El nombre de Pedro García, locutor radial, animador de programas musicales que rescataban la rica tradición folclórica de Puerto Rico, y un experto relator deportivo de los campeonatos de béisbol en Greater Hartford; está inscrito para siempre en el desarrollo de la radiotelefonía en español en Connecticut.
Orgulloso de su origen en la Isla del Encanto y con un concepto claro de una programación radial que privilegiaba la música típica de Puerto Rico, García iluminaba los amaneceres de nuestra ciudad y del estado con melodías genuinas y fidedigna a la tradición del jibaro que, en sus canciones acompañadas con guitarra, cuatro, tiple, güiro y maracas, comunicaban una forma de ver la vida tanto con el melancólico mapeyé, el alegre seis chorreado, los aguinaldos navideños, las controversias, décimas, y otras expresiones poéticas legadas por la influencia española, pero renovada con el cantar de montaña adentro.
Este pasado martes 23 de febrero, la comunidad despidió los restos mortales de Pedrito en una misa que se llevó a cabo en la iglesia María Reina de la Paz y desde allí le llevaron a su destino final en Puerto Rico.
La historia de Pedro y su aporte a la radiotelefonía puertorriqueña comienza en la década de los años 70 cuando estaba ya establecida de poderosa radioemisora WLVH FM cuyo propietario era José Grimal Mestre.
Acompañando la llegada de miles de familias puertorriqueñas proveniente de la Isla para conseguir trabajo o comenzar otra vida, la programación en español de la emisora llegaba a todos los rincones de Connecticut, Massachusetts, y el norte de Nueva York. Desde esos tiempos se recuerda la voz del conocido William Báez, Billy Samboy, el Padre Segundo las Heras, y otros reporteros que grabadora en mano o telefónicamente constituían el núcleo de locución y el departamento de noticias, alimentado por el leal teletipo que traía informaciones tanto del Caribe, Latinoamérica o del mundo.
La programación folclórica de Pedro García era la preferida por los trabajadores del tabaco y sus familiares que habían llegado a una realidad cultural y lingüística diferente. En la década de los 70 se va también expandiendo el mundo comercial puertorriqueño/latinoamericano que hacen su aporte con anuncios comerciales, base de la subsistencia de un medio de comunicación social.
Recuerdo que en los restaurantes Comerio, Aquí me Quedo, entre otros, los trabajadores del tabaco desayunaban o cenaban escuchando la música que ofrecía Pedro que en ocasiones y para darle más realismo al programa, importaba a través de grabaciones el canto del coquí, y el cacareo de gallos y gallinas que creaban la impresión de estar escuchando una radioemisora de la Isla. A través de sus programas se traía desde Puerto Rico las voces y canciones de Chuito de Bayamón, de Luis Morales Ramos, del gran Maso Rivera, Odilio González y ¿cómo no? de Ramito-Flor Morales Ramos, entre otros inmortales del canto y la música jíbara.
Si nos piden una trayectoria exacta de la presencia de García en la WLVH se hace difícil porque el locutor que también sostenía sus programas con anuncios que él conseguía dividiendo su tiempo en la calle Park, la Albany y la Main con las transmisiones; era un hombre de carácter reservado pero que sí se explayaba con un grupo selecto de amigos.
No le agradaban las fotografías ni tampoco hacer apariciones en festivales ni en espectáculos públicos. Era todo voz que, además de animador radial, transmitía los juegos de béisbol de las ligas locales, tarea que era ya cuestión de expertos. Se podría decir que pertenecía a su comunidad que le reconocía y a los comerciantes que apoyaban sus esfuerzos de mantener en el aire la cultura puertorriqueña.
El mercado radial puertorriqueño y latinoamericano se fue expandiendo según informaba el 13 de noviembre de 1996 el periódico Hartford Courant, y la WLVH “La Grande de Connecticut,” se mantiene en el aire en las décadas de los 70’ y 80,’ pero simultáneamente surgen otras radioemisora tales como la WRYM 840 AM que transmitía programas en italiano, polaco y español. Los locutores Omar Aguilera y Walter Martínez van expandiendo el tiempo de transmisión de la llamada en esos tiempos “la Chiquita” desde algunas horas a la semana hasta cumplir más de medio siglo de existencia con 24 horas de programas en español animados por Danny Delgado. Alberto Virdó, y Sandra Moreno.
También llega allí Pedro García en los tiempos del tocadiscos, los discos larga duración de acetato, los 45 y 33 1/3 que llegaban desde Puerto Rico o que eran parte de su colección personal. Por su parte el comercio local apoyaba lealmente los esfuerzos de Pedro quien continúa las transmisiones deportivas de fines de semana de los juegos de pelota dura y blanda que se llevaban a cabo en el parque Colt.
El teletipo continuaba siendo la fuente de noticias y el periódico Que Pasa y el Extra-News tenían la oportunidad de enterarse a través de ese medio de comunicación, de las ultimas noticias de Puerto Rico y el mundo. Allí nos encontrábamos con Pedrito cercana ya la transición dela época de los tocadiscos a los discos compactos y a los computadores.
La comunidad puertorriqueña se iba expandiendo tanto en Greater Hartford como en otras ciudades de Connecticut. Lamentablemente nunca se logró adquirir una radioemisora tan poderosa como la WLVH que fue adquirida a fines de la década de los 80,’por propietarios norteamericanos que establecieron la WZMX; pero surgen a comienzo de la década de los 90’ en versión AM, la WLAT-Latino 1230 cuyo propietario es Jeffrey Dressler y su mánager la periodista Diana Alverio, y la WPRK de Oscar Nieves.
Sabemos que Pedro García continuaba trabajando en sus esfuerzos por mantener la programación musical puertorriqueña y las transmisiones deportivas y le veíamos visitando comerciantes en la calle Park para alimentar una tarea que se impuso y que tuvo fervientes seguidores que le apoyaron en los tiempos buenos y también cuando hubo conflictos, cuestión propia de nuestra condición de seres humanos en el competitivo mundo del mercadeo radial.
Se ha hablado de que a Pedro no se le otorgaron reconocimientos por su tarea, pero ese agradecimiento lo recibió de parte del hombre y la mujer del pueblo, además de profesionales que le recuerdan: parco de palabras, serio, pero con una gran capacidad de trabajo dedicada a su obra cual fue mantener la cultura puertorriqueña donde el personaje principal era el jíbaro de montaña adentro.
Gracias le damos a Pedrito por alegrar con la música típica a la comunidad no solamente en el periodo navideño, sino que durante todo el año. Gracias de parte de los deportistas que siempre se recordarán de sus transmisiones de los juegos en el parque Colt, y gracias a los que le apoyaron constantemente hasta sus últimos días.
Si se habla de reconocimientos, el nombre de Pedro García debiera dársele a plazas como el parque South Green en la intersección de la histórica calle Park con la Main, y ¿porque no?, en uno de los diamantes del parque Colt o Pope donde Pedro con sus audífonos proyectaba a la radio audiencia los pormenores de los encuentros deportivos. A diferencia de la década de los 70,’ ahora en el 2021 hay concejales y representantes estatales demócratas que pudieran impulsar esta iniciativa.
Pedro García, descansa en paz en tu tierra, Puerto Rico.