La actividad manufacturera en Estados Unidos continúa su trayectoria descendente. Según datos publicados este lunes por el Insituto de Gestión de Suministros (Institute for Supply Management-ISM), el índice PMI manufacturero cayó por tercer mes consecutivo, alimentando las preocupaciones sobre una posible desaceleración más amplia de la economía estadounidense. El dato del mes de mayo es de 48,5 puntos; 0,2 décimas por debajo del mes anterior (48,7); nivel al que cayó desde 49 puntos que había sido el dato en el mes de marzo.
El Purchasing Managers’ Index (PMI), elaborado por el ISM, es un indicador clave de la salud del sector manufacturero y por ende una importante medida económica y de confianza. Se basa en encuestas mensuales a más de 400 compañías en 20 industrias a lo largo de los 50 estados, que evalúa aspectos como la producción, nuevos pedidos, empleo, entregas de proveedores e inventarios. Una lectura superior a 50 indica expansión, mientras que una lectura por debajo refleja contracción y de mantenerse por varios meses tiende a indicar una recesión económica. El PMI es uno de los primeros datos mensuales disponibles, que ofrece señales clave sobre la actividad económica antes que otras estadísticas más amplias, como el PIB trimestral.
El indicador más que una simple oscilación mensual refleja una tendencia persistente; como apunta Bloomberg debido a la incertidumbre provocada por los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump. No sólo el dato del PMI es preocupante, sino también el indicador de importaciones del ISM que cayó a su nivel más bajo en 16 años, contrayéndose 7,2 puntos; llegando a ser una de las mayores caídas mensuales registradas, hasta situarse en 39,9. Por su parte el indicador de las exportaciones ha caído a su nivel más bajo en cinco años, probablemente como un reflejo de los aranceles de represalia de otros países a los productores estadounidenses. En tanto que el índice de entregas de proveedores del ISM subió al nivel más alto desde junio de 2022; desde 55,2 a 56,1 lo que implica claramente una prolongación de los plazos de entrega; como consecuencia de la evolución de la política comercial que dificulta el abastecimiento eficiente de bienes y materiales.
El informe también muestra que los pedidos han disminuido por cuarto mes consecutivo y que la cartera de pedidos se ha reducido al ritmo más lento desde setiembre de 2022. Como también revela que el aumento del costo de los materiales es un problema para los productores
¿Qué implicaciones tiene el indicador en mención para la economía estadounidense? Como su comportamiento indica contracción, tiene múltiples implicaciones. Aunque el sector manufacturero representa el 10,2% de la economía del país, es decir del PIB; su importancia va más allá del peso directo: es un importante generador de empleo en regiones del medio oeste y sur del país, y está estrechamente vinculado con sectores como transporte, energía, tecnología y logística.
Una manufactura debilitada puede arrastrar el desempleo industrial, lo que afecta el ingreso de los hogares en zonas ya vulnerables. Además, la caída en la producción puede reducir las exportaciones y generar efectos secundarios en las cadenas de suministro. A nivel macroeconómico, una manufactura débil actúa como un freno al crecimiento económico y podría influir en las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal; que a la fecha se hacen pronósticos de que en la siguiente reunión podrían acceder a bajar los tipos de interés.
El panorama para la segunda mitad de 2025 sigue siendo incierto. Aunque algunos sectores como la tecnología y los servicios muestran resistencia, la manufactura, históricamente un barómetro de las fases económicas, lanza señales de alerta. Si bien una contracción de tres meses no implica una recesión por sí sola, sí sugiere una economía más frágil y dependiente de estímulos futuros.
La contracción de la actividad manufacturera en EE.UU. por tercer mes consecutivo es un signo claro de que la economía enfrenta obstáculos relevantes en su recuperación pospandemia. La lectura del PMI en junio no sólo refleja problemas en la producción industrial, sino que también plantea interrogantes más amplios sobre el rumbo económico del país. Ante este escenario, la atención se centra en la Reserva Federal y su capacidad para equilibrar los riesgos inflacionarios con una economía que comienza a mostrar signos de fatiga.
La despliegue de los próximos meses será clave para determinar si esta es una pausa transitoria o el inicio de una desaceleración más profunda. Lo que está claro es que la manufactura vuelve a ser un actor central en la narrativa económica de Estados Unidos.