Donald Trump, Kamala Harris, los derechos reproductivos y de la comunidad LGBTQ+ son drogas, vulgares distracciones colectivas, mientras nos arrastran a una gran guerra, probablemente la última.
Las ciudades, puentes y carreteras estadounidenses colapsan, la moneda pierde todo su poder e influencia internacional, pero enviamos muchísimo dinero y soldados a Ucrania para invadir Rusia.
Imaginemos por un momento que México, armado y financiado por Rusia, invada Texas, ¿cuál será la reacción estadounidense?
Si el presidente ruso, Vladimir Putin, cumple su amenaza de proveerle armas a los países y grupos enemigos de los Estados Unidos y Europa, estaremos totalmente distraídos. Podremos despertar cualquier día en una nación en ruinas, con una economía colapsada atacada por múltiples enemigos muy bien armados, envenenados de rencor, con sed de venganza.
Distraídos, divididos por derechos reproductivos, la comunidad LGBTQ+, y odiando a Trump, nos arrastran como reses al matadero.
Hay quienes aseguran que ya Rusia decidió entregar armas a todas “aquellas fuerzas que están en conflicto con Estados Unidos y los países de la OTAN”.
El vicepresidente Daniil Medvedev habría firmado el decreto, todavía el domingo, la prensa estadounidense no informó al respecto. Esto mundializaría el conflicto, si todos los enemigos de occidente reciben armas rusas, como Ucrania recibe las estadounidenses y europeas, llegamos al fin de la paz mundial.
Imaginemos que los Houties de Yemén usando las sofisticadas armas rusas, ¿qué pasará en el Mar Rojo? Un alto porcentaje del comercio mundial pasa por esa ruta marítima. ¿Qué pasará con las cadenas de suministro y qué implicaciones tendrá para el abastecimiento de bienes a nivel mundial?
Un altísimo porcentaje del petróleo mundial cruza por esa ruta. ¿adónde llegarán los precios si se obstruye el paso?
Israel desaparecerá si Irán, Hamas y Hezbullah consiguen sofisticadas armas rusas, esa guerra regional envolverá a todo el planeta, quienes la planean, nos distraen con naderías.