Líderes medalaganarios, que no miden las consecuencias de sus actos, están desintegrando el sistema de cooperación internacional que tanto sacrificio le ha costado al mundo.
Vladimir Putin invadió Ucrania, porque “puede”, estadounidenses y europeos le impusieron san-ciones, porque ellos “pueden”.
Respondiendo a las sanciones, Rusia se retirará de la estación espacial internacional.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitó Taiwán, contra los deseos de los presidentes Joe Biden y Xi Jinping, de China, porque ella “tiene derecho”.
China respondió suspendiendo la cooperación militar y ecológica con Washington.
Putin, Biden, y Jinping son los líderes con mayor experiencia y poder político en el mundo, ellos saben perfectamente lo que hacen y por qué lo hacen.
Los políticos son profesionales calculando sus movidas y consecuencias.
Esto luce fríamente calculado, solo desintegrando la cooperación internacional, podrán justificar la ne-cesidad de un “nuevo orden mundial”.
Parece un guion en desarrollo, Putin, Biden y Jinping tienen papeles protagónicos, la historia tiene acción, la invasión, intriga, las sanciones y suspenso, la visita de Pelosi.
Cada escena aumenta la tensión narrativa, agarrándonos al borde del asiento, formulándonos nuevas preguntas.
¿Putin usará armas atómicas contra Ucrania, cómo responderá la OTAN, China derribará el avión de Pelosi, ¿ya empezó la tercera guerra mundial?
El único improvisado en esta historia es el ego de Volodomir Zelensky, un estupendo actor ucraniano electo presidente, es el peor político de la bolita del mundo.
Siempre se dijo que la política era el segmento del entretenimiento donde brillaban los actores malos y feos. Ronald Reagan brilló más durante ocho años en la Casa Blanca, que, en toda su vida en Holly-wood, y demostró que un actor mediocre resulta un político estupendo.
¿Cómo terminará “Desintegración”?
Pronto vendrá el desenlace de esta apasionante historia, en cualquier pantalla cerca de Ud.