Por Juan D. Brito
En el mes de agosto de este año concluyó con una solmene misa en el Teatro Toyota Oakdale en Wallingford, el Sínodo 2020 de la Iglesia Católica Romana de Greater Hartford. El evento fue presidido por el arzobispo Leonard P. Blair y a este concurrieron unos 3,300 invitados incluidos sacerdotes, religiosas, diáconos, seminaristas, y representantes laicos de distintas parroquias.
La Iglesia Católica Romana cuenta con 77.4 millones de feligreses en los Estados Unidos y en Connecticut sus miembros representan el 33% entre otras religiones. En nuestro estado hay escuelas asociadas con esta iglesias, además de cinco colegios universitarios incluido la Universidad de San José.
De acuerdo a lo expuesto por Monseñor Blair, el Sínodo 2020 tuvo como temas importantes de discusión la renovación de la fe y la misión de la Arquidiócesis de Hartford. En este proceso participaron unos 300 delegados que comenzaron su labor en el 2017. El documento final se titula “Sínodo del Arzobispado de Hartford 2020: Crecer y Avanzar, Informe Final.”
“Debemos crecer como discípulos de Jesús,” fue otro tema además de otorgar la oportunidad de formación religiosa en la fe de adultos, colaboración entre las parroquias del Arzobispados, reflexionar acerca de la falta de apoyo para las vocaciones sacerdotales en familias cristianas, y descubrir en la comunidad a personas que no cuenten con una afiliación religiosa parta invitarlas a la iglesia.
La solemne Misa fue concelebrada por el arzobispo Blair, y los Obispos Auxiliares Miguel Betancourt y Peter Rosazza. También concelebraron la ceremonia 125 sacerdotes. En su homilía de la misa, el arzobispo expresó claramente que la Arquidiócesis y él tienen un papel de líderes que cumplir en el proceso de poner en práctica los acuerdos.
“Vivimos en nuestra arquidiócesis un proceso de decaimiento que debemos administrar y procesar. Notamos que hay menos participación de feligreses, menos sacerdotes, menos religiosas, pocas parroquias y menos escuelas católicas,” dijo la autoridad eclesiástica que manifestó que este declinar debería ser enfrentado y modificarse en un plazo de diez a veinte años.
La palabra sínodo proviene del griego synodos y se define como reuniones eclesiásticas bajo la autoridad jerárquica para discutir temas concernientes con la fe, la moral y la disciplina. Este tipo de eventos se estipulan en el Concilio de Trento y estas reuniones de reflexión se dan a nivel local, provincial, nacional y en el caso de un encuentro mundial recibe el nombre de Concilio Ecuménico donde se decide quién será el próximo Papa.
En décadas recientes y después del Concilio Vaticano II llevado a cabo bajo el liderazgo del Papa Juan XXIII, la iglesia católica romana tuvo un notable proceso de renovación entre ellos el de reconocer las lenguas propias de naciones reemplazando el arcaico uso de latín en la liturgia. Por otra parte, los sacerdotes al efectuar la misa dieron la cara al pueblo mientras que en la década de los 50,’ el clérigo les daba la espalda. Por otra parte, en los distintos continentes, se permitió que los himnos religiosos fueran reemplazados por canciones originales cantadas en el idioma de la región y con los instrumentos típicos de las culturas donde se inscribe la parroquia.
En la década de los años 60 y 70 se produce una radicalización política de Latinoamérica y surge un movimiento teológico denominado Teología de la Liberación que plantea temas tales como la responsabilidad del cristiano de luchar por la justicia en sus países y denunciar la opresión de la población más pobre y de menos recursos, la discriminación racial, y la promoción de la paz mundial.
Paralelamente la iglesia Católica Romana ha tenido una gran influencia desde su institucionalizacion en la creación de hospitales para los pobres, escuelas, colegios y universidades y una de sus manifestaciones más notables es la existencia de las Institución Catholic Charities que patrocina centros de salud mental dentro de la Arquidiócesis de Greater Hartford.
En las últimas tres décadas se ha notado el decaimiento del crecimiento de esta religión y hay temas pendientes como la discusión acerca del celibato de los sacerdotes, la escasa participación en niveles altos de decisión de la mujer, denuncias de abusos pedófilos, la tendencia de sectores católicos de recobrar el latín como la lengua para llevar a cabo la ceremonia de la misa, y la fuerte posición de los católicos de rechazar el aborto.
El presidente Joe Biden es el segundo presidente católico en Estados unidos después de John Kennedy y hace algunos años un sacerdote llamado Robert Morey de la diócesis de Charleston en Carolina del Sur rehusó darle la comunión porque el actual presidente respeta la decisión de la mujer en relación a su propio cuerpo y el aborto.
Recientemente un obispo insistió en excomulgar al presidente que significa no permitirle compartir la comunión debido a su posición política.
Frente a este hecho el Papa Francisco ha insistido en que la iglesia debe ser cautelosa para no mezclar temas religiosos y de fe con la política diciendo que los obispos católicos deben actuar con compasión y sin una actitud de condenar a los políticos que apoyan los derechos al aborto advirtiéndoles que la política no debe inmiscuirse en rituales religiosos.
Otro tema candente entre los católicos es aún el tema de personas homosexuales dentro de sus comunidades y menos en la jerarquía. La iglesia católica no acepta la unión matrimonial entre personas del mismo sexo. Por otra parte, el Papa Francisco ha actuado con firmeza en casos de craso de pedofilia o abuso sexual por parte de sacerdotes y ha castigado con exclusión de cardenales la corrupción interna en el Vaticano.