El Retiro virtual celebrado en la parroquial de la Inmaculada y San Pio en las Águilas, Ciudad de México, se meditó el tiempo de Adviento en el que celebramos la espera de la encarnación y venida del Señor al Mundo.
En el contexto de la actualidad de pandemia mundial, Dios no castiga con la epidemia, al contrario quiere anunciarnos “algo”, en medio de estos acontecimientos, de un sistema injusto y desigual nos devuelve a la época del advenimiento de nuestro Salvador, marcado en un entorno de desesperación del pueblo de Israel, que ante el dominio romano, clamaba a Dios la llegada del redentor para su liberación; esperaban un mesianismo como anhelo de un nuevo mundo.
Semejante al clamor de nuestros días de epidemia que se invoca un nuevo orden mundial y una supuesta nueva normalidad, basada en la autosuficiencia del ser humano, que le ha dado la espalda a Dios y marginado a su hermano a quien se le categoriza de primera, segunda, tercera o cuarta clase.
Las principales intervenciones de los feligreses de la Parroquia de la Inmaculada y San Pio, durante el retiro a la pregunta del Fray Nestor Wer, respecto al aprendizaje de la pandemia; que al regreso del semáforo verde deberemos superar el aislacionismo-individualista, apreciar lo que teníamos y agradecer el encuentro que nos produce alegría y valorar la fe.
Fray Néstor mencionó, que el mesianismo de Cristo, que es el mismo, ayer, hoy y siempre. Lo que espera de nosotros, es dejar a Dios ser Dios; permitir que Jesús transforme nuestros corazones y haga nuevas todas las cosas, con una conversión positiva, es decir un cambio de actitudes fraternas hacia el más necesitado.
En su mensaje Fray Tomas, alentó que los personajes centrales de la liturgia de Adviento: Isaías, Juan el Bautista, María y José, representan diferentes actitudes para acoger al verbo encarnado que es la esperanza de los que Dios va hacer. Personajes bíblicos que fueron peregrinos de la fe, como hijos de su tiempo, supieron superar la mentalidad de su época de esperar un redentor colmado de gloria y grandeza que trascendiera al género humano y aunque en un inicio no entendieron la manifestación de Dios, sus formas, tuvieron que romper sus esquemas mentales, superar la crisis, madurar y vaciar sus criterios religiosos para descubrir la necesidad de Dios, que viene a nosotros como hermano y como amigo y espera de nosotros una genuina conversión, desde la sencillez.
La espera del Señor en los personajes bíblicos del Adviento
Belén representa un acto inhumano, para el Dios hecho hombre, que nacido de María da a luz en un humilde pesebre, rodeado de animales; contrasta con la imagen de grandeza del pueblo de Israel, puesto que el Salvador es un Dios cercano, clemente, compasivo, misericordioso que tomo la condición humana para manifestarnos su amor, ternura y bondad.
Adviento es el tiempo de espera de la venida del Señor que para hacer realidad el Reino de Dios, supone actitudes prácticas al modo de actuar de Jesús, que se hizo presente en el tiempo, para transformar nuestra historia, no bajo el criterio del cronos, que mide por la inmediatez de las horas, los días, los meses; sino el Kairos, de la profundidad de la mirada que funda la esperanza cristiana que es activa y creativa que abandona el egocentrismo y se abre al prójimo -próximo en busca el bien común y la fraternidad universal unidos a la voluntad de Dios para imbuir del espíritu del evangelio, la vida particular, social, publica -privada, a efecto de empatizar con el respeto a la dignidad humana en todas sus manifestaciones, desde el inicio de la concepción hasta el acceso por igual a los derechos básicos.
Si bien no entendemos bien el “porque” de la pandemia, para el cristiano el “para que”, es una oportunidad de procurar la solidaridad fraterna. Adviento no es un nuevo tiempo, es un tiempo nuevo para dejar de ver la vida desde el prisma del pasado, y programar el futuro desde la mirada del Dios- hecho hombre que hace nuevas todas las cosas, de manera plena y abundante, del Reino de Dios que en nosotros esta, si acogemos a Cristo en el hermano necesitado y marginado.