Qué piensa de todo esto? ¿De que selecto grupo de personas eres tu?
Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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