El alcalde de la ciudad capital, Arunan Arampalam, es el primer ciudadano cuyo origen no es latino, afroamericano ni de ascendencia europea, sino que, de Asia, y recientemente escribió su opinión acerca del grave problema que afecta a más de 16,000 niños y jóvenes matriculados en el abatido sistema escolar de la ciudad capital.
Como preámbulo, es bueno saber que hasta 1875 Connecticut contó con dos capitales para llevar a cabo los negocios públicos de la asamblea. En 1791 una corte determinó que una de ellas sería la ciudad de Hartford y la otra New Haven. Hoy, para bien o para mal, somos la capital del Estado.
¿Fue esta decisión de 1791 una absolutamente razonable que debiera considerarse hoy día cuando Hartford es una capital super empobrecida donde son pocos los residentes que pagan impuestos a la vivienda, pero grandes instituciones hospitalarias y educacionales crecen como setas con jugosas excepciones tributarias?
Este texto titulado “Nadie tiene una respuesta para los problemas de las escuelas” firmado por usted y publicado en el Hartford Courant, es interesante porque no ofrece una solución real al déficit de 36 millones de dólares del presupuesto escolar y la suerte y destino profesional de unos 400 empleados del sistema que se fueron a vacaciones, pero que no necesariamente regresarán en agosto para el año escolar 2024-2025.
Esto es una tragedia para aquellos hogares, el futuro profesional de los desempleados y la ausencia de recursos materiales y didácticos para cientos de salones de clases sin recursos.
Si Arunan desea utilizar un enfoque holístico que acoja todo el limitado contexto de una ciudad capital empobrecida donde desde los tiempos del exalcalde Luke Bronin cuya única prioridad fue la ampliación del centro de la ciudad en menoscabo de las periferias; sus ofrecimientos de soluciones se quedan cortos y afectados por una miopía estratégica.
Es que para cubrir parte del déficit que afecta a nuestras escuelas, el alcalde plantea ahora utilizar fondos que tiene la Junta de Educación destinados para servir las necesidades de maestros jubilados que sacrificaron años de sus vidas en escuelas infectadas por el asbesto, la ausencia crónica de mantención de salones de clases, cafeterías infectadas por el polvo y telarañas.
Por décadas ha habido además justas y crecientes exigencias de padres que con razón se preocupan de sus hijos afectados por discapacidades graves como el creciente autismo, desordenes bipolares, desordenes de atención, entre otros males para los cuales el sistema de Hartford tenia recursos limitados y podía ofrecer mínimas soluciones.
Esos fondos a los que el alcalde identifica como “Otros Beneficios Después del Empleo” y que alcanzan a $13.5 millones y no necesariamente utilizados, están en la Junta para aliviar problemas típicos de los adultos mayores a quienes las compañías de seguro y las farmacéuticas les han echado el ojo para pagar sus crecientes gastos de medicinas y servicios de tratamientos ambulatorios y problemas básicos de movilidad.
Un exmaestro se quejaba de que deberá tomar de por vida y diariamente una pequeña pildorita de color rojo de forma triangular llamada Karelto o Rivaroxaban de 20 miligramos que evita la formación de coágulos en su sangre evitando que a su cerebro le afecte un derrame cerebral que pudiera dejarle paralítico. Cada pildorita cuesta un dólar lo cual en un mes significa 100 dólares y al año, $1,200 y cuyo costo ya se ha convertido en escándalo porque píldoras similares se pueden adquirir en el Canadá a un precio más justo y equitativo.
¿Y que opina el alcalde del negociado de los implantes dentales, audífonos y los gastos crecientes de lentes ópticos para los maestros jubilados?
Los audífonos tienen un valor mínimo de $3,000 dólares de los cuales solamente la mitad lo pagan los seguros que nunca pierden, y para que hablar de los implantes que fácilmente se pueden llevar más de $5,000 dólares. La renovación de lentes ópticos puede alcanzar a más de $800 dólares.
Esos fondos OPER (Other Post Employment Benefits) fueron designados para estas necesidades y si no se han utilizado, déjelos allí Sr. Arunanpalam porque Hartford sufre de una inflación sin precedentes, los pagos de electricidad, alquiler, agua y comestibles se llevan las pensiones de los ex educadores que merecen estos beneficios hasta ahora depositados en las arcas de la Junta.
Usted habla en su enfoque holístico del nombramiento de cinco nuevos integrantes que designó para ser parte de la Junta de Educación y que estarían bien preparados porque son abogados y provienen de un área laboral que a usted le atrae: corporaciones y empresas. A diferencia de los elegidos en elecciones, el pueblo no los conoce y probablemente usted nombre este verano a otro superintendente de escuelas.
Señor Arulanpalam, la Junta de Educación de nuestra ciudad ha tenido por décadas excelentes abogados, activistas que si lucharon por los derechos de los niños, y ciudadanos destacados en sus propias comunidades y vecindarios.
Imaginamos que su visión holística incluirá una solución para los problemas con contratistas que no terminan sus trabajos, con reconocida fama de pillos quienes hicieron potentes donaciones a su candidatura y que tarde o temprano buscaran reembolsos.
Es difícil compartir la visión holística del alcalde que semanalmente inaugura con bombos y platillos restaurantes y bares en el centro de Hartford para atraer posible ocupantes de decenas de edificios vacíos o a medio ocupar.
Seguiremos informando acerca de las visiones holísticas.