Vaya merienda. Por primera vez, astrónomos presenciaron a un agujero negro tragándose una estrella de neutrones, el objeto más denso del universo, en fracciones de segundo.
Diez días después, observaron lo mismo, al otro lado del universo. En ambos casos, una estrella de neutrones —una cucharadita de la cual pesaría mil millones de toneladas— orbita cada vez más cerca de ese punto sin regreso, un agujero negro, hasta que ambos chocan y la estrella de neutrones desaparece en una zampada.
Los astrónomos observaron las últimas 500 órbitas antes de que las estrellas fueran tragadas, un proceso que tomó mucho menos de un minuto y generó brevemente tanta energía como toda la luz del universo observable.
“Fue una rápida zampada grande y desapareció”, dijo el coautor del estudio Patrick Brady, astrofísico de la Universidad de Wisconsin. El agujero negro “tiene una buena cena de una estrella de neutrones y se hace un poco más enorme”.
Vaya merienda. Por primera vez, astrónomos presenciaron a un agujero negro tragándose una estrella de neutrones, el objeto más denso del universo, en fracciones de segundo.
Diez días después, observaron lo mismo, al otro lado del universo. En ambos casos, una estrella de neutrones —una cucharadita de la cual pesaría mil millones de toneladas— orbita cada vez más cerca de ese punto sin regreso, un agujero negro, hasta que ambos chocan y la estrella de neutrones desaparece en una zampada.
Los astrónomos observaron las últimas 500 órbitas antes de que las estrellas fueran tragadas, un proceso que tomó mucho menos de un minuto y generó brevemente tanta energía como toda la luz del universo observable.
“Fue una rápida zampada grande y desapareció”, dijo el coautor del estudio Patrick Brady, astrofísico de la Universidad de Wisconsin. El agujero negro “tiene una buena cena de una estrella de neutrones y se hace un poco más enorme”.