Los hijos son un regalo de Dios (Sal. 127:3). El Señor nos los confía por un breve tiempo hasta que como aves crecidas abandonan el nido, extienden sus alas y vuelan hacia su destino. Ser padre y madre es la responsabilidad más importante y difícil que enfrentamos en este mundo.
El corazón de un niño es como un pedazo de arcilla fresca y moldeable. Podemos darle la forma que queramos. Solo necesitamos recordar que, al cabo de unos años, tendrá la forma que le dimos y no podremos cambiar su estado. De nosotros depende la salud espiritual de nuestros hijos.
Los padres sabios guían a sus hijos hacia el corazón de Dios. Y Dios los dirige por medio de Cristo y Su Palabra a la vida eterna. He aquí nueve principios espirituales que los padres cristianos deben enseñar a sus hijos para que puedan distinguir el camino por donde deben andar (Prov. 22:6).
1. Llena sus mentes de la Palabra de Dios. “La fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Rom.10:17). Háblales a tus hijos de Jesús. Cuéntales de Su sacrificio de salvación para liberar a los pecadores de la ira de Dios.
2. Enséñalos a amar a Dios por sobre todas las cosas. Muéstrales cómo vivir para Su gloria. “Ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31).
3. Enséñalos a discernir entre el bien y el mal. Enumérales las ordenanzas y advertencias de Dios para que aprendan a obedecer Su Palabra y siempre les vaya bien. “Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre” (Dt 4:40).
4. Moldéalos con el ejemplo. Los niños deben ver que sus padres viven el evangelio con alegría. Ellos necesitan una familia unida donde sus miembros se amen unos a otros, se respeten, se soporten y se perdonen mutuamente, así como Cristo los perdonó. “Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad” (Col. 3:13-15).
5. Instrúyelos en las disciplinas espirituales. Léeles porciones de la Biblia, nárrales las historias de los héroes de la fe, ayúdalos a memorizar versículos bíblicos para que atesoren la Palabra de Dios en Sus mentes y corazones.
6. Enséñalos a orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Los chicos deben aprender que Dios no es el genio de la lámpara que concede todos sus deseos. Él es su Padre celestial que los ama más que nadie. Si algunas veces no les concede lo que piden es porque sabe lo que es mejor para ellos. Por medio de la oración, los niños aprenden a tener comunión con Dios, a confesar sus pecados, a buscar Su perdón y a depender de Su gracia. Ellos reciben fortaleza, guía, protección, consuelo y la esperanza que solo Dios da por medio de Cristo.
7. Ora por tus hijos. Especialmente por la salvación de sus almas. Si ya son salvos sigue orando hasta el final de tus días. Ora para que nunca se desvíen del camino que los llevará al cielo, ruega para que Dios los guarde sin caída hasta el día que Cristo sea revelado a todo el mundo. “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría” (Judas 24).
8. Llévalos a la iglesia. Únete a una congregación amorosa donde se enseñe la sana doctrina. El evangelio verdadero. Los niños necesitan estar continuamente expuestos a la Palabra de Dios y socializar con otros niños y familias cristianas.
9. Enseñalos a servir. A ser dadivosos, a dar de lo que Dios les ha provisto. Muéstrales con tu ejemplo como extender misericordia y compasión a los necesitados. “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes” (2 Corintios 9:8).
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