El escenario con impacto más directo para México son nuestras propias elecciones. En este sentido, creo que la situación política actual nos debe dar la oportunidad de crecer como sociedad civil. Creo que durante los últimos 30 años ha habido un avance ejemplar en cuanto a la participación ciudadana en la vida pública del país; el INE es el mejor ejemplo. Pero no ha madurado lo suficiente en todos los estratos sociales como para erradicar la idea de que el gobierno es el “jefe” y no el servidor de la sociedad.
La sociedad manda y tenemos que pensar si estamos mejor o peor para tomar una decisión hacia el futuro. A veces veo a la sociedad caminar como borregos al matadero y, otras, pelear como leones (la marcha de febrero del año pasado). Es momento de pelear como leones y de convencer a nuestros conciudadanos que podemos estar mejor.
Conforme pasan los siglos, los sistemas de gobierno y, por tanto, los sistemas políticos, han evolucionado de manera relevante para poder tomar y mantener el poder. La Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos son dos eventos fundamentales en la evolución de los sistemas políticos. Francia fue y es desde entonces una República, la primera en Europa desde Julio César y logró establecer un sistema de gobierno balanceado y funcional. Estados Unidos creó el sistema democrático moderno centrado en la libertad del individuo. No sólo la protección del individuo era relevante, sino que la libertad se convirtió un nuevo objetivo que el Estado debía garantizar.
El concepto de igualdad francés y de libertad americano garantizaba el acceso al poder de cualquier persona y los partidos políticos empiezan a tener una nueva etapa de relevancia. Los partidos son agrupaciones intermedias que protegen individuos y les dan acceso al poder. Pero, ¿cómo puedo diferenciarme del partido de enfrente para que me escojan a mí y no a la persona de enfrente que puede ser más alta, más atractiva, etcétera? Ah, los ideales y principios que cada partido identifica se convierten en un diferenciador (y distractor) importante; tanto, que hemos perdido la noción del objetivo elemental del Estado.
El origen del Estado viene de la unión de grupos que requerían defenderse de otros grupos. Como consecuencia de ello, los líderes de dichos grupos comúnmente eran los más fuertes porque el objetivo estaba claro, protegerse de las agresiones de otros. Nadie en ese momento se planteaba si el líder era incluyente, caritativo, etcétera. Los grupos fueron juntándose con otros como parte de la misma necesidad de defenderse; si los de allá son más, nos van a matar, mejor nos juntamos para poder defendernos. En ese momento empiezan las complicaciones, porque había que decidir quién sería el líder y de qué grupo vendría. En ese momento nace la política como el arte de obtener el poder.
Las formas de gobierno han sido muchas durante miles de años, pero el fin sigue siendo elementalmente el mismo, la contraprestación a vivir en grupo es la defensa y protección del individuo perteneciente al grupo.
Las sociedades evolucionan hacia formas de gobierno más sofisticadas.