Querida Tía,
Usted se extrañará de que le escriba nuevamente.
Yo soy la mujer casada pero liberal que se las pegaba, como dicen por allí, a mi distinguido esposo. En esa oportunidad usted me recomendó que dejara al patas negras y me dedicara a mi cónyuge y a mis cuatro hijos. Le contaba en aquellos tiempos que el tipo se había enamorado locamente de mí y yo también por solamente algún tiempo, porque se lo pasaba detrás de mi llamándome por el celular, e insistiendo en que quería verme nuevamente en un motel localizado en el Berlin Turn Pike donde van los empleados del municipio.
Como le contaba, allí un día nos encontramos con una tipa a la que le apodan la FM por lo habladora quien también le ponía cuernos a su esposo, un señor chino. Para evitar problemas decidimos con Tino dejar pasar un tiempo porque yo noté que mi esposo andaba con trompa y quizás sospechaba. ¿Usted me entiende?
La situación es que pasados unos meses llegó este tipo a mi lugar de trabajo en la oficina del correo y apenas me vio se persignó y dijo ¡Alabado! Allí comenzó de nuevo con los mensajes en los que me decía que yo estaba cada día más buena de frente, de espaldas y de perfil. Finalmente nos reunimos en un cafetín donde no va mucha gente y se las canté clara, “no way José.” El tipo se puso a lagrimear y me dio mucha pena y acordamos reunirnos por última vez.
Craso error. Los dos nos entusiasmamos y hemos regresado a la que llama la “dulce rutina.” Yo he comenzado a ir al gimnasio” para mejorar mi estampa lo cual ha mejorado mis relaciones con mi conyugue que ya no anda con trompa.
Mi enamorado sigue insistiendo en que yo me divorcie, que él no tiene problemas con dejar a su esposa y ser el padre de mis cuatro hijos. “Podemos irnos a vivir a Florida a una casa que me dejo mi padre localizada en la costa con vista al océano Atlántico,” me dice.
Desesperada acudí al estudio de una mujer que mira la suerte en la palma de las manos quien después de decir que jugara el MEGA porque podría ser millonaria, se puso muy seria. Cuando le pregunté el que pasaba, miró la mano con una lupa y me dijo con voz tétrica, “aquí falta algo.” Le pregunté que era lo que faltaba y me salió con que faltaba 100 dólares para terminar de ver la línea de mi vida.
Tía aconséjeme nuevamente antes de dar este paso en mi existencia de empleada postal donde el amor con este amante adhesivo me saca del tedio y la monotonía del trabajo que es más aburrido que bailar con el abuelo.
Le envío un abrazo y un beso de agradecimiento por aconsejar sin cobrar, aunque debiera hacerlo porque la sabiduría no se encuentra en todas partes.
Victoriana
Repuesta
Mira Victoriana,
Lamento que hayas metido nuevamente la pata, como dicen en España. Tu trabajo en el correo postal es monótono y es una realidad, pero la otra es pensar, después de 33 años de esposada digo desposada, engañar, por lo que me cuentas, a tu esposo a quien te refieres como el “venado” con el “patas negras,” denominaciones que provienen de México, ¡híjole! aunque también comunes en el Caribe.
El problema del goce sexual excesivo puede transformarse en adictivo y para eso se requiere una consejera especializada en este campo de la terapia que se está transformando después de la pandemia en un fenómeno común por razones que estudian los sexólogos.
Este ofrecimiento de tu amante de irse a la Florida a una casa frente al mar es un asunto peligroso porque las construcciones costeras muy cerca del océano tienen los años contados debido al fenómeno del calentamiento global.
Mija, debes considerar que divorciarte habiendo engendrado cuatro hijos no es cáscara de coco. Los niños o jóvenes sufren un trauma y vendrán casos carísimos en los tribunales por la custodia de ellos y ellas.
Te recomiendo que termines “para siempre” con las citas en el Berlin Turn Pike y te asesores con consejeras en la edad madura por un caso de adicción al sexo que el patas negras está fomentando con los juguetes sexuales que ahora vende Amazon por correo. Pide un traslado de tu trabajo a otra oficina postal o a la central donde hay más empleados y empleadas. Invita a tu esposo a una consejera o consejero matrimonial para buscar otros horizontes a tu matrimonio y llevar a cabo la táctica de la conquista permanente.
La reacción de tu familia, en caso de un divorcio provocado por un adulterio, te alejará de tus parientes y ¿quién te dice que el patas negras no busque a otra víctima con los juguetitos que no trae Santa Claus?
Déjame saber cómo te ha ido y que has decidido permanecer segura, por ahora, en Connecticut.
Tu tía que a pesar de todo piensa en ti.
Julia