Una de cada tres mujeres sufre algún tipo de abuso físico o sexual en su vida sin importar su aspecto o su edad. En los Estados Unidos una mujer es violada cada seis minutos. ¿No es esto una severa anomalía social?
El asesinato con premeditación, alevosía, sobreseguro y tortura es una vergonzosa muestra del despotismo e iniquidad donde son hombres enfermos y obsesos por controlar, son capaces de privar de la vida a sus parejas, amantes o esposas como fue el funesto asesinato de una joven quien mantenía una relación de once años con un sujeto que es boxeador y quien decidió casarse con otra mujer, pero que deseaba mantener la relación con su amante Keishla Rodríguez Ortiz.
Cuando ella queda embarazada, el individuo la amenaza, secuestra, asesina y la arroja desde el puente Teodoro Moscoso a la laguna San José situada en pleno dentro de San Juan. Lo que espanta a la opinión pública latinoamericana y de países europeos, es el salvaje trato recibido por Keishla que estaba embarazada de Verdejo quien con la ayuda de un cómplice le da una golpiza, le inyecta una droga y supuestamente inconsciente, la amarran a un bloque pesado lanzándola al agua. Además, Verdejo le dispara al cuerpo en el agua para asegurarse de la muerte de su expareja.
Después de que ella desaparece y es buscada por familiares que sabían de la relación abusiva entre la víctima y el boxeador; la policía recobra en la laguna el cuerpo de una mujer de cabello rubio, con el tatuaje de un diamante en el cuello, y de unos veinte años. Ella era Keishla.
Para completar este cuadro dantesco de abuso y asesinato, una jueza habría obviado el examen de pruebas contundentes favoreciendo de este modo al criminal.
Casi simultáneamente se produce otro asesinato en Puerto Rico cuando Andrea Ruiz Costa de 35 años es también asesinada por su pareja Miguel Ocasio Santiago.
Estos actos y otros de crasa injusticia y despotismo, se producen después de que el gobernador de la Isla Pedro Pierlusi lanzara en enero una llamada de alerta debido a la creciente violencia en contra de las mujeres y la situación de riesgo que estas viven en Puerto Rico. Por lo visto el llamado no fue suficiente.
¿Porque es importante relatar estos luctuosos y deplorables sucesos que se agregan a un fenómeno que ha caracterizado a la actual y pasadas así llamadas civilizaciones?
Es que la violencia en contra del sexo femenino tiene como base el sistema del patriarcado en el cual es el hombre quien tiene en control del hogar, gobiernos y sociedad. Ya en el libro del Genesis refiriéndose a la creación del hombre y de la mujer, es a esta última a quien Dios culpa de incitar a Adán a comer del fruto prohibido y la condena a “parir con dolor” y al hombre a trabajar para subsistir. Este mensaje se imprime en la tradición judaica y transmitido a los hombres que toman control del cristianismo. Ambas religiones, además de la musulmana limitan a la mujer a papeles secundarios en sus rituales y con la idea de que la mujer debe obedecer sin chistar ni reclamar al hombre que es la cabeza de la familia.
Aquí y desde temprano, se establece el control y el abuso porque “el hombre es el que manda.”
Las “civilizaciones” nos muestran en el Antiguo Testamento como son los hombres quienes deciden las guerras, y con la excepción de Cleopatra en Egipto, son la pieza fundamental de sistema competitivo plagado de conflictos bélicos, violencia, y abusos en contra de la mujer quienes usualmente son el botín de los vencedores o conquistadores. Sin ir más lejos es el caso actual de Siria y Afganistán donde los hombres han decidido una guerra infernal que afecta a mujeres, hombres y niños.
En este entorno ideológico de poder y control, se privó a la mujer al derecho de elegir y ser elegida para ejercer cargos públicos, estudiar profesiones y desligarse de las obligaciones diarias de los hogares donde sus tareas fueron satisfacer los deseos sexuales de los esposos, cuidar a los hijos, limpiar, cocinar, lavar, e ir de compras, mientras que el cónyuge o compañero, en la mayoría de los casos, trabaja, pero regresa al hogar para que le sirvan convirtiéndose entonces en el “patrón” del hogar, el macho.
La situación de hijas, hermanas o primas en la institución del matrimonio pasa a ser desde el momento en que finaliza el ritual o el inicio de una relación carnal, un tema “privado” de la pareja, colmado de secretos, de empujones, violencia sexual, violaciones de parte del esposo en contra de la esposa, castigos físicos y emocionales de los cuales no se habla.
Es por esto es por lo que ya en 1848, en Europa se inicia un movimiento conjunto con la organización de trabajadores con programas de reivindicaciones de los derechos de la mujer y el derecho al sufragio que dio una voz al género femenino en los “Templos de las Leyes” o legislaturas. Pero estos transformaciones sociales han sido, son y serán lentos, porque el machismo como lo califica Nora Cienfuegos, “es como un elefante gigantesco que cargan sobre sus hombros las mujeres amparado por los sistemas políticos y la tolerancia de los varones.”
Rompiendo el clima de secreto y tolerancia gubernamental y legal al abuso y la violencia, Isabel Allende en su reciente libro “Mujeres del Alma Mia,” publicado en el año 2020; expresa que el tema está recibiendo más atención en revistas, periódicos, libros y testimonio literarios. La autora se refiere entre otros temas al abuso no solamente doméstico encerrado en el secreto de la “privacidad” de los hogares y las familias, sino que al craso abuso en contra de las mujeres que protestan por las desigualdades sociales y a los abusos a los que son sometidas.
Mencionando a su país, Chile, la escritora autora de 22 libros algunos traducidos a más de 40 lenguas extranjeras, deja saber cómo a la denuncia de violaciones, golpizas, y arrestos de jóvenes estudiantes y mujeres adultas; abogados del Cuerpo de Carabineros de Chile (la policía) que durante el gobierno conservador de Sebastián Piñera se ha caracterizado por su brutalidad y métodos agresivos; se ha atrevido a demandar judicialmente a la organización LASTESIS que denuncia y condena los actos de violencia en contra de la mujer en ese país; por supuestas “amenazas a la institución, atentado contra la autoridad e incitación al odio y la violencia.” Esto es el caso del ladrón en contra del juez.
Sin embargo, se perciben avances, pero el camino es y el futuro será cuesta arriba.
En algunos países se conmemoró el Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia en Contra de la Mujer, y al igual que en Puerto Rico, se propone y trata de implementar la expansión de un sistema de refugios para mujeres que se sienten amenazadas por la obsesión por el control por parte de “hombres” de la calaña del criminal Félix “Diamante” Verdejo de profesión boxeador.
En Puerto Rico, aunque no en otras naciones del Caribe, se ha formado una Coalición Anti-Violencia/Coordinadora Para la Mujer y cuatro jóvenes chilenas crearon en el 2019 una canción que se ha dado a conocer en todo el mundo y traducida a todos los idiomas se ha convertido en un himno feminista.
El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo es la violencia que no ves.
Es feminicidio,
Impunidad para mi asesino.
Es la desaparición.
Es la violación.
Y la culpa no era mía,
Ni donde estaba, el violador eras tu.
Son avances importantes, pero a estos esfuerzos debemos sumarnos los hombres que no debemos tolerar en silencio crímenes como los de Keishla Rodríguez Ortiz, Andrea Ruiz Costa, y la desaparición de Angie González de Barranquitas, de Puerto Rico
La violencia en contra de la mujer es una verdadera plaga social que debiera ser eliminada y sancionada en los tribunales y rechazada por todos nosotros para establecer un mundo más justo.