Pregunta
Querida Tía:
Saboreo sus extraordinarios consejos y los criollismo verbales que iluminan la lectura de sus agudas respuestas, sin embargo, me agradaría que no se utilizaran tanto por parte de algunos lectores la palabra nalgas refiriéndose a la retaguardia de nosotras y se las mencionara como glúteos que suena más científico y menos grosero.
Se me vino esto a la mente después que vi con la pareja de mi hijito que es muy lame ojo la película “Cónclave” que muestra en vivo y directo la elección de un Papa y la política detrás de las sotanas púrpuras. Yo trato de apoyar lo que estén mostrando en la pantalla grande si es que hay extraordinarios actores como Pascal que aparecerá en la segunda parte de Gladiador creo que en el papel de Maximus. No será fácil de reemplazarlo sufriendo tantos golpes que me hacen llorar.
Tía, y entrando al presente rollo, tenemos con mi esposo un hijo que nos ha salido más flojo que la mandíbula de arriba y con la pésima costumbre de traerme cada tres meses una prometida o enamorada nueva.
“Mamita, pienso casarme finalmente porque encontré el amor de mi vida,” nos dice y con mi esposo nos alegramos mucho demasiado porque Joel tiene 36 pepas y todavía vive con nosotros sin pagar renta, no colabora en sacar los tiestos de basura a la vereda, ni limpiarle la cajita de excrementos al gato.
Joel, nos presentó recientemente a esta muchachita nacida y criada en el barrio Turunguel Bajo de Caguas, cerca del Guabate cuyo hablar es medio ajibarado. Epifanía es buena gente y de acuerdo con mi experiencia, quienes viven en el campo cerca de las vaquitas y los coquíes, todavía respetan, y no son como algunas de las nenas de por acá que son incordias y no se quitan el piyama para desayunar. ¡Oh, Dios!
El primer día, Epifanía llegó al sagrado seno de nuestro apartamento aquí en la calle Main de Bridgeport, y enseguida me dijo, “usted se ve más joven que mi mamá y parece la hermana de su hijito.”
¿Ve usted tía por donde venia la bolita?
“Joel nunca me icía que usted era tan guena moza. ¡Si parece una yegua joven como las criadas por mi pai allá en Juncos y que son caderonas!” me dijo y me hizo sonrojar. La verdad tía y entre usted y yo, no me agradó en absoluto la comparación con una yegua joven, pero entiendo de donde viene y no me ofendió tanto. De caderas, todavía los tipos me miran y mi esposo les menta la madre moviendo los labios a los viejolos mirones.
Esta muchachita tiene ahora sus 23 años (media jamona) pero ya es enfermera graduada y trabaja en el Hospital de Yale, y siempre me trae regalitos tales como patitas de lechón, muslos de gallina, ñame, yautía, aceite de oliva, o talco para los pies, y flores.
¿Debiera aceptarla ya como hija y nuera o es que estoy lidiando con esas nenas lame ojo las cuales después le dejan los nietos a la abuela, en este caso yo? La muchacha dijo que traería arroz con gandules y croquetas además de una ensalada de advocado.
¡Saludos y que se lo pase bien en este Dia de Acción de Thanks a Lot!
Filomena
Respuesta
Querida Filo:
Se me viene de inmediato a la base occipital del cerebro lo siguiente: anima a Joelito a casarse los antes posible con la jibarita. Ellas son buenas madres, crían muy bien a los potrillos y yegüitas, actúan como magnificas esposas, cocinan muy bien el bacalao y son excelentes nueras que quizás y llegado el caso y el tiempo cuando te asalte la condenada artritis y se te pierdas las contraseñas de las tarjeta de crédito, te cuide y ayude a encontrar las cosas.
Si me describieras a otra parecida a las que se exhiben con minifaldas los fines de semana en los clubes dándose el palo en las jornadas bailables en el Bar Climax23 que ya inició la temporada bailable de Navidades, te diría que habría un problema porque muchas solo sirven para bailar perreo y el reguetón al revés, hablar malo, y andan tan calientes que planchan las blusas y camisas con la mano y no se cuidan
Sin embargo, Filo, instruye a Joel para conseguir un trabajito legal, aunque sea en un Dunkin Donuts y si no cambia, no se lo entregues con sus changuerías a esta muchacha jibarita. Ella no merece el castigo de un tipo a quien le agrada dormir hasta las once de la mañana, almorzar con buen apetito el arroz con gandules, tomar siestas, meditar acerca de la nada a la que los filósofos han definido como un libro sin hojas al que le faltan las tapas, y luego aparecerse a la hora de la cena diciendo; ¡Caray como está la inflación y Trump tiene la razón!
¿Qué culpa tiene ella de desconocer los puntos que calza este Joel al que yo apodaría “una segunda hipoteca” o una extracción sin anestesia de la muela del juicio?
Aconséjalos para que se consigan un departamentito y ni por nada les ofrezcas un “rinconcito” en la casa ya que allí se te quedarán y tendrás que alimentar otra boca y tal vez alguna ya en camino.
En cuanto a la película que mencionas tuve la oportunidad de verla, es muy educativa y allí se ve hacia donde se van los chavos de las colectas de los días domingos en dirección al Vaticano y para pagar las demandas por lo que te dije.
Suerte con Joel y la jibarita y ustedes no se expongan demasiado a los rayos del cara de gallo.
La Tía Julia.