En menos de 60 días, dos estadounidenses blancos se suicidaron prendiéndose fuego, protestando la política exterior e interior del país.
Aaron Bushnell, de la Fuerza Aérea, se incendió frente a la embajada israelí en Washington, en febrero, protestó el “genocidio” de palestinos.
El viernes, frente a la Corte Criminal de Manhattan, Max Azzarello se incendió protestando contra el sistema político. “Esto es una cleptocracia secreta y solo puede llevarnos a un apocalíptico golpe fascista”, dijo antes de quemarse.
Cada día, 132 estadounidenses se suicidan, (uno cada 11 minutos). Tenemos 47 millones (17% de la población) adicto a las drogas. Anualmente, más de 600 balaceras matan cientos de personas.
Nos gobiernan políticos deshumanizados, preocupados por Tick Tock y continuar las guerras, invertirán $95 mil millones en el “genocidio” y la “cleptocracia” que denunciaron Bushnell y Azzarello.
Un insondable vacío existencial y metafísico consume esta nación.