Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum disputarán la Presidencia de la República. Anteriormente lo había hecho en un país donde nunca, hasta ahora, el dedazo, ungimiento, designación presidencial se dio a favor de una mujer. (Josefina Vázquez Mota consiguió la candidatura del PAN en 2012 muy a pesar del presidente Felipe Calderón).
Xóchitl Gálvez Ruiz, la abanderada busca conciliar el respaldo partidista con el imprescindible activismo ciudadano, sin el cual cualquier competencia frente al poderío de Morena resulta imposible. Porque el voto duro de esos tres partidos se encuentra a dos dígitos de distancia del partido gobernante en la intención de voto. Es una candidata ajena a la partidocracia, aun cuando ocupe un escaño en el Congreso bajo la marca de Acción Nacional.
Su no figuraba en la órbita de los cálculos de las dirigencias del PAN, PRI y PRD, hasta que se dieron cuenta, que el activismo no convencional de Xóchitl tenía eco entre un electorado opositor. El inicio a la carrera presidencial arrancó en el Ángel de la Independencia, el domingo 3 de septiembre, acompañada de una madre buscadora de sus hijos desaparecidos, un indígena y una recolectora de residuos, recibió la constancia de ganadora del proceso híbrido que organizaron los partidos, que habrán de postularla, y destacados representantes de la sociedad civil.
En la narrativa gubernamental hecha por el presidente López Obrador, en contra de la política del pasado y el lema de primeros los pobres, Xóchitl es quizás la única, entre los liderazgos de oposición, que desde su biografía ha hecho suya la prioridad de los marginados, conciliándola con las aspiraciones de las clases medias.
El desafío de la abanderada del Frente Amplio por México (FAM) es su apuesta: “Si algo se hizo mal en el pasado, lo reconoceré; si algo se hizo bien, lo defenderé. Vamos a incluir a todas y a todos los de buena fe que se quieran sumar. No tengo filias ni fobias, soy políticamente daltónica”.
¿Podrá Gálvez convertir su valentía en un dique ciudadano partidista frente al abuso de poder que visibilizó cuando tocó las puertas de Palacio? ¿Tendrá la partidocracia la capacidad de enfrentar la maquinaria cuya prueba piloto embistió, y de fea manera, al excanciller Marcelo Ebrard? ¿O PAN, PRI y PRD sólo quieren capitalizar el carisma de la talentosa y entrona Xóchitl para sacar más curules en el Congreso?
Claudia Sheinbaum Pardo, aun cuando siempre contó con la ventaja del privilegiado y evidente buen trato presidencial, sobrevivió a las exigencias de López Obrador, líder político de esa alianza electoral y cuya consigna con sus colaboradores es 90% de lealtad y 10% de capacidad, constituye un logro mayor para Sheinbaum,
Por el contrario, Claudia tendrá en el popular y tan querido mandatario a su principal promotor. ¿Es ésa su fortaleza o es también su talón de Aquiles? Porque claro que importa la pretensión presidencial de heredarle de facto el mando.
El mandato se gana en las urnas, con votos de ciudadanos que habrán de sopesar los dos perfiles femeninos en la puja y quizás el de Ebrard u otro varón postulado por Movimiento Ciudadano.