“Tu determinación y entrega en la crianza de tus hijos son dignas de admirar. Feliz Día del Padre al papá luchador que nunca se rinde”
El Día del Padre es una ocasión especial en la que celebramos y honramos el amor paternal que recibimos a lo largo de nuestras vidas. Es un día para reflexionar sobre la importancia de la figura paterna y el papel fundamental que desempeñan en nuestra crianza y desarrollo como individuos.
El amor paternal es una fuerza poderosa y transformadora que va más allá de la mera presencia física. Un padre amoroso es aquel que guía, protege, y brinda apoyo incondicional a sus hijos, inspirándolos a ser lo mejor que pueden ser. Su influencia se extiende mucho más allá de las lecciones prácticas y se adentra en el terreno emocional, llenando los corazones de sus hijos con amor, confianza y seguridad.
La relación entre un padre y sus hijos es única e invaluable. Un padre puede ser un confidente, un modelo a seguir, y un amigo en quien confiar en los momentos más difíciles. Su presencia es un ancla que nos brinda estabilidad en medio de las tormentas de la vida y su apoyo inquebrantable nos impulsa a alcanzar nuestros sueños.
Se honra a la persona, pero más se honra la memoria. La principal honra que debemos a los padres consiste en vivir en concordancia con los valores que nos han inculcado. Que cualquiera que vea a los hijos pueda ver reflejada la semilla floreciente que en ellos sembraron los padres, que se justifiquen todos los esfuerzos que realizaron y las esperanzas que ellos cobijaron cuando nos engendraron y educaron. Los consejos, los regaños, los castigos, los apoyos; las bendiciones y las esperanzas. En otras palabras, que los hijos, glorifiquen a aquellos que les dieron la vida, pero no de palabra, sino que con obras.
Los hijos, continuadores de la experiencia de vida que ellos antes tuvieron, deben portar la llama que prendieron y que dicha antorcha se mantenga encendida irradiando luz durante nuestra vida que no es más que una extensión de la de ellos. Que cualquiera reconozca en nosotros a los padres que nos formaron. De esa forma ellos no habrán vivido en vano. Acaso los padres no fueron perfectos, nadie lo es, pero depositaron la esperanza de superación en el comportamiento de los herederos.
El papel del padre es tan importante como el de la madre en la crianza de un hijo, y este debe representar la honestidad, integridad, respeto, fidelidad, lealtad y otros valores positivos. Un padre es fundamental en el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños.
Desde el niño que se siente super protegido por él, hasta el joven adulto que lo encuentra como alguien que lo ayuda a discernir la vida, pasando por el que al final de su existencia lo cuida y lo protege. Tal como se dice que nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace solo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente.
Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. No es una indicación meramente afectiva,sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. Y sí, eso es ser papá.
Hay ocasiones en que la distancia no permite ser un padre presente, pero también puede ser un buen padre generando vínculos sólidos con sus hijos. Debe de ser un padre activo, pendiente de sus necesidades y ser un soporte cuando necesita ayuda; mantener una relación positiva y hacerle sentir que tanto su mamá como su papá lo quieren.
¿Y quién es ese hombre al que le decimos padre? Ese hombre es el que un día nos miró con asombro, aún muy jóvenes, y no se atrevió a levantarnos en sus brazos porque le pareció que sus manos eran demasiado grandes y rudas para un “ser tan pequeño y frágil” pero su corazón latió de prisa y supo que desde ese momento su vida ya no sería igual.
Es ese hombre tan duro y a la vez tan tierno, ese hombre que toda su vida fue de trabajo honrado, honesto y fiel, ese hombre que supo ser el timón de la nave de su hogar y que solo su presencia nos llenaba de seguridad, amor, tranquilidad y paz por ser un hombre de bien, un hombre bueno, ese hombre que desde niños llamamos papá…
Un momento de reflexión para el Día del Padre nunca está de más. Los días pasan y los recuerdos van quedando en el olvido. Tomarte ese momento grato te hará disfrutar mucho más lo que la vida te da. Aprovecha este día para reflexionar, sobre todo, lo que tu padre significa, lo que te enseñó y dio a lo largo de la vida.
El regalo más grande de este día es perdonar y amar, aprender a ser hijos como también a ser padres. Convivir juntos y hacer memoria de todos aquellos hermosos recuerdos. ¡Aquel héroe de nuestra niñez que admirábamos cada día y queríamos parecernos a él!
Sin importar el carácter de un padre, si está presente o ausente, si es cálido o ante sus hijos o se hace el fuerte para no mostrar su debilidad, si es dulce o duro…, no importante nada de eso, porque su corazón, siempre sigue palpitando por sus hijos, trabajando de sol a sol por el bien de su familia, sacrificándose por aquellos que lo esperan en casa. Creo que, aunque muchas veces buscamos polos opuestos, su corazón siempre está lleno de amor por sus hijos. Por eso y por mucho más les deseo un ¡Feliz Día del padre!