Sufrimos una seria crisis de credibilidad, pocos creen en políticos, curas, pastores, policías, jueces, bancos y grandes medios de comunicación.
Líderes, gobiernos y grandes medios saben que el virus Sars Cov2 fue manipulado en un laboratorio, todavía callan.
Tras la cuarentena llegó la guerra de Ucrania, y el presidente Joe Biden, mintió descaradamente, dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, causó el desabastecimiento y la inflación.
El primer ministro británico, Rishi Sunak condena la represión de China contra las protestas, mientras le otorga “poderes especiales” a la policía para reprimir protestas “ilegales”. El de Canadá, Justin Trudeau reprimió encarceló y hasta confiscó cuentas de los camioneros que protestaban, pero demanda que China respete el derecho a las protestas.
Diciendo mentiras, callando verdades y manipulando la información, nuestros líderes destruyeron su propia credibilidad, destruirán la convivencia social.
Hace poco en San Pedro de Macorís se abrió una ventana mostrando lo que traerá el futuro inmediato.
Un señor de 92 años, Diógenes Aracena, le compró unas tierras del Banco de Reservas, saldó el negocio en el 2012. El banco, del gobierno, no le daba la carta de saldo.
Aracena entró el lunes pasado al Banco de Reservas, pistola en mano, encañonó a una empleada diciéndole, “o me dan mi carta de saldo ahora, o habrá varios muertos aquí”.
La policía rodeó el banco, los fiscales mediaron, tardaron diez años, pero ese día le dieron su carta de saldo, quedó libre, el banco provocó esa situación.
En el futuro inmediato quizá esa práctica se generalizará para poder conseguir cosas a las que tenemos derecho.
Debemos tener algo bien claro, todo esto viene “de arriba” los dirigentes deshonestos y manipuladores crearon estas situaciones.
Como dicen los judíos, el pescado primero se pudre en la cabeza, luego se pudre todo el cuerpo.
