Se ha dicho que las frases más importantes que utilizamos en esta vida son: “Te amo”, “Lo siento”, “Te perdono”. Aunque el perdón es un concepto central dentro de la vida de cada ser humano, para muchas personas, es un proceso confuso y difícil de practicar.
Las heridas del pasado se profundizan en muchos corazones, sangrando cada vez que se recuerdan de aquellos duros momentos de su historia, donde la flecha del dolor traspasó sus mismas almas, por aquellos a quienes se les dio todo el amor y la confianza inmerecida.
Hay muchos que en el pasado nos han apedreado hasta dejarnos moribundos; han drenado hasta los más profundos de nuestros sentimientos, sin tener ni la más mínima compasión de nosotros. Se han aprovechado de la bondad recibida, actuaron con egoísmo y tomaron ventaja de un amor desinteresado, ofrecido sin ninguna restricción.
El dolor emocional de una persona puede penetrar hasta las profundidades de su corazón, y puede ser como una espina aguda que le impide amar y perdonar sinceramente. Para ello, se requiere sacar esa profunda espina, enraizada como una raíz de amargura que ha robado la felicidad, enfocándose tan solo en el dolor y la ira, con el deseo de la venganza, dejando de vivir para sí, y viviendo bajo sus resentimientos.
Estadísticamente, las personas perdonan, pero sin olvidar lo sucedido. Por lo general, los seres humanos tenemos una buena memoria para recordar todos los hechos con detalle. Cada vez que tenemos la oportunidad para reprochar, lo aprovechamos, hiriendo así nuestro corazón con recuerdos negativos.
Pero, la pregunta que surge es, ¿Está bien perdonar, pero no olvidar; o tal vez perdonar a quien amas, pero no a quien odias? Es tremendo pensar que debemos perdonar a aquellas personas que tanto daño nos han hecho.
El eco de aquellas palabras hirientes resuena en las mentes, se incrustan en lo más profundo como un veneno mortal. Cómo perdonar aquella dolorosa traición, esa difamación que se esparció como una plaga por los vientos, aquel abandono de un padre o del cónyuge desconsiderado, esa cruel y despiadada violación, o la muerte de un ser querido causada por aquellas personas de negra conciencia…
El perdón es la acción más fácil que existe, pero muchas veces somos nosotros quienes nos lo impedimos. Es la muestra de amor más perfecta y sublime, y es que no hay nada más perfecto que el perdón. Cuando tu das este regalo, estás demostrando que en ti hay un alma y un espíritu bondadoso.
El perdón puede muchas veces parecer un sacrificio. ¿Tú crees que es así, o que en realidad así es como lo queremos ver o hacer ver ante las otras personas?
Conseguir que otra persona cambie no es el propósito del perdón. Se trata de concentrarte en lo que puedes controlar aquí y ahora. Piensa en el perdón más desde el punto de vista de cómo puede cambiar tu vida al traerte paz, felicidad y sanación, tanto emocional como espiritual.
Ya sea que necesites perdonar a los demás, o la necesidad de perdonarte a ti mismo, al hacerlo, te libera del pasado y te permite cumplir con tu verdadero potencial; te permite liberarte de las creencias y actitudes limitantes, liberar tus energías mentales y emocionales para que puedas aplicarlas a la creación de una vida mejor; incluso te ayuda a alcanzar tus metas más prácticas e inmediatas.
Las decisiones que tomes y las cosas que creas que son posibles, todas serán influenciadas por las formas en las que no has perdonado. A medida que aprendas a aplicar este principio, la energía que estaba yendo hacia pensamientos negativos, consigue liberarse y puede fluir a crear la vida que deseas, en lugar de limitarse, o crear más sufrimiento.
A medida que aprendas a perdonar, las habilidades que habían estado latentes en tu interior surgirán, y descubrirás que tú mismo eres una persona mucho más fuerte y capaz de lo imaginado previamente. Partes de ti mismo que no podría prosperar en el suelo frígido de la falta de perdón, comenzará a crecer. La vida será mucho más agradable y mucho más placentera. Si todo esto suena como una exageración, entonces deja que eso sea por ahora.
No podemos borrar el pasado, pero si aceptarlo como historia. Podemos decidir vivir hoy libres de los errores del ayer. El perdón no es un sentimiento; es un compromiso. Es una decisión de mostrar misericordia, no de utilizar la ofensa contra el ofensor. El perdón es una expresión de amor.