Hasta las primeras semanas de lo que va el mes de julio del presente año; el índice del dólar estadounidense (DXY) ha marcado su peor récord desde 1973 (14,8% en el primer semestre), con una caída superior al 10 % frente a la cesta de las principales monedas del mundo. Esta depreciación tan abrupta ha encendido alarmas entre economistas e inversores, generando múltiples interrogantes, como por ejemplo ¿por qué está sucediendo? ¿qué implicaciones tiene para EE. UU. y el resto del mundo? y sobre todo ¿qué se puede esperar de aquí en adelante? Que es lo que se pretende responder en el presente. Acompáñenos.
Una de las primeras interrogantes que nos planteamos es ¿Qué genera esta caída del dólar? Entre las principales causas que han llevado al dólar a enfrentar un nuevo ciclo de debilidad 52 años después; tenemos:
1.- Las incógnitas fiscales que han incurrido en un aumento descontrolado del déficit federal, impulsado por un paquete de gasto de aproximadamente 3 billones de dólares, ha desacreditado la solidez financiera de USA; así como la degradación de la nota crediticia del país y la incertidumbre monetaria, en especial la presión política sobre la independencia de la Reserva Federal, han minado la confianza de los inversionistas.
2.- La “guerra arancelaria” como parte de la política de comercio internacional de la actual gestión; con esa retórica proteccionista que han ahuyentado a algunos capitales extranjeros.
3.- La desdolarización y erosión de la hegemonía global. Países como China, Rusia y bloques como BRICS avanzan hacia una menor dependencia del dólar y el sistema SWIFT. Aunque el dólar sigue siendo dominante, circulan señales de presión estructural que podrían acelerar esta tendencia.
4.- Menor confianza por el segundo mandato del presidente Donald Trump (bloomberglinea).
¿Qué implicaciones tiene esta deprecación? Es una segunda pregunta de importancia sobre el tema en cuestión. Una de las primeras implicaciones es que; los exportadores estadounidenses se verán beneficiados, porque un dólar más débil ocasiona que las exportaciones del país sean más competitivas. En el mediano plazo el déficit comercial es posible que muestre mejoras (fenómeno de la J curve), aunque en el corto plazo con cierta seguridad emporarían, porque los precios de la importación se verán incrementados. Dará lugar a una inflación importada y mayor presión sobre consumidores; debido a que los bienes importados, viajes al extranjero y materias primas costarán más. Para los consumidores estadounidenses, esto representará un aumento significativo en los precios al viajar o comprar productos internacionales. El sector turismo también se verá afectado, porque cuando un ciudadano estadounidense viaje al extranjero gastará más dinero, en tanto que los turistas internacionales ganan poder adquisitivo en EE. UU., aumentando su competitividad. Una mayor volatilidad de los mercados y fuga de capital. Y una última implicancia que apuntamos por hoy se enmarca en el campo de la deuda externa; porque el mostrar cierta debilidad el dólar se reduce el costo real del servicio de la deuda para países deudores y hegemónicamente dará lugar a una menor eficacia de sanciones por parte del país del “Tío Sam” sobre otras naciones.
La debilidad mostrada por el dólar, como moneda de reserva de valor y una de las más potentes en el mundo; nos da mucha “tela que cortar”; que aparte de lo tratado líneas arriba, nos lleva a considerar las repercusiones macroeconómicas, como la posibilidad de repuntes inflacionistas complicando el objetivo de la FED; reducciones en el consumo y por ende un crecimiento económico moderado en el país; mientras que el sector manufacturero se fortalecería casi con toda probabilidad.
Mirando hacia el futuro desde posibles escenarios. Se estima que el dólar apunta a una estabilización o en el mejor de los casos una ligera recuperación que incluso ciertas previsiones lo sitúan al euro entre 1,15 – 1,20 USD/EUR en los próximos 3 – 12 meses. En caso el déficit fiscal se sigue incrementando, el apoyo al dólar se seguirá socavando. Ante la transición actual hacia un sistema multipolar, que pese al dominio que tiene en el mundo crecen desafíos con redes alternativas (criptodólares, monedas regionales), lo que podría reducir gradualmente su rol hegemónico
Finalmente; la depreciación del dólar en semanas recientes no es el resultado de un único factor, sino la convergencia de políticas fiscales expansivas, proteccionistas y la politización de la independencia de la FED. Esto ha desencadenado una ola de ventas, alimentada además por la reconfiguración del sistema financiero global hacia un modelo más multipolar.
Las consecuencias son mixtas: competitividad para exportadores y alivio para deudores extranjeros, frente a mayor inflación doméstica, reducción del poder adquisitivo de los estadounidenses, volatilidad financiera y riesgo de estancamiento económico.
A futuro, el dólar puede estabilizarse si se logra un marco fiscal más responsable. Pero el impulso hacia una mayor diversificación monetaria, especialmente desde economías emergentes y bloques regionales, sugiere que la función privilegiada del dólar afronta un punto de inflexión. En este ambiente incierto, los formuladores de política, inversionistas y hogares deberán navegar con cautela.