ROCKFORD, Illinois, EE.UU. (AP) — Los cinco adolescentes habían sido arrestados tantas veces que el policía Kurt Whisenand los conocía de nombre y apellido. Los jóvenes — implicados en un sinnúmero de robos, tiroteos y secuestros — se habían convertido en los más notorios delincuentes de Rockford, Illinois.
Pero fue un reporte de hace varios años que dejó perplejo a Whisenand.
El reporte detallaba denuncias de que la mayoría de esos jóvenes — entonces de unos 13 ó 14 años — habían sido abusados sexualmente por el mismo hombre, al que habían conocido por internet. El hombre les daba regalos, los separaba y abusaba de ellos. Eventualmente fue capturado y sentenciado a 20 años de cárcel.
Al leer el reporte “fue como que se me prendió un bombillo”, dice Whisenand. El veterano oficial no quedó demasiado sorprendido por el contenido, pero sí se quedó dudando de la manera en que la policía estaba enfrentando el problema de la delincuencia.
Unos meses después, tras arduas investigaciones, Whisenand contaba con datos concretos que confirmaban sus sospechas: De los jóvenes menores de 17 años involucrados en crímenes violentos entre el 2016 y el 2019 en su ciudad, un 70% había sufrido abusos sexuales o domésticos. Algunos habían sido víctima de abusos desde su primer año de edad.
Es así como Rockfords, la quinta ciudad más grande de Illinois, decidió usar parte de los 54 millones de dólares aprobados por el gobierno federal como asistencia económica por la pandemia, para reestructurar totalmente sus estrategias de prevención de la delincuencia infantil. Eso implicó la contratación de un analista de datos y mejoras en las maneras en que la municipalidad entera — incluyendo policías, maestros de escuela y agencias de servicio social — interactúa con los jóvenes. La hipótesis era clara: cuidar de esos niños desde una temprana edad para evitar que caigan en las manos del hampa a futuro.
Los 2 millones de dólares dirigidos a tal objetivo son parte del enorme plan de rescate económico, de 1,9 billones de dólares, que el gobierno federal aprobó para lidiar con los estragos económicos causados por la pandemia, y canalizados directamente a gobiernos locales.
“Esta es una oportunidad que se tiene solo una vez en la vida”, estimó el alcalde de Rockford, Tom McNamara, una ayuda muy apreciada en las comunidades que quedaron al borde de la quiebra debido a la pandemia.
El plan de asistencia económica es tan amplio y generoso que muchas comunidades están usando los fondos de maneras innovadoras, enfrentando problemas que han las aquejado desde hace años. Algunas los están usando para alojar a los sin techo, reemplazar sistemas de desagüe anticuados o hallar maneras alternativas de reducir la delincuencia.