Estados Unidos ha destinado miles de millones de dólares en asistencia militar y financiera para apoyar a Ucrania e Israel en medio de sus respectivos conflictos bélicos. Estas ayudas forman parte de un esfuerzo necio, al que algunos llaman “estratégico para fortalecer a sus aliados y mantener la estabilidad en regiones clave del mundo”. Ucrania, envuelta en un conflicto prolongado con Rusia, ha recibido respaldo crucial en armamento y recursos para sostener su defensa. Israel, por su parte, ha sido apoyado en su controversial lucha contra grupos militantes como Hamás. Estas decisiones reflejan los intereses geopolíticos de Estados Unidos; sin embargo, el creciente flujo de recursos hacia estos conflictos ha generado debates dentro de la política estadounidense y en la comunidad internacional sobre las implicaciones a largo plazo y el impacto en otras áreas de necesidad global.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, no es reciente. Se remonta a finales de 2013, a raíz de una crisis política en Ucrania y de la adhesión de Crimea (27 de febrero de 2014 – vía referéndum) a la Federación Rusa; así como los bombardeos de Ucrania sobre el Donbass. Se ha intensificado desde el 24 de febrero del 2022, fecha en la que Rusia “invade” algunas regiones en el oriente de Ucrania; acusación que hace Estados Unidos de ser “una guerra premeditada, no provocada e injustificada”; que por su puesto hay que revisar toda la información pertinente para no “comerse” la propaganda occidental. Porque lo que hace Rusia es tomar acciones para defenderse ante la violación de acuerdos de no expansión por parte de La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); así como la existencia de laboratorios biológicos prohibidos para la fabricación de armas en territorio ucraniano por parte de Estados Unidos.
El relato oficial sobre la guerra de Israel en contra de Hamàs, tiene fecha de la madrugada del 7 de octubre de 2023; cuando unos 3 000 terroristas invadieron Israel desde el territorio de Gaza, atacando brutalmente a 22 comunidades civiles israelíes cercanas a la frontera y masacrando al menos 1200 personas, siendo la mayoría civiles; justo en una mañana del Shabat de la festividad de Simjá Torá. Otras fuentes señalan de que estuvo “orquestado”, para usarlo de pretexto y atacar al pueblo palestino, que sin duda hasta la fecha se ha convertido en un genocidio y los cobardes bombardeos del sionismo se han extendido al Líbano con miles de muertes, heridos y millonarios daños a la infraestructura civil, sin ningún tipo de reparo.
Estados Unidos ha decidido apoyar abiertamente estas dos guerras, pese a que ambas se encuentran a miles de kilómetros de su territorio. Las sumas destinadas son millonarias. De acuerdo a la oficina de asuntos político-militares de USA, en su hoja informativa del 16 de octubre de 2024 a Ucrania ha proporcionado la suma de U$D 162 700 millones de dólares, desde 2014 a la fecha. Las ayudas están destinadas a lo militar (incluyen equipos como sistemas de artillería, medios de transporte blindados, helicópteros, aviones no tripulados, radares, misiles antitanque y sistemas de defensa aérea); lo humanitario (alimentos, medicinas, refugio y asistencia legal para los refugiados); y lo financiero (fondos directos al presupuesto del gobierno ucraniano, que permite mantener servicios especiales como educación, salud, seguridad pública).
A Israel en un año ha destinado 12 500 millones de dólares en ayuda militar, para acribillar, matar y desplazar masivamente a los palestinos.
Pero estas decisiones perversas tienen un alto costo para el noble pueblo norteamericano; porque ese dinero destinado a estos conflictos bélicos son dinero de quienes tributan en el país; afectando seriamente sectores importantísimos con recortes presupuestales de gran magnitud como es educación, salud, infraestructura, entre otros. Es por ello que por hoy más del 70% de estadounidenses están en desacuerdo con ese tipo de política exterior y dicen a una sola voz “ni un dólar más para Ucrania, ni un dólar más para Israel”. Para los habitantes de Carolina del Sur, quienes se vieron afectados por uno de los huracanes más devastadores que dejó más de 200 muertos, con cientos de desaparecidos y miles de casas destruidas; apenas el gobierno destinó 2 millones de dólares. Pareciera ser el mensaje de fondo “hay dinero para guerras; pero no para educación, salud, ni para ayudar a nuestros compatriotas”.
¿Es de insensatos financiar guerras tan distantes a territorio americano? ¿obedece a otros intereses estas acciones? ¿qué hay detrás de esa constante implicación en guerras que no son suyas?