LA HABANA (AP) — Cuba retomó la presencialidad de su principal feria internacional de negocios y reabrió una ventana para atraer inversión extranjera, en un momento en que las autoridades tratan de reimpulsar la producción interna de bienes y servicios para enfrentar la crisis por la que atraviesa la economía de la isla.
Representantes de unas 400 empresas de 60 países se dieron cita para la Feria Internacional de La Habana, luego de que las dos ediciones pasadas estuvieran limitadas —se realizaron algunos encuentros de empresarios en línea— por la pandemia de la COVID-19. Cerrará sus puertas el 18 de noviembre.
Es el primer año además en que se presentan pequeñas y medianas empresas, una fórmula autorizada recién en septiembre de 2021 y que amplió el modesto sector privado de la isla otorgándoles estatus legal y permitiendo operaciones a los emprendedores privados.
“La Feria es una ventana para promover la economía cubana y la tan importante exportación”, dijo a The Associated Press Antonio Carricarte, presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, para quien además “se abre una cartera de oportunidades” para atraer inversores extranjeros a la producción.
Estados Unidos mantiene una política de sanciones contra Cuba desde hace más de 60 años. Aunque los alimentos y las medicinas tienen excepción, este comercio se encuentra limitado por el acceso a financiación y se obliga a la isla a realizar pagos adelantados.
Mientras los bancos suelen rechazar operar con la isla para evitar cualquier problema.
Las sanciones de Estados Unidos contra Cuba se incrementaron durante el gobierno del ex presidente Donald Trump que revirtió la política de acercamiento impulsada por su predecesor Barack Obama. Pese a sus promesas de campaña el actual titular Joe Biden no revirtió las medidas por lo que las relaciones –incluido el comercio– se encuentran en uno de sus niveles más bajos.
Las importaciones de alimentos desde Estados Unidos –el mercado natural de la isla– a Cuba fueron en 2021 de unos 370 millones de dólares y la nación caribeña compró productos al extranjero —de todas las clases— por unos 8.000 millones de dólares en el mismo período, según cifras oficiales.
Mercancías como carnes, leche en polvo, arroz o frijoles, que la propia agroindustria no está abasteciendo se obtienen en plazas tan lejanas como España, Nueva Zelanda o Vietnam pese al costo de los fletes. Igual sucede con partes industriales que no pueden adquirirse en Estados Unidos por las sanciones.
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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP