NUEVA YORK (AP) — Ante un mar de rostros en un recinto ferial de Texas, la mayoría de ellos blancos, el expresidente Donald Trump bromeó sobre sus problemas legales y los culpó a fiscales maliciosos.
“Estos fiscales son personas viciosas y horribles. Son racistas y están muy enfermos, están mentalmente enfermos”, dijo Trump, antes de advertir a su audiencia: “En realidad, no me persiguen. Los persiguen a ustedes”.
Repitió su acusación de racismo, pero se saltó un detalle obvio: esos fiscales son negros.
Su diatriba dejó la clara impresión de que Trump, quien llevó la política del agravio de los blancos a la Casa Blanca, cree que es imposible que los funcionarios negros lo traten con justicia.
Los comentarios se asemejan a los mensajes racistas que han proliferado en los últimos años: que los negros y otras minorías están tomando el poder y que se vengarán de los blancos, o al menos tratarán a los blancos como han sido tratados.